Érase Una Vez, La Historia Que Nunca Fue

CAPITULO FINAL

CAPITULO FINAL
🌸SERENA🌸

Era suave, cálido. Me gustó.
Pero el lugar donde me encontraba era muy luminoso, ardía cada vez que lo veía pero no era tan importante. La tranquilidad aquí era acogedor.

—¿Piensas irte?

Serenity me sonrió. Verla radiante como antes me impresionó.

—Me gusta estar aquí, es agradable y... —Miré a mi regazo—. Al fin lo tengo en mis brazos. Siento que, que no quiero irme de aquí.

Serenity frunció sus labios y tomó asiento a mi lado, no sin antes acariciar el cabello de mi hijo.
Tenerlo de vuelta en mis brazos fue maravilloso, ansiaba los años poder sostenerlo, y en este lugar se encontraba mi bebé, mi niño. Era una copia exacta a Darien.
Si tan solo Darien lo viera estaría encantado.

—Pero aún no es tu tiempo Serena, tú no debes estar aquí.

—Pero me gusta estar aquí —mi hijo me sonrió—. Aquí tengo a mi pequeño.

—Pero del otro lado tienes a Darien, él te ama tanto para no dejarte ir, después de todos los años que pasaron separados ¿Piensas volver a dejarlo solo?

Me encogí de hombros. Le salvé la vida a Darien, entregué mi vida para que él viviera.
Él merecían volver a empezar de nuevo y ser feliz con alguien más, dudo que conmigo encuentre la felicidad después de permanecer a la familia que él tanto odia.

—Lo amo, no quiero dejarlo solo pero creo que él puede iniciar de cero con alguien a quien ame de verdad y pueda hacerlo feliz.

—Serena, tu tiempo aún no termina, debes vivir por ti, por las dos —apoyó su mano sobre mí hombro—. Vive lo que a mí me faltó.

—Tampoco quiero dejarte sola Nity

—¿Sola? ¿Quién dijo que estoy sola? —se rió quitándome a mi hijo—. Estaré con este angelito, lo cuidaré como debí cuidar de ti —me sonrió—, y cuando estés preparada o sea tu hora, entonces nosotros dos te recibiremos con una muy buena alegría ¿verdad que si pequeñín?

Alzó a mi hijo quien inmediatamente soltó una enorme carcajada. Las risas que desee escuchar.

—Regresa Serena, debes amar a Darien como corresponde, deben ser felices por fin —continuó—. Y por favor, cuida de Diamante. Él debe estar destrozado pero no quiero que mi ausencia lo encierre por completo, permitele que sea feliz. Lo merece de verdad.

—Serenity...

—Por favor Serena. Regresa, este no es tu lugar, no te quiero aquí.

—Oye, eso me dolió.

—Pero es la verdad —se encogió de hombros—. Piénsalo, y cuando estés lista, no dudes en despedirte.

Con mi hijo en brazos ambos se marcharon dejándome sola.
La soledad aquí no se sentía tan asfixiante como en el otro lado, pero reflexione las palabras de mi hermana.
Si me quedaba podía dejar un vacío hacia la otra persona que me esperaba, pero si me iba: extrañaría ver a mi hermana e hijo.
Debía decidirme, debía pensarlo pero no sabía cómo.

Junto con el aire fresco, la brisa del recinto, los pajarillos volando, pasé horas debatiendome. De lejos podía escuchar su voz, si cerraba mis ojos podía sentir la calidez de su piel sosteniendo mi cuerpo, si sonreía podía sentir el rostro mojado.
Por lo que podía presenciar, él la estaba pasando mal.
¿Que había pasado con exactitud?
¿Que había sido de mis padres? ¿Habrian sido atrapados?

Observé mi muñeca. El listo azul me dejan en claro que yo no tenía el mismo color que el de mi hermana y mi hijo.
Mi lugar era éste, ni siquiera podía cruzar la valla del recinto.
Observaba al resto de las personas que paseaban fuera, todos y cada uno de ellos llevaban un listo dorado en sus muñecas, yo no podía acercarme, ni saludarlos ni ellos se acercaban a mi.
Serenity tenía razón, yo no permanecía en este lugar. Me encontraba en el limbo, si daba un paso adelante y cruzaba la valla, yo sería bienvenida en su mundo, pero si daba un paso atrás: jamás volvería a ver todo esto.

El tiempo en este lugar era inexistente. No había horas, ni días, ni años, tampoco había noches.
Después de un tiempo sola, Serenity volvió aparecer.

—Pensé que no te volvería a ver —resfuño.

—Lo estoy pensando...

—Serena...

—Y no se que hacer.

—No hay nada que hacer o que pensar Serena, si por mi fuera te tomaba del cabello y te arrastraria para llevarte hacia el lugar que te pertenece.

Me reí. El rostro de seriedad en mi hermana era algo que no debía causar me gracia pero lo hacía.

—Pero, ¿Sabes lo que he decidido?

Serenity me miró ansiosa.
¿Realmente lo había decidido? ¿Había pensado lo que quería? Yo tomaba mi decisión así que... Si, ya lo había tomado.
Me puse en pie disfrutando de la brisa, del lugar y sentirme realmente en paz.

—Decido que quiero ser feliz —Miré a mi hermana—. Ya no quiero sufrir, solo quiero ser feliz.

—Bien por mi —me sonrió—. Ya sabes que hacer.

Asentí cerrando mis ojos y decidida a tomar mi decisión, de seguir adelante y dejar todo atrás.
Sólo espero que sea feliz. Que disfrute de las personas que tiene a su alrededor.

Cuando abrí los ojos me encontré con los ojos más precisos que había visto en el mundo, y de los que me había enamorado profundamente. Y entendí que había tomado la decisión correcta.
Ser feliz. Esta vez seré feliz para siempre.