Capítulo 12

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La cena se estaba llevando en silencio, con eventuales conversaciones que consistían en un par de preguntas y respuestas repentinas. No estaba pensando en lo que sucedía en la mesa hasta que escuché que Kim se aclaraba la garganta con incomodidad, entonces volteé a ver a Harmony.

—Nunca lo he pensado —habló Kim demasiado avergonzada. No sé de qué están conversando, e igual tengo un mal presentimiento.

—No me digas, reina, ¿en Japón no conocen los tratamientos estéticos? —preguntó Harmony con la misma sonrisa fingida.

Alexey me miró, algo que hice yo también. No voy a hacer nada para intervenir en la discusión, además, en realidad solo están lanzándose comentarios ácidos y debo decir que es entretenido.

—Lo conocen quienes lo necesitan —le respondió Kim.

—No me digas que ni siquiera tienen espejos... —Me puse de pie y tomé del brazo a Harmony al pasar por su sitio, para llevármela a mi habitación. Aun si se rehusaba, iba a sacarla de aquí—. Oye, oye, no me quiero ir...

—No te estoy preguntando —le dije con seriedad, entonces la chica acató.

Llevé a Harmony a la biblioteca, cuya puerta cerré con cuidado. Creí que la presencia de esta chica aligeraría el ambiente, en cambio, nada más lo hizo peor.

Me coloqué delante de la puerta para impedirle salir, si es lo que pretendía.

—¿Por qué me regañas a mí? —preguntó ofendida.

—Te dije que no te metieras con ella —le respondí.

—No, dijiste Olive, a Kim no la mencionaste —repuso—. Además, no me cayó bien —dijo, como si fuese una justificación satisfactoria.

—No me importa, solo deja de molestarla.

—Pero... —se cruzó de brazos y emitió un bufido—. Todavía no entiendo tu rollo con Alexey, pero yo me di cuenta de cómo lo mira.

—¿De qué hablas?

—¡Que le interesa, Cold! —expresó con fastidio.

—No quiero hablar de eso —le advertí molesta.

—Es que...

—Te dije que no —repetí con firmeza.

La chica hizo señas de que iba a quedarse callada, solo entonces volvimos al comedor.

Karen y Susana me preguntaron, de manera discreta, qué le había dicho a Harmony y por qué la chica no volvió a decir una sola palabra el resto de la noche, algo que no respondí, dada la estupidez de la pregunta.

En resumen, fueron tres platillos, además del correspondiente postre, el cual fue chocolate helado, algo que no es de mi agrado, no si pienso en la costosa copa de aquel hotel. Siento que algún día Alexey me la va a cobrar.

La familia Ripoll se retiró a media noche, ese fue el anuncio de que el evento había concluido.

Luego de pedirle a Nancy que llevara a Olive a una de las habitaciones de huéspedes, subí a cambiarme por ropa cómoda. Ya ansiaba retirarme la vestimenta y la joyería.

En el instante en que ingresé, me retiré los anillos y los puse sobre la barra, además me quité calzado, el cual aventé dentro de mi habitación. Me saqué el vestido y me puse la ropa para dormir, luego fui al sanitario a lavarme los dientes.

Cuando salí del baño, Alexey venía entrando, retirándose la corbata.

Ni él ni yo parecíamos tener la intención de romper el silencio que enfriaba el ambiente, más de lo de por sí.

Iba a dirigirse a su habitación, así sin más.

—Alexey... —hablé y se detuvo, también me miró—, ¿tu hermana está bien? No dijo nada en toda la noche.

—Ella es así, pero está mucho mejor.

—... —asentí pensando.

—Janette, de verdad te agradezco todo lo que haces por ella.

—... No es necesario que me lo agradezcas.

Sin nada más que decir, entró a su habitación y yo me quedé ahí, pensando en lo mal que me hace sentir que yo no estoy haciendo todo esto por Camille, sino por Derek y un poco por mí.

A la mañana siguiente, luego del desayuno, Olive pasó la tarde conmigo, en la misma habitación donde pasó la noche, pero yo estaba revisando la lista de gastos para el día de hoy.

—¿A dónde fuiste a ver a Derek? —preguntó de pronto. La miré por encima de la tableta—. Te tuvo que haber llamado a algún lugar y dicho lugar tiene nombre —aseguró.

—A un pueblo costero, en Isla Mujeres.

—¿Quintana Roo? —preguntó. Asentí para luego volver a la lista.

—No la estaba pasando nada bien, así que no creo que se siga quedando ahí. Tal vez esté muy cerca —la miré.

—Los pensamientos de Derek tienen pensamientos, vendrá cuando tenga que venir —dijo convencida—. Oye..., ¿puedo hacerte una pregunta?

—Me haces una cada que nos vemos —señalé.

—Eso es un "sí" —aseguró—. ¿Por qué Mijaíl?

La miré, sin expresión alguna.

—¿Qué?

—Quiero saber qué te gusta o gustó de él. Admito que es guapo, pero, es un patán y es más evidente cuando tienes a Alexey como punto de comparación.

—Para empezar, yo jamás puse a Alexey y Mijaíl en una balanza. Uno no tenía nada que ver con el otro.

—¿No fue por Salvik?

Fruncí el ceño.

—¿Él qué tiene que ver?

—No te ofendas, pero pensamos que lo hiciste para fastidiar a Alexey. Salvik y Vladimir; Mijaíl y Alexey... —esperó a que lo resolviera yo sola.

—No sabía que Salvik había fundado ILIA con Vladimir. Cuando lo supe ya era demasiado tarde y, además, eso nunca tuvo nada que ver.

—Para ti —repuso.

—¿Qué quieres decir?

—¿Qué motivos pudo tener Mijaíl para aferrarse a ti, sabiendo que eras nuestra hermana y cuando a nosotros no nos quería a un kilómetro cerca?

Sé perfectamente lo que me está diciendo, que uno solo busca fastidiar al otro a través de mí, solo que, en su momento, lo pensé desde Alexey, no de Mijaíl.

—Lo de Mijaíl se acabó...

—No es cierto, Jane. ¿No buscas motivos para verlo?, ¿no sabes que por mucho que hayan terminado, el día que vayas a verlo, él va a volver contigo? ¿Me vas a negar que te está doliendo pensar que Mijaíl te utilizó? —suspiró—. Mira, yo no soy quien para darte la conversación sobre valores morales y decencia, pero yo ya pasé por donde está pasando Mijaíl —al decir eso, la miré. Era eso, era eso lo que le provocó este cambio tan drástico de personalidad. Tuve mis sospechas, pero no pensé que le afectaría tanto—. Acepté ser la otra porque pasé tanto tiempo peleando por alguien que no me importaba, que no me quedó más que tomar lo poco que me quedaba, y aun así perdí, después de todo, fui yo a la que botaron, a la que compararon y perdió, a la que hicieron sentir una vez más que no era suficiente —se tomó un momento para evadir el llanto—. Lo único que te puedo decir es que no te vas a quedar con los dos y el día que te decidas a elegir tal vez ya ni siquiera tengas opciones.

Lo que yo pensé fue que podía elegir entre ellos, mas no que me quedaría sin ninguno.





Nota de la autora 🤍:

Ya me acordé que sí me acordaba dónde estaba Derek. Google Maps lo puede confirmar.

Por cierto, con Ciudad Almeja hablaba de Ciudad de México, donde nació su servidora. 🦋

[7] CCC_Henko | TERMINADA | ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant