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—¿Estas cómodo?

Abrió sus ojos, recordando la posición en la que estaba. Completamente estirado sobre el torso de Harry, le proporcionaba bastante calor, así que no le importaba mucho.

—Drag, tengo que ducharme.

No se movió, estaba demasiado cómodo como para hacerlo.

—Te avise.

Soltó algo parecido a un chillido cuando lo bajo de su cuerpo y lo dejo sobre las sábanas.

—No te enojes, no tardo.

Le acaricio la cabeza una última vez antes de ir a ducharse.
















—Ya son las once... debería bajar ya.

Se había acomodado en una gran almohada después de que Potter fuera a arreglarse. Era la vispera de Navidad. Sabía que hacían una cena para los alumnos que se quedaban en Hogwarts.

Suponía, se quedaría solo en los dormitorios. Los profesores no podrían enterarse que estaba allí, y tampoco le darían de todo lo que habían hecho, era un hurón.

—No pongas esa cara, no te quiero dejar aquí solo.

De nuevo se quejo cuando lo volvió a cargar, lo estaba sacando de su comodidad.

—Estas muy quejoso últimamente, supongo es por el frío.

Lo empezó a mecer como si fuera un bebé, bueno, podía acostumbrarse.

—No puedo creer que lloré porque creí que estabas enfermo, estabas durmiendo más por la entrada del invierno.

No iba a juzgarlo, él también pensó que moriría, por más que quería, no se podía levantar y no tenía energías, solo quería dormir. Había sido una confusión al final.

Cuando volvió a verlo, noto aquella expresión y silencio que Potter solía tener cuando se le ocurría algo. Se mordía un poco el labio al debatirse mentalmente para saber si estaba bien.

—Luego regreso.

Lo dejo otra vez sobre la cama y salió del dormitorio. Fue a cenar, pensó. Pero se sorprendió al escucharlo volver minutos después, concentrado en sostener con un hechizo varios platos.

—Le dije a la profesora que cenaria aquí este año. No quiero que estés solo cuando llegue la navidad.

Puso los platos en la mesa de noche junto a su cama, eligiendo los trozos de carne que podía comer el animal y poniéndolos con cuidado sobre su plato, incluso se esforzó en decorarlo para que se viera bien.

Sintió el ya algo conocido sentimiento de calidez en el pecho. Aquella sensación que había conocido cada que Harry lo trataba bien. Ese sentir que se iba cuando lo veía llorar. Sabía lo que le pasaba, obviamente, no era tonto.

Sabía que estaba enamorado del elegido. Sabía que él también estaba enamorado. Aunque sabía que ambos eran hombres, supuestos enemigos.

¿Pero que pensaría el gran Harry Potter si descubriera que todo este tiempo ha sido él?¿qué pasaría si se enterase que es a quién beso y mimo este tiempo?¿pensaría que se burlo de él?¿lo odiaría por no dar señales?

Era su mayor miedo, ser rechazado. Cualquiera lo haría, no es algo común.

Pero el no tenía que enterarse ¿cierto? No tenía ni idea de cuando acabaría el efecto de la poción, o como. Ni siquiera sabía si se podía revertir el efecto, quizás estaba destinado a vivir así para siempre.

Y no sonaba tan mal. Si, extrañaría su vida normal, sus padres también lo extrañarían, pero sabía que podrían vivir con eso.

Sin embargo, él no podría vivir en un mundo donde Harry lo odiara. Durante años, había buscado su aprobación, y si bien, parecía indiferente por su trato, antes hubiera podido vivir con eso, porque así había sido siempre. Ahora que vivió y conoció su cariño, sabía que no podría regresar a como era antes.

No soportaría que él lo viera con repulsión, odio o asco. Definitivamente no quería vivir en un mundo así. Con suerte, su vida como hurón se extendería hasta los ocho años, y, al ser convertido en uno, podía llegar a mucho más. Incluso si no fuera así, una vida corta y feliz, siendo querido por ese chico, sonaba mucho más linda, que una larga vida miserable donde no tuviera ni su amistad.

Negó y se quito esos pensamientos de encima, concentrándose en cenar y juguetear con Potter. Si, no pedía mucho. Ambos eran felices así.

Draco juraba que se había divertido más ese día que cualquier navidad anterior. De hecho, había sido más feliz que cualquier otro día de su vida. Amaba a sus padres. Pero normalmente, las Navidades eran algo vacías, regalos costosos y cenas refinadas, un brindis con champagne costeada en miles de galeones y después de las doce, todos en sus camas. Un sueño para la gran mayoría, no para él. No después de saber que era pasar noche buena con Harry.

Harry también era feliz. No sabía cómo podía estar más feliz con la compañía de un hurón a estar con otras personas. Había algo en su presencia que le reconfortaba, era como estar cerca de alguien a quien amas mucho. Nunca había tenido una noche buena feliz con los Dursley, y luego le ingresar a Hogwarts, solo había pasado una con Ron el primer año, cuando ambos se quedaron. Quizás era eso. O quizás era porque estaba con Malfoy, aunque él no lo sabía.

Él no sabía que esa "presencia reconfortante" era la magia del rubio en el ambiente, magia que podía sentir por alguna razón. Igual que Draco podía sentir la suya.

—Siempre amaré la comida de Hogwarts, es buena ¿n-

Se quedó callado al ver al animal tumbado panza arriba, la cual se veía algo hinchada, había comido mucho. Este lo miró cuando soltó varias carcajadas.

—Eres tan lindo.

No se sorprendió cuando lo sostuvo en sus brazos, dándole varias caricias y frotando su mejilla contra su cabeza por la felicidad. Era tanta, que ni siquiera se dio cuenta cuando comenzó la cuenta regresiva para que dieran las doce, solo se percato de esto hasta que iban en el cuatro.

—Ya casi son las doce.

No hizo nada cuando este le sonrio, mientras la cuenta regresiva continuaba.

Tres.

Lo sostuvo mejor.

Dos.

Acomodo su cabello.

Uno.

Se acerco. No pudo evitar cerrar sus ojos.

Cero.

—Feliz navidad, Drago.

Le dio un beso en la nariz. Justo a tiempo cuando empezaron a explotar fuegos artificiales fuera.

Un remolino de emociones en su estómago lo hizo arrepentirse de haber comido tanto.

Pero eso pasaría a segundo plano cuando se sintió caer, se noto más pesado y un jadeo fue lo único que escucho antes de abrir los ojos.

No es cierto

Harry lo miraba sorprendido, confundido y ¿aterrado?

El efecto de la poción había acabado. Miro sus manos, sus piernas, se tocó la cara y el cabello. Todo había regresado a ser como antes.

—¿Malfoy?

No no no no, ¡no!

Ni siquiera lo pudo ver a la cara, se levantó con prisa y huyo del dormitorio de Griffyndor para ir al de Slytherin. Dejando a Potter más confundido de lo que alguna vez había estado.

No podía ser verdad. Se negaba a que fuera cierto.

Seguro abriría los ojos y estaría de nuevo donde antes, el chico le daría más besitos y se quedarían dormidos, satisfechos de tanto comer. Si, eso era.

Pero por más que trato de hacer todo para "despertar", su realidad era esa.

No podía creer como la mejor noche de su vida, se convirtió en la peor en cuestión de segundos.

Ferret • Drarry • HarcoWhere stories live. Discover now