CAPITULO 4 - PARTE II

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Jacobo

No tengo ganas de despedirme de esa mujer ya que siento que nos veremos de nuevo, aunque quiero quedarme no puedo hacerlo. Tengo que resolver muchos asuntos pendientes que dejé en el aire como la reunión que tuve con los hombres también encontrar a los hombres responsables que fueron capaces de interrumpir y herirnos.

No saben con quien se metieron.

— Debiste despedirte de ella — dice alguien atrás mío, me doy la vuelta y me encuentro con Piero quien tiene los brazos cruzados.

— Sabes que no me gustan las despedidas — respondo con una mueca en mi rostro aparto mi vista empiezo a caminar de nuevo hacía la salida del hospital.

— Lo sé. Te conozco perfectamente, Jacobo y quiero que te alejes de mi cuñada — aclara y ruedo los ojos.

— ¿Crees que esa mujer es una niña? No lo es, aunque me alejes de ella, no te haría caso — digo con tranquilidad y aprieta su mandíbula.

Se enoja porque sabe que es verdad. Es absurdo de su parte que quieran imponerle a una persona mayor de edad hacer cosas que ella quiere.

— Me tengo que ir a resolver algunas cosas — es lo único que digo antes de salir e ignorar el llamado de Piero.

No tengo tiempo porque hacerle caso a ese imbécil y su mujer. Los dos empiezan a caerme mal.

Llamo a Lázaro quien enseguida atiende la llamada.

— Jefe ¿Qué necesita? — pregunta.

Quiero que envíes a dos hombres para que estén pendientes de la señorita Chiara Russo — ordeno con un tono serio luego cuelgo antes de que haga preguntas absurdas.

Semanas más tarde...

Han pasado cinco semanas.

Todos los días me cuentan como va las cosas con la señorita Russo también me comentaron que ha estado enviado solicitudes en otro hospitales lo cual no me alegra para nada, pero si es su decisión entonces la respeto también me comentaron los hombres que ella ha renunciado a su trabajo.

¿Habrá echo algo malo la hermana para que suceda eso?

Creo que eso no importa tanto ahora mismo, solo su felicidad. Ya me enteraré cuando ella me lo cuente en persona.

Meses más tarde...

Han pasado cinco meses desde que Piero me llamo para avisarme que esa mujer sabe que hay hombres persiguiendola y quiere que pare.

Ella es muy inteligente.

Por otro lado, pude resolver los problemas que tuve, me encargué de las sabandijas que me enviaron en el hospital, debo admitir que no fue nada fácil, pero al final, pude hacerlo.

Ahora podré por Chiara sin ningún problema, quiero conquistarle en la forma antigua como debe de ser, como mi padre conquistó a mi madre.

Días más tarde...

La hermana vino a verle, la pequeña Russo estaba muy angustiada por lo que decidí no aparecer todavía en la casa de Chiara capaz que aparezca en su trabajo haciéndome del enfermo para hablar con esta mujer.

Observo a lo lejos que la hermana menor está llorando luego dirijo mi vista a Chiara quien se encuentra consolándola.

¿Será que seríamos así mi hermana menor y yo si ella seguía viva? ¿Seríamos unidos como estas dos mujeres? Seguro que no ya que mis padres me alejarían de ella diciéndole cosas horribles de mí cómo lo han hecho siempre con las personas de su entorno.

Sacudo mi cabeza por mis malos pensamientos también por los recuerdos de mi infancia y me concentro en lo que realmente me importa ahora mismo; conquistar a la mujer que me hizo tener interés por ella.

Me percato que ambas chicas no están en la otra vereda empiezo a buscarlas hasta que escucho una voz atrás mío.

— Jacobo ¿Eres tú? ¿Qué haces aquí? — pregunta, me doy la vuelta y me encuentro a Chiara frente mío.

— Hola, quise visitarte en estos meses, pero tenía que resolver algunos asuntos— explico la situación.

— No tienes que darme explicaciones. Se que tenias muchas cosas que resolver, no tienes que preocuparte por nada — habla con una sonrisa débil. El silencio se hace presente hasta que decido dar el primer paso.

— ¿Quieres cenar el sábado? — interrogo y hace una mueca en su rostro apenada.

— Tengo turno de noche. Si quieres podemos almorzar juntos el sábado — sugiere.

— Me encantaría — accedo y los dos nos miramos atentamente.

— Me tengo que ir, debo llevar a mi hermana a mi casa — comenta y asiento con la cabeza varias veces.

— Nos vemos el sábado — me despido y arranco mi auto para ir al hotel.

Por fin, le pude ver de nuevo. 

Opuestos (#2 MM)Where stories live. Discover now