Sinopsis

89 50 5
                                    

Esta es la historia entre Alex y yo.

Suya y mía.

Para empezar voy a contarles un poco sobre nuestras vidas, como nos conocimos e ir ubicándolos cronológicamente de como transcurrieron los acontecimientos que luego nos deja ubicado en el presente.

Hace aproximadamente dieciséis años mi familia decidió mudarse a otra ciudad, abandonando el pueblo en donde vivíamos porque a mi padre lo ascendieron a un mejor puesto de trabajo.

Para mis padres fue difícil despedirse del pueblo en donde nacieron y se criaron, donde se conocieron y casaron. Cuando nos mudamos era muy pequeña, en ese entonces tenía recién cumplidos los cuatro años.
Mi padre trabaja para una empresa de telecomunicaciones, la cual puso una nueva oficina en la ciudad en la que estamos actualmente.
Mi madre es profesora de matemáticas-una gran ventaja para mí ya que ella me ayuda en prácticamente todo lo que no entiendo-. En el anterior pueblo su condición salarial era pésima, lo que ganaba apenas alcanzaba para cubrir los gastos, en cuanto llegamos a esta ciudad, la contrataron y ahora trabaja en la universidad a la que asisto yo y Alex, mi mejor amigo.

Pero no nos adelantemos en los hechos, todavía.

Para cuando cumplí la edad de 5 años, nuestra situación económica ya había cambiado considerablemente a nuestro favor. Tanto mi padre como mi madre tenían sus trabajos y sueldos asegurados.

Me inscribieron en un jardín de infantes y ahí fue donde nos conocimos.

Nos tocó salita azul, lo que más me llamó la atención de Alex fue que era muy serio y no jugaba con nadie. Me dio ternura a la vez, era muy bajito y tenía su pelo castaño claro bien peinado, creo que su mamá le echaba gel para que se mantuviera así.

No dude ni un segundo en acercarme a él. Me la hizo muy difícil. No soltaba ni una palabra y cuando lo invité a jugar tampoco quiso hacerlo pero con el tiempo terminó por aceptar. Yo también me sentía un poco sola por que las otras niñas jugaban a la mamá y que las muñecas eran sus hijas pero yo no quería jugar a eso, prefería los cochecitos y por ese motivo me veían raro.

Para cuando tenía la edad de seis años Alex y yo nos hicimos incondicionales. Hasta nuestras mamás se hicieron amigas y terminamos por descubrir que nuestras casas se encontraban a dos cuadras y podíamos jugar cuando queríamos. Además reitero nuestras mamás se hicieron prácticamente mejores amigas y se frecuentaban constantemente siempre nos estábamos viendo. Íbamos al mismo colegio y a la misma aula.

Si mal no recuerdo nuestras madres le habían pedido al director si podíamos ir juntos a la misma sala con Alex a suplicas nuestras, aceptó. En este preciso momento estoy mirando la foto que tengo en mi habitación de ese primer día de clases. Estamos abrazados, los dos nos pasamos los brazos por nuestros hombros, con una gran sonrisa y a cada lado de nosotros, nuestras correspondientes mochilas, la de él de Los Simpson y yo la de Las chicas superpoderosas, bonitos recuerdos.

Dato irrelevante: me confesó que nunca en su corta vida había visto Los Simpson, solo compro la mochila porque le gusto el estampado.

Todos los años pasaron con total normalidad para nosotros, nos terminó por unir aún más, como amigos.

Decidimos ir a la misma secundaria pero está vez el primer año no nos tocaba juntos por que era por sorteo, creo que también nos vino bien para poder sociabilizar más con nuestros compañeros, ya que casi nunca hablábamos con nadie, éramos solo nosotros dos.

Siempre que teníamos la oportunidad nos saludábamos en el recreo. Para todo esto Alex, el mismo que yo conocí en el jardín ya se había pegado un estirón y se había puesto más lindo, no es que antes no lo era pero bueno me entienden, ya no era simplemente un niño, su cuerpo empezaba a cambiar, a desarrollarse. Ya estaba atravesando la pubertad al igual que yo con mi primer período, a mi aumento de peso por ende el aumento de mis senos.

