Capitulo 3: Un accidente.

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El camino hacia el hospital se siente interminable para Carlos, su mente llena de pensamientos tumultuosos, ¿como había llegado hasta ese punto? Tenía un hijo, un cachorro producto de su infidelidad a quien era el amor de su vida, ¿como podría arreglar eso?

Charles no iba a perdonarlo, lo tenía claro, lo había engañado, consentido o no, era un engaño y habérselo ocultado, había sido la peor decisión del mundo.

Había perdido al amor de su vida, sin importar cuanto luchara por no creerlo, así era, lo había perdido y dentro de si mismo, sabía que era para siempre.

Charles era así, se entregaba por completo, amaba por completo, era sincero y transparente, no le perdonaria no haber recibido lo mismo de el, no cuando fue lo primero que se juraron, su primer promesa.

Tomó su teléfono, decidiendo llamar a la única persona que quizá podía ayudarlo a entender todo lo que estaba pasando, Max.

— Chili. — escuchó su alegre voz, seguida de las risas del pequeño Emilio. — Espera un segundo cariño, tu tío está al teléfono.

Hizo una pequeña pausa, como si se moviera de lugar, antes de hablar nuevamente.

— ¿Que pasa? — preguntó curioso.

— Es Charles...

— ¿Que pasa con Charles? No me digas que lo dejaste plantado hoy. — reclamó.

— Lo sabe, el lo sabe todo. — soltó, aun se sentía como si estuviera flotando en el shock, sin poder creer del todo en lo que había pasado.

— ¿Que es exactamente lo que sabe, Carlos? — preguntó preocupado.

— Llamaron del hospital St. Grace. — aclaró. — Le dijeron que Rebecca estaba en el hospital con mi cachorro.

— ¿De que... De que hablas? ¿Como que un cachorro? Me dijiste que no había consecuencias, Carlos, tu dijiste que solo había sido una vez. — comenzó a alterarse.

— Fue una vez, ni siquiera era consciente, tu lo sabes. — le recordó. — Pero al parecer ella quedó embarazada, tiene un cachorro mio, están en el hospital, no se que les ocurrió.

— ¿Que fue lo que Charles te dijo? — preguntó.

— Me odia, es simple. — respondió, dejando salir sus lágrimas al fin. — El no quiere volver a verme, no quiere saber nada mas de mi.

— Carlos... Oh Dios, ¿donde... Donde estas? — preguntó preocupado.

— Voy, voy hacia el hospital. — soltó. — Necesito saber que es lo que está pasando, yo no puedo entender nada.

— Te alcanzaremos ahí, ¿está bien? Solo llamaré a los chicos, veré quien puede cuidar de Emilio. — suspiró.

— Charles no va a perdonarme jamás, Max, perdí al amor de mi vida. — lloró. — Perdí a la persona que mas amo en el mundo.

— ¿Y si no es tuyo? — preguntó dudoso.

— Lo sabré. — suspiró. — Lo arruiné todo, Max.

— Encontrarás la manera de arreglarlo, Charles te ama, Carlos, estoy seguro de eso. — suspiró.

— Tal vez el amor no sea suficiente, lo que le hice, la manera en que lo engañé, ¿por qué no se lo dije? Habríamos podido arreglarlo, se que si...

— Estas conduciendo Carlos, debes controlarte, hablaremos en el hospital, vamos en camino.

Carlos colgó después de eso, centrándose en conducir, antes de mirar la pantalla de su celular, observando la foto de Charles en el fondo.

¿Que había hecho? ¿Como pudo romperle el corazón a él? Se sentía tan culpable, sabía que merecía que Charles se alejara de el, se lo había buscado.

Perdió un momento el control del auto y cuando lo notó, ya había sido tarde, el impacto de otra camioneta frente a él logró hacerlo perder el conocimiento.

El sonido del impacto resonó en el aire, seguido de un instante de silencio, luego, todo se volvió caos.

El auto de Carlos se sacudió con la fuerza del choque y el ruido de metal contra metal llenó la escena.

Cuando finalmente todo se detuvo, el olor a humo y el sonido de la alarma del auto llenaron el aire.

•~•~

El teléfono sonaba y aun así Charles se negaba a atenderlo, se había hecho bolita en el centro de la cama, abrazando una almohada, la almohada de Carlos.

Su marca dolía, no sabía porque era exactamente, si tal vez era por la decepción, la tristeza o la rabia que estaba sintiendo en ese instante.

¿Como era posible odiar y amar tanto a la misma persona? Odiaba a Carlos, lo odiaba con intensidad por su mentira, estaba decepcionado de él, dolido, pero lo amaba en partes iguales, era su destinado, su alma gemela, por eso dolía más.

Las lágrimas cubrían su rostro, ¿por qué le había mentido? El dijo que lo amaba sin importar nada más, ¿por qué lo engañó? ¿A caso no era suficiente para el? Quizá se había cansado de las discusiones y de la imposibilidad de tener hijos, después de todo los hijos eran una parte importante en la vida de un alfa y un omega.

Tal vez era su culpa, quizá Carlos se había cansado de los multiples tratamientos y fracasos que había tenido, tal vez ya no lo amaba, tal vez solo estaba con el por la marca que tenía en su cuello.

Sabía que para un omega era traumático que su alfa se emparejara con alguien mas, que incluso lo podía llevar a la muerte.

Tal vez solo estaba con el por compromiso.

Su mente lo estaba consumiendo y el estupido teléfono no parecía querer dejar de sonar.

Limpio sus lágrimas de forma agresiva, dejando marcas enrojecidas en su rostro por la brusquedad con que las retiraba.

— Diga. — respondió al teléfono.

— Hospital St. Grace. — escuchó del otro lado, resoplando fastidiado.

— Carlos Wolff está de camino al hospital. — respondió de forma brusca, queriendo colgar.

— ¿Hablo con el señor Charles Leclerc? — preguntó en cambio la mujer.

— Si. — asintió confundido.

— Llamamos para reportar que el señor Carlos Wolff ha tenido un accidente, fue ingresado a quirófano directamente y usted está como su contacto de emergencia. — informó la mujer.

Charles se quedó en blanco, en completo shock, sin saber que decir, procesando la noticia, sintiendo como sus piernas perdian la fuerza y lentamente caía al suelo.

— ¿Señor Leclerc? — escuchó lejana la voz de la mujer. — ¿Señor Leclerc se encuentra bien? ¿Señor Leclerc? ¿Necesita que envíe una ambulancia a su domicilio?

La última pregunta lo hizo volver en si, negando.

— No, estoy... Estoy bien. — murmuró. — ¿Como está él?

— Estaba inconsciente cuando ingresó, tenía multiples heridas en el cuerpo, no puedo darle más información por teléfono. — negó la mujer.

— Entiendo, claro, yo voy... Voy enseguida. — suspiró, colgando.

Tomó sus llaves y salió de casa, con el corazón acelerado y pidiendo, a pesar de todo, que el estuviese bien.

¡Gracias por leer!♥

Los amo, besos 🏎✨

You're Losing Me ||•Charlos•||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora