Capítulo 35

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Los días sucedieron con Leo conociendo hombres por Grindr. Nada concreto sí, sexo virtual, uno que otro encuentro casual. Mientras más se adentraba a ese mundo desconocido, más conectaba y le gustaba. Aunque por los momentos hacía sólo el papel de activo, su masculinidad "heterosexual" no asumía un posible rol interactivo. De cualquier forma, cada vez le estaba tomando más el gusto al asunto.

— ¿Crees que es suficiente para declararme homosexual? –le preguntó a Anthony.

— No, la verdad no. Sólo has experimentado la parte sexual, ser homosexual no es sólo querer follar con tipos, ya te lo expliqué.

— Pero no me estoy sintiendo atraído hacia las mujeres. ¿No será una señal?

— Bueno, en realidad eso sólo podrás saberlo tú. No es que los homosexuales nos rijamos por normativas que aplican a todos los individuos, o es que tengamos sensaciones colectivas –se encogió de hombros.

— Ya veo –dijo pensativamente.

— Leo, tómalo con calma. No te apresures, las respuestas llegarán solas.

Leonardo asintió con la cabeza y su amigo le dio palmadas en el hombro mientras le sonreía. Esto era algo nuevo para Anthony, demás estaba decir que se sentía bastante raro aconsejando a su amigo "hetero-flexible".

— Pronto comenzarán los parciales –le recordó Leo.

— Lo sé.

— No podré ir por ti al bar.

— Lo sé.

— ¿Estarás bien?

— ¿Cuándo no lo he estado?

Leo dibujó una sonrisa torcida en su rostro. Era verdad, nunca había sucedido nada, pero no por eso dejaba de preocuparse por su mejor amigo. Cada vez que era época de parciales, se le dificultaba ir al bar por estar estudiando y, de cualquier forma, le preocupaba el retorno de Anthony a casa. El metro no le quedaba tan cerca y tomar taxi todos los días durante dos semanas acabaría por drenarle medio sueldo.

Suspiró mientras se levantaban del césped para retornar a clases. Se despidieron y Leo no pudo evitar observar la espalda de su amigo mientras se alejaba. Anthony sería un gran médico, estaba completamente seguro de que salvaría muchas vidas. Con una sonrisa se dirigió a clases; no sucedió nada interesante que valga la pena contarles. En el trabajo, estaban completamente full; habían llegado casos tras casos y casi no se daban abasto.

— Siento que en cualquier momento voy a desfallecer –comentaba Brandom mientras caminaban hacia el metro.

— Por suerte tú estás por salir, a mí aún me queda un año –sonrió Leo.

— Eso no me hace sentir mejor, entre los parciales y todo el trabajo que se nos está viniendo, voy a enloquecer.

— Bueno, mírale el lado positivo.

— ¿Y cuál es ese?

— Hacemos nuestro mejor esfuerzo por darle una luz de esperanza a las víctimas, trabajamos para un mundo mejor –sonrió.

— Es una forma bastante romántica de verlo, Leo –negó con la cabeza-. A mi parecer, el mundo está cada vez más trastornado.

Leonardo se limitó a sonreír; no quería decirlo en voz alta, pero él también tenía la misma percepción. Cada vez tenían más casos de homicidios y violaciones en los departamentos. No sabía si siempre había sido así, pero su percepción era que el mundo se estaba yendo a la paila.

La semana transcurrió de la misma forma: clases, trabajo y a casa a estudiar. Se mantenía en contacto con los chicos a través de su chat grupal y todo iba sin mayores novedades. Una mañana, Leo se levantó con una sensación de pesadez en su cuerpo. El cielo parecía triste, con un montón de nubes grises y un viento helado que no parecía traer lluvia consigo.

Matiz - Realidad censuradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora