CAPITULO 12

310 58 1
                                        

CAPITULO 12
✨ DARIEN ✨

Tiempo atrás...

La policía había revisado cada rincón del hospital, revisado cámaras de seguridad, información de cada trabajador de aquí e incluso se cerró entrada y salida.
Habían sido las dos horas más largas y cansadas de mi vida. La desesperación me estaba consumiendo además del coraje al saber que esos infelices había logrado su objetivo. Deshacerse de mi hijo.

—No hay rastro del recién nacido —informó el jefe de policías.

—¡Mi hijo no puede desparecer de la noche a la mañana! —grité—. Investiguen a Kenji e Ikuko Tsukino, ellos fueron quienes se llevaron a mi hijo. Fueron ellos.

—Señor, ¿Puede calmarse?

—¡No me puedo calmar si mi bebé está desaparecido! Fueron esos infelices, ellos amenazaron a Serena, escuché como Kenji manipuló al médico —señalé al bastardo que se hacía el inofensivo—. ¡Diles! ¡Diles lo que ese maldito te dijo!

El médico bajó la mirada y negó.

—No se a lo que se refiere...

—¡Mientes!

Me lancé golpeado su rostro pero antes del segundo puño, tenía a más de un policía atrapandome contra el suelo.

—Se lo advierto señor, estamos haciendo lo posible para encontrar a su hijo pero si vuelve actuar de esa manera, nos veremos obligados a arrestarlo ¿Le quedó claro?

—Si, él lo entendió —habló mi padre por mi.

Mamá me abrazó tratando de calmarme pero nada podía mantenerme cuerdo, ni siquiera Serena que había sido cedada al enterarse de la desaparición de nuestro hijo.

—Volveremos a buscar por cada rincón del hospital, si obtenemos algo les informaremos de inmediato.

Negué.
Nada iba a servir si no investigaba es los hijos de perra de los Tsukino. Fueron ellos quienes se llevaron a mi hijo, pero al parecer nadie aquí me creía, ni siquiera mis padres quienes solo suponieron que estaba diciendo esas cosas porque estaba desesperado.

—Es mejor que vayas a la habitación de Serena hijo, para que ambos estén juntos —mamá me dio una palmada en el hombro.

Observé el rostro de preocupación de Serena a pesar de que ella esté durmiendo.
Mamá tomó asiento al borde de la cama mientras mi padre se encontraba afuera pidiendo ayuda a sus colegas.

Joder. Debí hacer algo, debí impedir que esos infelices se llevaron a mi hijo, no debí despegar un ojo de mi bebé.
Joder. Joder. Joder.
Soy un maldito idiota.

Al paso de los infinitos minutos Serena abrió los ojos, al principio parecía estar confundida pero sólo le bastó dos segundos para recobrar lo que había sucedido. Inmediatamente se incorporó sin importarle el dolor de su cuerpo.

—Serena hija, tranquila —mamá la tranquilizó pero fue inútil.

—¿En donde está mi bebé? —preguntó—. Necesito ver a mi hijo. Quiero verlo.

Mamá trataba de tranquilizarla pero nada servía. Serena seguía moviéndose arrancando los cables y el suero.

—Quiero ver a mi hijo ahora.

—Serena por favor...

—Darien... Darien —Serena me llamó pero me Negué a verla—. Darien, ¿Dime en donde está nuestro hijo?

Cerré los ojos.

—Darien... Por favor... En donde...

—Lo encontramos —informó papá pero se detuvo al ver a Serena despierta—. Oh. Cariño has despertado.

—¿Encontraste a mi bebé? —Caminó cayendo en los brazos de mi padre—. ¿En donde está?

Papá frunció sus labios. Tenía un rostro como si le hubieran pasado diez años en tan solo media hora, ojos tristes.
Me miró y ladeo la cabeza.

—Deben ser fuertes para saber esto...

—¿Saber qué?

El pasillo hacia los sanitarios del pasillo seis era una completa tensión.
Había policías, enfermeros y... El corazón me latía con fuerza mientras sostenía a Serena entre mis brazos. Con nuestras manos unidas caminamos hacia la entrada de los baños, mis padres estaban detrás de nosotros dándonos el apoyo.

—¿Que...? ¿Por qué mi bebe está aquí...? —murmuró Serena, dando un paso adelante cuando una policía sostenía en sus brazos una manta del hospital—. ¿Es mi bebé?

La mujer policia hizo una mueca de lástima murmurando un: —Lo siento mucho.

Después lo entregó a los brazos de Serena quien jadeo con fuerza.
Era nuestro pequeño envuelto en su manta, con el brazalete en su mano. Solo lo había visto cuando se nos acercó para poder abrazarlo y presentarlo, después había sido arrebatado de nuestros brazos.
Ahora se encontraba azul, los ojos cerrados y no había ni un solo movimiento por parte de mi bebé, mi niño.

—¡NO! No, no, no, mi niño, mi bebé no puede estar muerto, no, no, no —Serena negó tocando el rostro del bebé—. Despierta cariño, mamá ya está aquí, despierta mi amor, por...por favor...

Lo colocó sobre su mejilla para después caer de rodillas y llorar. Mamá se acercó a ella para abrazarla y de igual manera derramar lágrimas.
En este momento me encontraba en un estado de shock, no sabía ni que pensar ni qué decir.
Crei que esos infelices se habían llevado a mi hijo pero lo que han hecho ha pasado los límites de lo que un ser humano pueda cometer: matar a un alma inocente.

—Malditos hijos de perra... —maldije dándome la media vuelta.

La sangre hervia en todo mi cuerpo. Necesitaba golpear algo, relajar el coraje que tenía en todo mi maldito cuerpo.
Necesitaba cobrar venganza hacia esos infelices.

—Mierda...

Golpeé la pared del pasillo.

—¡Mierda! —otro golpe, y después me derrumbe pegando mi frente hacia la pared y dejando a que mis lágrimas se fueran deslizando por mis mejillas y consumirse en el dolor y odio.

—Darien... —papá se arrodilló a mi lado—. Al parecer lo dejaron en el bote de la basura y... Se asfixió, aún así le harán una autopsia, después se hará la investigación correcta.

—Fueron ellos —murmuré—. Fueron ellos quienes le hicieron esto a mi niño. Fueron ellos...

—Las acusaciones...

—¡Fueron ellos papá! Ellos le hicieron esto a mi hijo. Deben pagar el precio es a aquellos quienes deben meter a la cárcel ahora...

Papá negó dándome el último apretón en mi hombro.
Desde mi lugar podía escuchar los gritos y el llanto de Serena tratando en despertar a nuestro hijo.

Malditos hijos de perra.
Lo van a pagar, de eso me encargo yo.

Érase Una Vez, La Historia Que Nunca FueWhere stories live. Discover now