Pero a él si le pegó más que a mí, ya que era genéticamente favorecido, gracias a sus padres.

En segundo año ya decidió cambiarse a mí mismo salón, de nuevo juntos. Pero ya no era lo mismo que años anteriores, el empezó a interesarse en algunas chicas, supongo que por la testosterona, y empezaba a juntarse con sus compañeros de Básquet, quedando yo un poco de lado.

No me molestaba, es decir yo también estaba conociendo adolescentes nuevos e iba a gimnasia porque empezó a interesarme pero siempre estuvimos tan juntos que su lejanía hacia que me sintiera así. No nos juntábamos tan seguido como antes pero hacíamos los trabajos juntos y compartíamos banco en clases, recreos. Volvíamos a casa juntos.

Los años en la secundaria transcurrieron, atravesamos distintas experiencias cada uno, como todo adolescente a esa edad.

Cuándo teníamos dieciséis años ya estábamos en cuarto de secundaria, él tenía su primera novia y yo bueno... Yo había dado mi primer beso fue una experiencia bastante salivosa y torpe, la cual no quise repetir nunca más con ese mismo chico ya que me dejo su saliva por todas partes, creo que tenía un problema.

Mi grupo de amigos se amplió, conocí a mi hermosa amiga Jane, a mi buen y divertido amigo Eric. Con ellos salíamos a las fiestas que organizaba el colegio para recaudar plata de vez en cuando. Y si, Alex seguía con su novia. No me caía ni bien ni mal, nunca entablamos una conversación muy larga, fue todo muy casual, era muy mona pero llegando el año entrante cortaron, según Alex no querían las mismas cosas.

Nuestro último año de secundaria ¡IUPI!

Muchos años de amistad y si, si teníamos nuestras peleas pero con una buena peli y comida lo arreglábamos. El nunca más tuvo novias pero si encuentros casuales con chicas, nunca me contó con quien se veía para hacer eso porque es muy conservado con respecto a su intimidad y lo respeto, no tiene por qué divulgar con que chica se acuesta o no. También para preservar la identidad de la chica o chicas. Yo tampoco nunca me atreví a preguntárselo, no me corresponde preguntar eso y tampoco es tema de mi incumbencia.

En cuanto terminamos ese año el secundario al mes nos fuimos de vacaciones junto a nuestros padres, diferentes destinos. Yo fui a ver a mis abuelos, lo cual soy muy afortunada de aún tenerlos vivos, no a todos pero si por parte paterna. Y Alex creo que se fue a algún lugar de Europa, ya saben, cosas de ricos. Por si no sabían es asquerosamente rico.

Cuando volvimos de vacaciones ese año lo aprovechamos bastante por que sabíamos que finalizadas las vacaciones íbamos a entrar a la universidad y no tendríamos tiempo para salir.
En mi caso particular si que no tengo tiempo.

*Broma pesada a si misma: estudia medicina*

No me arrepiento, es una hermosa carrera, me encanta. Pero es agotadora, vivo para esa materia. Mi cuerpo está compuesto por más café que agua. Son horas de estudio.

Desde el principio supe las desventajas de estudiar medicina y como acabaría con mi poca vida social, que es una carrera que lleva mucha responsabilidad y su duración es muy larga, pero desde que tenía catorce años sabia que era mi sueño y era a lo que me quería dedicar, siempre me apasionó y el día de hoy lo estoy cumpliendo.

Cualquier libro que veía en la librería sobre medicina, anatomía del cuerpo humano, funcionamiento de los órganos, lo que sea le pedía a mamá que me lo compré, porque me podía pasar horas leyendo, tratando de recordar todo lo leído, sin siquiera aburrirme.

Dicho todo esto y haberles contado como se fueron dando las cosas voy a proceder a adelantarme en el tiempo y ubicarme en el presente

Amor en CrestwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora