Capítulo 17

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Leo decidió saltarse la última clase e ir directamente a la cafetería que estaba cerca de su trabajo. No tenía ganas, ni la cara para ver nuevamente a Bárbara y tampoco quería quedarse con los chicos. A pesar de que ya no se sentía triste, había cosas que daban vueltas en su mente y que, por un lado, quería aclarar, pero por otro quería omitirlas: ¿qué diablos le estaba pasando con Max?

Sacudió la cabeza intentando alejar todo pensamiento terriblemente pecaminoso y se repitió una, otra y otra vez que él era heterosexual, un macho pecho peludo y lomo plateado, que no debería sentir nada más que una profunda amistad por su amigo. Nuevamente cruzó por su memoria la tarde que estuvo con Bárbara y la sombra de Max pasó fugazmente, suspiró exasperado, se tomó de un sorbo el café que tenía en frente y subió a la oficina.

Todo iba tranquilo, sin mucha novedad. Papeles por doquier y entrevistas a víctimas o testigos. A la hora del almuerzo, cuando toda la gente externa estaba afuera esperando que reanudaran las actividades, entró su jefa llena de júbilo anunciando que tendrían una celebración en su casa al final de la jornada, pues la fiscalía había ganado un caso de homicidio que les sacó canas verdes durante un tiempo. Leo sonrió sin mayores ánimos y Brandom se acercó a él.

— ¿Irás? –quiso saber.

— ¿Tengo otra opción? –sonrió-, trabajo directamente con ella, así sea por cortesía debo pasar un rato.

— Entonces nos veremos allá, yo saldré un poco más temprano porque debo hacer unas diligencias.

— ¿En la cama? –rio.

— No seas idiota –replicó poniendo los ojos en blanco.

— Como sea, nos vemos allá entonces.

La tarde transcurría sin mayores percances, algo realmente bueno para la mente divagadora de Leo. No le dio tiempo de pensar en más cosas que no fuese trabajo, trabajo y más trabajo. Al final acabó por enviarle un mensaje al grupete para avisar que no podría pasar por el bar pues tenía una junta después del trabajo con sus futuros colegas.

— Leo –le llamó su jefa-, ¿irás solo a la fiesta?

— Sra. Bailey, sí, supongo que sí –respondió distraído.

— Si quieres puedes irte conmigo, llevaré a Juan y a Deisy, así me ayudan a preparar la casa –rio.

— Sí, me parece bien –sonrió-, con gusto le ayudaré Sra. Bailey.

— De acuerdo, empaca tus cosas, nos vemos en el estacionamiento.

Asintió y cuando su jefa se fue, se dispuso a empacar y cerrar la oficina. Él usualmente era el último en salir pues siempre lanzaba sus barridos oculares en caso de que se les pasara algo por alto. Juan y Deisy eran dos compañeros de trabajo sin mayor relevancia en esta historia, por lo que no haremos presentaciones detalladas. El hecho es que los tres se fueron con la jefa y al llegar, estuvieron ocupados con todas las preparaciones: bebidas, comestibles, globos, cortinas metálicas de papel, entre otras parafernalias.

Al cabo de una hora comenzó a llegar la gente, ya habíamos dicho con anterioridad que Leo tenía bastante afinidad con la Sra. Bailey pues él se parecía a uno de sus hijos, por lo que siempre hubo una relación entre cercana – laboral de madre/jefa. Mientras ella iba recibiendo a los invitados, él continuaba preparando los tragos y esas cosas, tal cual si fuese su segundo hogar. Ella de vez en cuando lo miraba con bastante ternura, recordando que su hijo usualmente la ayudaba con los quehaceres. ¿En dónde estaba?, bueno, estudiando en otra ciudad, por eso Leo lo "reemplazaba".

En fin, una vez que llegó toda la chusma, incluyendo Brandom quien estaba hablando con un grupo de chicas, Leo se tomó un descanso y fue a saludarlo.

Matiz - Realidad censuradaWhere stories live. Discover now