Capítulo 4

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Llegamos a Chicago y la ciudad se extendía ante nosotros, una sinfonía de rascacielos y vida urbana. Mientras nos acercábamos a la casa de Alex, noté que la ciudad había cambiado significativamente desde la última vez que estuve allí. Pero lo que me sorprendió aún más fue la casa de playa de Alex, que parecía mucho más grande y modificada de lo que recordaba.

La casa se alzaba majestuosa, con una impresionante piscina que brillaba bajo el cálido anochecer del verano. La piscina estaba rodeada de tumbonas, sombrillas y exuberantes palmeras que creaban un oasis de relajación. La fachada de la casa era de un blanco resplandeciente con detalles en madera que le daban un toque acogedor y elegante.

—Wow, la casa no es como la recordaba antes.—no pude evitar exclamar al ver la casa.

—Sí, los últimos años ha estado en remodelación, por eso no vacacionábamos aquí.

—Está muy linda y el doble de grande.

—Ahí llegaron nuestros padres. Quiero que la conozcas por dentro.

El padre de Alex, el Sr. Evans, abrió la puerta y nos invitó a entrar. Por dentro, la casa era un verdadero lujo. La decoración era moderna y elegante, con amplios espacios, grandes ventanas que dejaban entrar la luz natural y muebles cómodos. El interior fluía perfectamente hacia un patio trasero que ofrecía una vista impresionante de la playa.

—Estamos completamente maravillados con su casa. —expresó mi madre en nombre de los tres.

Lo hermosa que era la casa y la atención al detalle en su diseño. El padre de Alex les mostró las áreas comunes y las habitaciones, mientras todos compartíamos conversaciones animadas sobre el viaje.

Los padres habían tomado las habitaciones de la planta de abajo para su descanso, mientras Alex y yo nos instalamos en la planta de arriba. Con vistas al mar y una brisa fresca que entraba por las ventanas.

Alex se encargó de mostrarme mi habitación en la planta de arriba, y luego me dio un recorrido completo por la casa, destacando los rincones favoritos y las áreas comunes. Una vez que dejé mis maletas en la habitación, bajamos para reunirnos con nuestros padres y disfrutar de una cena especial en la espaciosa sala de estar con vista al mar.

Una vez todos reunidos la mamá de Alex, Helen, nos preguntó:

—Bueno, ¿qué les gustaría cenar? ¿Alguna preferencia en particular?

—¿Qué tal si preparamos algo juntas, Helen? Estoy segura de que será divertido cocinar en esta hermosa casa. —dice mi madre.

—Nosotros vamos en busca de los ingredientes que necesiten. Seguro que encontramos una tienda cercana. —ofrece mi padre.

—Nosotros nos encargaremos del postre. —avisa Alex.

—Podríamos comprar helado. —propongo y todos están de acuerdo.

Con las tareas claramente distribuidas, nuestra tarea, Alex y yo, era ir en busca de helado. Nos encaminamos hacia la heladería más cercana, compartiendo risas y conversación en el camino.

Compramos el helado en una heladería cerca de la casa de playa y tomamos un helado en el camino. La brisa del mar por la noche era refrescante, y el clima era simplemente perfecto para disfrutar de un postre al aire libre.

—Tengo pensadas muchas cosas divertidas para hacer este verano. —me informó con una sonrisa llena de entusiasmo.

—Suena prometedor. Gracias nuevamente por tenerme en cuenta para tus vacaciones.

—Por supuesto, no podría imaginar estas vacaciones sin ti.

Hubo un momento de silencio mientras compartían una mirada cómplice que hablaba más que las palabras.

Su respuesta me tomó desprevenida, así decidí cambiar el rumbo de la conversación hacia un tono más ligero.

—Cuéntame, ¿qué cosas tienes pensadas para nosotros? —indago por ese lado.

—Hay un festival de música que se celebra en la ciudad, y The Weeknd va a estar actuando. ¿Te gustaría acompañarme?

—¡¿Estás bromeando?! Claro que quiero acompañarte, me encantaría. ¡Nunca podría negarme a esa propuesta, sería una tonta si lo hiciera!

—Me alegra que quieras venir conmigo. —Alex respondió con una sonrisa cálida y sincera.

—Son las mejores vacaciones de mi vida. —afirmo. Y el no puede evitar sonreír.

—Este es un festival muy importante, acude mucha gente de todas partes. —me hace saber.

—Suena increíble. ¿Cuándo compraste las entradas? Quiero devolverte el dinero.

—No te preocupes por eso, en serio. Te estoy invitando yo.

—Bueno, entonces, ¿qué te parece si, en cambio, te invito a cenar una noche en un restaurante como agradecimiento por invitarme al festival?

Cuando le hice la propuesta de cenar como agradecimiento por invitarme al festival, sentí la emoción burbujeando en mi interior. Extendí mis manos sobre sus hombros de manera amigable, pero noté que su cuerpo se tensó ligeramente. Mi corazón latió más rápido en ese momento, y decidí retirar la mano, preocupada de haber cruzado una línea invisible en nuestra amistad.

—¡Eso suena bien! Será un placer cenar contigo. Deberíamos volver, el helado se derrite. —dijo con voz nerviosa y acelerando el paso.

La vuelta a la casa fue silenciosa. Y durante la cena no habló mucho. No podía evitar preguntarme si mi oferta de cenar juntos había cambiado la actitud de Alex de alguna manera.

Después de la cena, noté que se retiró a su habitación con la excusa de que estaba cansado y cerró la puerta. Me sentí confundida y preocupada por la tensión entre nosotros. No sabía si había cometido un error al hacerle esa invitación o si había algo más en juego que no comprendía.

Me preguntaba si había algo más detrás de la amistad que compartíamos. Este verano, me ocuparía de descubrir lo que ocurría entre ambos.

Amor en CrestwoodWhere stories live. Discover now