CAPITULO 5

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Jacobo

Sábado

Hoy es sábado he esperado varios días desde que hablamos, no he pedido a Chiara su número de teléfono y dirección, supuestamente no tengo idea de dónde vive.

Escucho que mi teléfono que comienza a sonar y frunzo mi ceño al observar la pantalla. Es un número desconocido, decido contestar.

— Hola, habla Jacobo — contesto con un tono serio.

— Hola Jacobo. Soy Chiara — habla y abro mis ojos asombrado.

— ¿Cómo conseguiste mi número? — pregunto con un tono curioso.

— Tengo mis contactos — es lo único que dice.

— ¿Contactos? —pregunto confundido, sacado mi cabeza porque ahora me importa un carajo.

— No importa ahora eso, solo quiero saber si vendrás a buscarme para para almorzar — habla Chiara con rapidez y nervios.

— Si, iré enseguida, solo que no tengo idea de la dirección de tu casa — miento con descaro.

— Sabemos que tienes la dirección de mi casa, no soy tonta, Jacobo — dice con un tono serio.

Ella tiene razón, los dos estamos en el mismo mundo. No somos idiotas, deberíamos de saber todo acerca del otro, pero eso quiero ahorrarme, porque en realidad quiero conocer a Chiara en persona.

Horas más tarde...

Estoy frente a la casa de Chiara, le mensajeo para avisarle que estoy aquí y espero que baje de su edificio cuando lo hace miro que está todo de blanco.

— Hola — saludo mientras entra en el auto, me da dos besos en la mejilla lo cual me sorprende.

¿Estamos avanzando en el paso de la confianza? Eso es algo nuevo.

— ¿Nos vamos? — cuestiona y asiento con la cabeza, arranco el auto y conduzco a un restaurante cerca del hospital donde trabaja.

— Este es un buen restaurante siempre vengo aquí después de mi turno — explica emocionada luego me observa y se mantiene callada.

— Me encanta cuando te emocionas. Es la primera vez que vengo en este lugar — admito y ella se sonroja las mejillas, mira hacia otro lado para que yo no pueda verla.

Que mujer más tierna.

Salimos del auto, entramos al restaurante y nos sentamos en una mesa alejados de todos para poder hablar con tranquilidad.

— Cuéntame de tí, Chiara — hablo con interés.

— ¿Qué quieres saber? — pregunta mientras observa con atención el menú.

— Todo — admito mientras la observo fijamente.

La verdad es que me interesa solamente ella en todos los sentidos.

— No tengo nada interesante que decir — comenta mientras hace una seña al mesero quien se acerca a nosotros al instante.

— Buenas tardes ¿Desean ordenar algo? — pregunta mientras nos mira a ambos.

— Quiero dos hamburguesas combo completo — responde con una sonrisa, el mesero asiente con la cabeza, nos saca el menú y se retira del lugar.

— Ordené por los dos, espero que no te moleste por eso — habla y niego con la cabeza.

— No me importa, no sabía que pedir — admito con rapidez y ella sonríe, nos quedamos en silencio, pero en uno cómodo.

— Cierto, querías saber todo de mí ¿No es así? — rompe el silencio y asiento con la cabeza. 

— Soy italiana, tengo 24 años, me gradué de enfermera. Mi país natal es aquí. Mi padre falleció hace cuatro años fue un paro cardíaco, mi mama vive lejos de la ciudad, con los hombres de mi hermana mayor — comienza a decir y abro mis ojos asombrado.

¿Eso fue mucho para procesar? No creo, quiero saber mas de ella. 

— ¿Como llegaste en esta ciudad? — cuestiono con interés. 

— Me mude para estudiar porque donde estamos no hay recursos para ir hacia la universidad — explica. 

— ¿Por que saliste del hospital de tu hermana mayor? — interrogo y escucho que suspira con frustración. 

— Quería mi propio espacio. Sentía que mi hermana y mi cuñado me agobiaban con tanta protección en su alrededor aunque entiendo bastante, nuestro mundo es muy peligroso — expresa con tranquilidad. Observo fijamente a la mujer que está frente mío cuando ella quiere hablar, escuchamos que su teléfono suena varias veces y ella bufa, me mira y hago una seña de que no me molesta que atienda la llamada.

— ¿Qué pasó, Luna? — pregunta con un tono suave, hace un ruido de sorpresa y las lágrimas empiezan a aparecer, recorren por toda su mejilla y cuelga el teléfono al instante. 

— ¿Qué pasa, qué sucedió, te encuentras bien? — interrogo con preocupación.

— Es mi mamá, ella está...— es lo único que dice antes de caer desmayada. El teléfono empieza a sonar de nuevo y contesto al ver que el nombre de la hermana menor está en la pantalla. 

— Buenas tardes, soy Jacobo Dauphin. En este momento tu hermana no se encuentra disponible — explico toda la situación y ella me indica que hacer ya que le ha pasado varias veces, al parecer, mi futura mujer no puede recibir fuertes emociones y no tengo idea del porque, pero lo averiguaré esta vez por mi cuenta. 

Opuestos (#2 MM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora