Capítulo #9

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Victoria llamó a la puerta haciendo que Marianne y yo nos depertaramos.
Me levanté de mi cama con la intención de dirigirme hacia la puerta y abrirla.
La mujer que ha trabajado para mi familia desde hace años atravesó el umbral de mi puerta.

-Señorita, sus padres tienen un compromiso con el Sr. Downey, un desayuno -dijo Victoria.

-Ok, yo estaré lista -dije sonriendo.

-Le diré a sus padres -dijo y se retiró.

Volteé a ver a Marianne, ella me veía con una sonrisa.

-Yo me voy, te dejo para que te arregles, me das detalle de todo -dijo mi amiga -ahorita le hablo al chofer.

Marianne se cambió de ropa, marcó a su chofer y mientras éste llegaba me ayudó a escoger mi ropa.
Un vestido vaporoso blanco con flores rosas y tacones blancos. El cabello lo llevaría suelto, en cuanto al maquillaje solo me pondría rímel y labial color rosa palo.

******

Llegamos a la casa del famoso Robert Downey Jr. una mansión localizada en una colina, está un poco alejada de la cuidad, pero es hermosa.
Entramos y mi padre estacionó el auto frente a la casa de Robert.
Nos bajamos y entramos a la mansión, y ahí estaba el, con unos pantalones de mezclilla y una playera blanca, se veía muy bien, al vernos, caminó hacia nosotros.

-Hola Mike -dijo saludando a mi padre.

-Hola Downey -se estrecharon las manos.

-Hola Mary -dijo dándole un beso en la mano de mi madre -te ves preciosa.

-Tu siempre tan halagador -dijo mi madre.

-Joseph -dijo dirigiéndose a mi hermano.

-Sr. Downey -dijo estrechando su mano.

Por último se paró frente a mi.

-____, tan hermosa como su madre -dijo, se acercó y me dio un beso en la mejilla, antes de separarse susurró en mi oído -te ves perfecta.

-Muchas gracias -dije ocultando mi evidente nerviosismo.

-Vamos hacia el jardín -dijo el socio de mi padre.

Era un jardín enorme, no tan grande como el de mi casa, pero su tamaño era considerable, simplemente agradable.
Mis padres caminaban al lado de Downey, éstos iban frente mío y de mi hermano, platicando de "cosas de adultos".

-Me desagrada -dijo Joseph, yo lo miré extrañada, ya que no sabía a que se refería.

-¿Qué? -pregunté con curiosidad.

-El Sr. Downey -dijo con acidez.

-A mi me parece una buena persona -claro que no, me parecía extremadamente guapo, pero buena persona, no tanto.

-Es un narcisista, egocéntrico -dijo curvando sus labios.

-A mi me cae bien -dije -pero si es muy soberbio y arrogante y demás.

-Lo se, solo míralo, piensa que todas están a su disposición -dijo mi sabio hermano cruzándose de brazos.

-No me había dado cuenta -porque yo soy una de esas hermanito.

Seguimos caminando hasta que Robert paró en una mesa la cual estaba en el exterior, era redonda, y con cinco sillas.
Mi madre se sentó al lado de mi padre, después Joseph, en seguida yo y a mi derecha, el hombre que siempre me eriza la piel.
Sería un desayuno inolvidable.

-Florencia podrías traer la comida -dijo Robert a una mujer de unos 50 años, supuse yo que sería una mujer de servicio -¿Cómo han estado? -cambio de tema.

-Muy bien, gracias por preguntar -dijo mi madre.

-Me alegro -contestó Robert con una sonrisa -¿Qué tal van las vacaciones? -dijo refiriéndose a mi hermano y a mi.

-Excelentes -respondió mi hermano.

-Por el momento van bien -dije encogiendome de hombros.

-¿Por qué no excelentes? -preguntó Downey.

-Ya sabes, siempre falta algo -dije mirándolo a los ojos, creo que ha entendido que con algo me refiero a él.

-Es algo insaciable -dijo mi madre tratando de ser un poco divertida, Robert sonrió, yo rodé los ojos.

-En fin, Mike, unas personas quieren que nos encargemos de una obra, un parque de diversiones, si mal no recuerdo -continuó Downey, cada que hablaba me daban ganas de besarlo.

-¡Oh! Me encantaría, solo tengo que ver que construcciones tenemos pendientes -dijo mi padre con alegría.

-Bueno, entonces tenemos que programar una pequeña junta con los dueños de la construcción -contestó.

-Me parece una genial idea -contestó mi padre con una enorme sonrisa en su rostro.

Florencia empujaba un carrito con rueditas, el cual llevaba nuestros platos, en unos había fruta, en otros habían omelletes y vasos con jugo de naranja, se veía delicioso. La mujer sirvió primero la fruta, era un cóctel, con melón, papaya, manzana y granola. Robert me miró y me regaló una sonrisa.

-Espero sea de su agrado, yo escogí la comida, porque a mi gusto es deliciosa -dijo refiriéndose a los platillos que había elegido.

-Está perfecto -dije con amabilidad.

-Si, se ve delicioso -dijo mi hermano para comer un cubito de manzana, todos sonreímos.

-Excelente -sonrió Robert.

Todos degustábamos la comida, mi padre y Robert eran los que mas hablaban, y el último nombrado me lanzaba unas miradas que me dejaban sin habla y sin aire en mis pulmones. Una idea cruzó mi cabeza, no sabía si hacerle caso a lo que mi cerebro estaba fabricando, pero me dio igual y comencé con lo que estaba maquinando. Me quité uno de mis tacones dejando a mi pie derecho descalzo, lo bueno es que la mesa no dejaría ver lo que estoy a punto de hacer. Guío mi pie hacia la pierna de Robert, con la ayuda de mi pie levanto un poco su pantalón y acaricio su pierna de abajo hacia arriba, el me mira divertido, yo no presto atención, como si nada de esto estuviese pasando. Dejo de hacerlo y sigo comiendo, como si no hubiese ocurrido.

-Sr. Downey ¿podría indicarme donde está el baño? -dije.

Espero y lo que estoy planeando, salga a la perfección.

Can't love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora