Chapter twenty-six

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¡Perrito bueno!
˗ˏˋ☀️ˎˊ˗

La orilla del inframundo apareció a la vista. Unos cien metros de rocas escarpadas y arena volcánica negra llegaban hasta la base de un elevado muro de piedra, que se extendía a cada lado hasta donde se perdía la vista. 

Llegó un sonido de alguna parte cercana, en la penumbra verde, y reverberó en las rocas: el gruñido de un animal de gran tamaño.

—El viejo Tres Caras está hambriento —comentó Caronte. Su sonrisa se volvió esquelética a la luz verde—. Mala suerte, pequeños dioses. 

La quilla de la barcaza se posó sobre la arena negra. Los muertos empezaron a desembarcar. Una mujer llevaba a una niña pequeña de la mano. Un anciano y una anciana cojeaban agarrados del brazo. Un chico, no mayor que que ninguno de los pequeños semidioses, arrastraba los pies en su hábito gris.

Kate miro en silencio. Se imagino a su madre en esa misma situación, con el semblante vacío y el corazón roto. Había una duda en su mente, ¿Sería capaz de verla, tan siquiera a lo lejos? 

<<Una vez más>> rezo en silencio << solo una vez más dejame verla>>

—Te desearía suerte, chico —dijo Caronte—, pero es que ahí abajo no hay ninguna. Pero oye, no te olvides de comentar lo de mi aumento.

Percy y Kate compartieron una mirada, el Inframundo no era como lo habían imaginado. 

La chica esperaba un par de esculturas góticas, personas con cuernos y tridentes, algo como “hey estás muerto, deberías estar aterrado”, no a una especie de aeropuerto subterráneo. 

Había tres entradas distintas bajo un enorme arco negro en el que se leía: «ESTÁ ENTRANDO EN EREBO». Cada entrada tenía un detector de metales con cámaras de seguridad encima. Detrás había cabinas de aduanas ocupadas por fantasmas vestidos de negro como Caronte.

Los muertos hacían tres filas, dos señaladas como «EN SERVICIO», y otra en la que ponía: «MUERTE RÁPIDA». La fila de muerte rápida se movía velozmente. Las otras dos iban como tortugas.

—¿Qué te parece? —Percy pregunto a Annabeth.

—La cola rápida debe de ir directamente a los Campos de Asfódelos —dijo—. No quieren arriesgarse al juicio del tribunal, porque podrían salir mal parados.

—¿Hay un tribunal para los muertos?

—Sí. Tres jueces. Se turnan los puestos. El rey Minos, Thomas Jefferson, Shakespeare; gente de esa clase. A veces estudian una vida y deciden que esa persona merece una recompensa especial: los Campos Elíseos. En otras ocasiones deciden que merecen un castigo. Pero la mayoría… en fin, sencillamente vivieron, son historia. Ya sabes, nada especial, ni bueno ni malo. Así que van a parar a los Campos de Asfódelos.

Una parte en la mente de Kate tuvo mucho miedo, ¿Que había sido de su mamá? Sabía que no tendría un castigo eterno, no. Era demasiado buena para eso, pero ¿Que pasa con los Campos de Asfódelos? Su mamá era alguien llena de vida, diversión, amor. La idea de se convirtiera solo en un alma más, una alma vacía por toda la eternidad…

Dios, le dolía pensar en eso.

—¿A hacer qué?

—Imagínate estar en un campo de trigo de Kansas para siempre —contestó Grover.

—Qué agobio —respondio Percy

—Tampoco es para tanto —murmuró Grover—. Mira. —Un par de fantasmas con hábitos negros habían apartado a un espíritu y lo empujaban hacia el mostrador de seguridad—. Es el predicador de la tele, ¿te acuerdas?

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⏰ Last updated: May 17 ⏰

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LUZ EN LA OSCURIDAD                                         ┌Percy Jackson┐₁Where stories live. Discover now