𝟐. Dear Ravenclaw [George Weasley]

𝟎𝟓| 𝐓𝐢𝐦𝐞𝐥𝐞𝐬𝐬

Era una noche algo frívola en Hogwarts, si llegabas a salir por los pasillos del colegio a dar una vuelta ilegal por ellos sí o sí tenías que llevar un abrigo entre las manos. El frío era totalmente matador a esta altura del tiempo, aunque la escuela se caracterizaba siempre por los vientos frescos o mejor dicho helados. George caminaba por los pasillos bien equipado, con la bufanda de su casa, unos guantes que le había hecho su madre hace un largo tiempo que le hacían congelar las manos pero apaciguaba un poco, un pulover debajo de la capa y unas gruesas medias por debajo de los zapatos.

Tenía la cabeza gacha para observar con atención el papel amarillento que tenía entre manos donde podía visualizar quien merodeaba por los pasillos, no era sorpresa que entre el nombre del celador se encontraran en el de algunos alumnos pero especialmente prefectos, Percy Weasley era uno de esos nombres apuntados en el mapa. 

No se sorprendió, ni se inmutó. Sabía que estaría merodeando por allí como todo buen samaritano hacía, Percy era demasiado fiel a la escuela así que no dudaba en emprender alguna represalia a aquel alumno que se colocó entre su campo de visión, ni aunque se tratara de sus propios hermanos. Eso llegaba a molestar un poco por sus adentro a George pero era ridículo burlarse o reprocharle ello, Percy no daría su brazo a torcer ni aunque lo amenzaran con un hechizo imperdonable.

Su mirada se nubló, había entrado en un ligero trance hasta que de repente desperto por un ruido ocasionado de la garganta, un llamado de atención. Se posicionó listo para correr hasta que alzó la vista, sobre la pared estaba apoyado el cuerpo de Cyan, que lo observaba con una sonrisa de oreja a oreja.

─Mírate, ya estabas listo para huir de mí ─rió por debajo Cyan. Aún estaban en los pasillos y no debían llamar la atención mientras estuvieran totalmente quietos en un mismo lugar.

─¿Qué haces aquí? ─la respuesta era obvia al igual que la pregunta pero aún así decidió preguntar.

─Pregunta incorrecta, George. La verdadera incógnita de esta situación es:  ¿tú qué haces aquí?

George se quedó en silencio, no tenía excusa en mente ya que no tenía planeado ser atrapado. Se había olvidado de chequear el mapa en su cuarto antes de salir y por eso mismo se había quedado en medio de la nada varado para saber quien estaba por estos sitios caminando. Escuchó como Cyan soltó una pequeña carcajada, él alzó una ceja.

Ella le agarró la mano sin vergüenza alguna, sentía el calor de la palma calentando la suya haciendo que sintiera que el guante que llevaba era totalmente innecesario en ese preciso momento y empezó a caminar por la penumbra de los pasillos de Hogwarts tranquilamente, la luz traspasaba por grandes ventanales que se llegaban a ver a lo largo de los pasillos, aunque en cierta parte solo se llegaba a ver la luz porque se encontraba un gran espacio para salir a un amplio patio donde varios alumnos iban por las mañanas.

─¿Qué tienes en mente, Cyan? ─preguntó George al ser arrastrado sin rumbo por los pasillos.

─Un ganar o ganar, George ─al ver su rostro de poca comprensión, habló─. Tengo que dar vueltas por el pasillo para vigilar y tú quieres deambular, te puedo sacar de un aprieto si es necesario sin necesidad de ese mapa que tienes entre las manos por el momento.

─¿Sabes para qué sirve?

─Lo puedo intuir. Siempre te veo por las noches en mi turnos de vigilancia merodeando, George ─George observó la nuca de Cyan, ella estaba delante de él arrastrándolo, aunque ahora ya se dejaba llevar por el caminar─. Ahora que lo pienso. O mis compañeros no son muy observadores o tú eres muy escurridizo, o, al menos de que quieras ser encontrado por mí para tener este tipo de milagros. No hago estas cosas con cualquiera, eh.