Capitulo V: SUS OJOS

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Los ojos verdes de Katia eran hipnotizantes, su pelo rojizo llamaba la atención, pero lo que más amaba Julia, eran sus pecas. Si bien pasaban juntas todo el tiempo, desde hacía meses, volvieron a ser las amigas de siempre, aunque Julia tenía en su memoria aquel tierno beso, de vez en cuando se tomaban de la mano y a veces dormían en la misma cama. La muchacha de piel canela estaba cada día más enamorada de su amiga. Todo lo que ella decía le parecía interesante, lo que hacían juntas le parecía entretenido.

Katia tenía una forma muy bonita de sonreír, tenía uno de sus dientes levemente torcido y a Julia eso le encantaba, el sol reflejado en su rostro, y aún más cuando estaba concentrada leyendo.

—¿Qué haremos hoy? — preguntó la chica mirando a su amor.

— Podríamos ir al río a nadar —respondió la muchacha con entusiasmo.

—Me encantaría, —dijo Julia —pero tenemos que ir a buscar las cosas a casa.

—¿No te animas a nadar en ropa interior? Porque no quiero ir hasta mi casa.

—Ok, vamos así.

Se reunieron con otras chicas del instituto para ir a nadar, era un día medianamente caluroso. Pasaron allí la tarde, jugando con una pelota de tenis que una de ellas tenía en la mochila, se aventaron al río algunas con ropa, otras solo con ropa interior, y volvieron a sus casas, muertas de risa, pasaron por casa de Julia a bañarse, ya que los padres de Katia no estaban y ella no tenía la llave.

Dejaron las cosas secas en el living y pasaron ambas al baño a secarse, a Katia le costó sacarse la ropa mojada, así que le pidió a su amiga que la ayudara, Julia estaba nerviosa, tocarla la estremecía, pero accedió. Luego Katia ayudó a Julia, sin que ésta se lo pidiera, y ambas se metieron a la ducha.

—¿Me pasas la esponja por la espalda? —le preguntó Katia con tono divertido.

Eso causó en Julia una conmoción, estaba muy excitada y eso la ponía incómoda.

—Claro— dijo su amiga con tono nervioso. Y con toques suaves fue pasando la esponja por el cuello y los hombros, y descendiendo por la espalda, de a poco rodeando su cintura, y de pronto se detuvo.

—Date la vuelta que yo te ayudo—sugirió Katia. Repitió los movimientos de su amiga, primero el cuello, luego los hombros y descendió por la espalda, la rodeo por la cintura y con miedo, le tocó los pechos, y mordió despacio su oreja. Como Julia no opuso resistencia, se dejó llevar, hasta que ésta se volteó y la beso, Katia devolvió el beso y sus manos soltaron la esponja, y recorrieron el cuerpo de su amiga, besando también su cuello, los hombros, sus pechos.

Julia cerró la ducha, la tomó de la mano y la llevó hasta su habitación, allí la tumbó sobre la cama, y se acostó a su lado, entrelazando sus piernas y besando su cuerpo.
Ambas terminaron extasiadas de placer, pero para cada una tuvo un significado diferente, mientras que la pelirroja solo le pareció divertido, y algo más experimental, los ojos de Julia derrochaban amor y ternura, quería besarla, acariciarla y quedarse allí todo lo que pudiera.

Pero el momento post sexo no duró más de cinco minutos, cuando su amada se levantó de la cama y le dijo que hacer eso de vez en cuando, les permitiría tener más soltura con los chicos.

—Fue divertido—concluyó Katia.

—¿Divertido? — dijo Julia en voz baja, desconcertada y un poco desilusionada. Estuvo esperando que su amiga le diera una señal, algo con lo que ella pudiera avanzar, decirle que aquel beso había significado mucho, que cada vez que la veía quería repetirlo, que sus ojos eran solo para ella, que no podía ver a nadie más, quería llorar, no entendía por qué su amiga había hecho eso. Pero decidió no decir nada.

—Sí, nunca había estado con una chica, era como "un pendiente", y que mejor que hacerlo con una amiga. Fue placentero y divertido, en realidad tenía ganas de probar hace tiempo, y la ducha me pareció la idea perfecta. Pero no quiero que se haga costumbre, no podría estar de novia con una chica. Menos contigo, eres mi mejor amiga.

La charla terminó ahí, Julia no quería seguir escuchando las mil estúpidas razones de por qué nunca la tomaría en serio. Sin embargo, esos sentimientos nunca se fueron, y cada vez que Katia tenía la oportunidad, repetían el acto. Era Katia quién iniciaba los acercamientos, a veces Julia le decía que no tenía ganas, y otras veces cedía, porque esa era la única manera de estar con ella.

Las cosas cambiaron cuando Katia conoció a un chico, era mayor que ellas, era guapo, alto y muy simpático. Katia no paraba de hablar de él, incluso cuando estaba con Julia en la intimidad. Su amiga no dijo nada, ni de sus sentimientos, ni del dolor que le causaba que la tratara así.

Julia comenzó a apartarse de su amiga, a pasar más tiempo sola, y negarse a las seducciones de su amada.  

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⏰ Última atualização: Nov 13, 2023 ⏰

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Miranda de(s)amor y venganza.Onde histórias criam vida. Descubra agora