Extra IV

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—Buenos días, niños.

—Buenos días, ma— respondió Seung-ah en un bostezo, después de años continuaba llamándome así, me resultaba lindo.

—Hola, mamá— completó Jiwoo con una sonrisa que se vio interrumpida por un gran bostezo.

—¿Durmieron bien? — asintieron en respuesta, tomando asiento en su sitio, Jaekyung apareció detrás de ellos.

—Buenos días, cariño— me abrazó desde atrás asestando un beso en mi mejilla.

—Buenos días, Jae— sonreí enternecido.

—¡Papá!, ¿iremos al gimnasio?

Tal como lo habíamos predicho Seung-ah se dedicó al deporte al igual que Jaekyung, estaban en proceso de abrir la división femenil infantil con la ayuda de los demás chicos, se corrió rápido la voz pues comenzó a llegar la gente preguntando cuando iniciarían las sesiones.
Jiwoo lo miró, hoy tenía un torneo de ajedrez y nos había avisado con anticipación. Jaekyung se percató y le sonrió para tranquilizarlo.

—Iremos al torneo de tu hermano, así que el gimnasio puede esperar, ¿está bien? — formó una mueca, pero no se negó, enterró la cuchara en su cereal y comió en silencio, sus pies se balanceaban al no llegar todavía al suelo.

Hace unos días había sido la revelación de Jiwoo, era omega y aunque aquello no le afectó, Jaekyung se mostró un tanto preocupado, para un omega era más difícil controlar la feromonas, los niños alfas a veces se aprovechaban de ello y abusaban de su poder, comprendí su temor, pero él nos demostró que era capaz de defenderse y Seung-ah se ofreció a protegerlo, siendo alfa y sabiendo pelear estaba segura de que podría «Hacer besar el suelo» a quien se atreviese a molestar a su hermano. Además, Jiwoo tenía un aspecto bastante imponente, después de todo Jaekyung es su padre.

Dejé el plato de comida frente a Jaekyung quien con disimulo acarició mi glúteo, le respondí con un manotazo y me alejé entre risillas. Nos sentamos a comer platicando sobre la escuela, Seung-ah platicaba con emoción lo ansiosa que estaba por abrir la sección del gimnasio y Jiwoo lo seguro que estaba de ganar el torneo.

Ambos eran unos niños maravillosos aunque Jaekyung había estado insistiendo en querer tener al tercero Lee nos advirtió de que podría ser difícil debido al aborto que tuve hace unos años, algo que nos devastó por completo tenía ya tres meses cuando tuve un accidente por las escaleras los múltiples golpes fueron fatales para el feto y fue espontáneo, luego la recaída de mi abuela con su enfermedad también fue un golpe fuerte, apenas se cumplirá un año de su muerte y aún siento que fue ayer, todo esto muestra un obstáculo para que pueda quedar en cinta, pero aún así no nos hemos rendido.

—Alistemonos— comentó Jae recogiendo los platos, los niños se alzaron de su sitio, besaron nuestras mejillas y corrieron a sus habitaciones.

—Crecieron tan rápido.

—Lo sé— suspiró, enjuagando el plato, secó sus manos y sé giró abrazándome por la cintura, retrocedimos hasta chocar contra la isla de la cocina —Por eso quiero tener otro— sus manos bajaron hasta mis glúteos subiéndome a la isla, sonreí besando sus labios para después apartarlo con cuidado.

—Los niños vendrán en cualquier momento, así que hay que apurarnos— di unas palmaditas en sus hombros, formó lo que parecía un puchero y se alejó.

El torneo transcurrió con suma tranquilidad, todos los niños estaban en silencio observando a sus oponentes, pese a su edad ya todo se lo tomaban tan en serio y Jiwoo no fue la excepción, había participado en otros torneos con anterioridad quedando en segundo lugar, estuvo bien con ello, pero apuntaba al primer lugar. Así pasaron casi dos horas donde a Jiwoo se le veía bastante tenso y su pierna se movía con inquietud, de vez en cuando volteaba con disimulo en nuestra dirección nosotros sonreíamos con confianza, era su última ronda para desempatar con el otro chico.

Melodía de luna llena (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora