CAPITULO 4: Anonimato diurno , festividad pasajera

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El rostro asustado de Kai comenzó a girar para visualizar a una Kiara perpleja, seguido de su lata de refresco cayendo al suelo y echando lentamente el cerrojo de la puerta, mirando fijamente a Kai, pero sin articular palabra. Feliz festival de los difuntos pasados.
El rostro de Kiara seguía desencajado mientras Kai se giraba por completo. Una vez cara a cara, Kiara respiro profundamente para intentar tranquilizarse, generando en el ambiente una sensación de calma.

— ¡AURAAAA! —procedió a gritar a todo volumen Kiara. Había llenado sus pulmones y estaba lista para quedarse sin aire, si no hubiera sido parada por la mano de Kai—.

—Te lo explicare más tarde pero ahora cállate por favor —respondió Kai mientras mantenía su mano izquierda en el rostro de Kiara— (Que manía tengo con callar a la gente así)

El grito de Kiara fue lo suficiente largo como para despertar del sueño a Aura. Sus ojos se abrieron de forma automática, y su cuerpo respondió entrando en una especie de estado de alerta. Sus puños estaban iluminados de una luz roja y sus ojos brillaban con fuerza. Aura observo la situación y miro a Kai extrañada. El de devolvió la mirada, señalando con sus ojos a las manos de Aura, como si estuviera regañándola.

— Hmphhmp —intento articular palabra aun siendo obstruida por la mano de Kai. La cual agarro con fuerza y la quito moviéndole a un lado— Ah... ¿Alguien es tan amable de explicar qué coño está pasando?

Kai y Aura intercambiaron miradas y todos se sentaron en una de las mesas. Kai se encargo del monologo mientras aura añadía ciertos toques y detalles a la conversación. Desde cómo empezó todo el primer día de curso, pasando por entrenamientos hasta el mismo día en el que estaban. Kiara interrumpía a veces con preguntas interesantes, las cuales llevaban a nuevas ramas de la conversación.

Paso una hora completa, ya había caído la tarde y Kiara comprendía la situación, aunque no es su totalidad, pero prometió mantener en secreto todo. Era tarde, y tenían que ir a casa, pues mañana había previsión de ser un día duro. De camino a casa, Kai paso por una de sus tiendas favoritas, una tienda 24h que tenía un rincón para tomar algo. Compro algo de cenar y se lo calentó ahí, no tenia ganas de cocinar en casa. La tendera que estaba reponiendo miro a Kai y le sonrió, el cual nervioso, devolvió con un saludo con la mano. Agarro el plato preparado y se sentó en la mesa que estaba frente a la pared de cristal, mediante la que podías ver la calle de la nocturna ciudad.

—Sabes... pocos adolescentes vienen a esta tienda, menos a estas horas de la tarde —dijo la tendera desde la caja—.

— ¿Mph? —soltó Kai sorprendido con la boca llena de comida. Trago con dificultad y miro a la tendera. Una mujer de mediana edad con pelo y tez morena— ¿De veras? Si es una tienda normal y corriente... Y cerca del centro.

—Ya... pero desde que hubo un altercado con un cliente, he tenido mala fama, sobre todo con adolescentes... Pero tampoco me voy a desmoralizar por ello ¿no? —solto la tendera con una sonrisa. Tras una pausa, miro se nuevo a Kai— No me suena haberte visto mucho... ¿Eres nuevo cierto? Siempre me quedo con las caras.

—S...Si, soy nuevo por aquí, me mude a principios de curso, y he venido aquí varias veces... —respondió Kai, le extrañaba que no le reconociera—.

— ¡Sera verdad! —solto una pequeña carcajada por la respuesta del joven— Pues perdóname entonces... Me presento, me llamo Ciara, soy la dueña y única trabajadora de esta tienda.

—Un placer entonces, yo me llamo Kai... ¿Única trabajadora? Pero si es 24h... ¿Cómo?... —soltó Kai confuso, no entendía y ni lograba descifrar como haría eso—.

La tendera le guiño el ojo y le indico que se le quedaría fría la comida. Kai, aunque confuso, termino su cena y se fue a casa tras despedirse de la mujer.

Relatos de la luz primigeniaWhere stories live. Discover now