Bluebird

Prefacio

Prefacio

Noto el sabor salado en mis labios resecos. Noto el escozor de mis ojos y su hinchazón.

Intento moverme en la silla, pero es imposible. Mis pies están atados a las patas y mis muñecas a los reposa manos. Trago con dificultad mirándolas. Están rojas y empiezo a ver mi piel en carne viva, incluso tengo sangre en algunos sitios.

Cierro los ojos con fuerza maldiciéndome a mí misma; todo esto pasaba por mi culpa. Sollozo volviendo a dejar salir las lágrimas en cascada, cuando su voz me hace parar al momento. Me había permitido un pequeño momento de debilidad, de mostrar lo asustada que estoy pensando que él se habría ido.

—Joder, ¿no aprenderás nunca? —clavo mi mirada en el suelo. No quiero mirarle, no puedo. Me ha traicionado — ¡Deja de llorar como una cría!

Intentaría hablar, pero el pañuelo que tengo tapando mi boca no me lo permite, así que me limito a parpadear lentamente.

Entonces, vuelvo a pronunciar en mí cabeza una frase de mi hermana, decía que, si tenías miedo de alguien, lo mejor era no mostrárselo, porque las consecuencias serían peores; y eso intento. Mantenerme indiferente a pesar de llevar dos días atada a una silla.

—¿Quieres decirme algo Blue? —asiento volviendo la atención hacia él, y observo con calma como se arrodilla ante mí para quitar la mordaza —. Si gritas, no solo tu tendrás un castigo.

Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando dice esas palabras. Sí, desde el momento en el que había decidido contarme el porqué de todo lo que estaba haciendo, su parte buena se esfumo dejando solamente un caparazón vacío que conocía.

Era mejor intentar mantener la calma. Había gritado, pataleado y arañado a quien tenía enfrente, y no había servido de nada más que para recibir un par de golpes y saber a ciencia cierta, que no era la única que estaba pagando por mis "errores"

—Necesito agua. —Balbuceo.

Sí, se había olvidado en las últimas veinticuatro horas, que el agua era una cosa realmente necesaria para la vida, así que bebo ansiosamente cuando me acerca el vaso y vuelvo a levantar la mirada para enfrentarme a sus ojos.

Nunca me había fijado en la manera de mirarme que tenía, nunca me había fijado en la oscuridad de sus ojos cuando hacia algo que no aprobaba, y nunca me había fijado en el odio que escondían.

—¿Sabes?, me hubiera encantado que las cosas hubieran sido diferentes —niega con la cabeza lentamente como si de verdad sintiera pena —. Invertí demasiado tiempo en intentar educarte de nuevo —su mano va hasta su pecho de manera ofendida. Joder Hollywood ha perdido un gran actor —, pero no Blue, tu decidías irte por donde no debías. Nunca me hacías caso por demasiado tiempo, y te aseguro que es frustrante querer a alguien que no te quiere.

—Pero yo si te quería, yo...

—¡No me querías como debías!

Su pecho empieza a subir y bajar con violencia mientras pasa una de sus manos por su alborotado pelo. Estoy en mi propio infierno personal, y empiezo a pensar que yo solita me lo he buscado, por no prestar atención a lo que pasa a mi alrededor.

—Pero, no te preocupes —sus manos se paran en sus caderas, y sonríe como un auténtico loco —. Volveré a empezar y esta vez —se agacha frente a mí y coloca un mechón de pelo tras mi oreja —, lo conseguiré. Porque tú y yo estamos hecho para estar juntos. Te he permitido demasiadas cosas, pero no volveré a fallar en lo mis...

La puerta se abre de golpe y una figura hasta entonces desconocida para mí, aparece en ella.

—Se ha despertado. Pensé que te gustaría saberlo.

—Enseguida voy. Que no se duerma.

La puerta se vuelve a cerrar y mi corazón comienza a latir demasiado rápido. Golpea con mis costillas y empiezo a pensar que podría llegar a rompérmelas si no soy capaz de calmarme.

—Tranquila Bluebird —me sonríe de aquella manera en la que lo había hecho millones de veces y yo vuelvo a sollozar —, solo vamos a charlar.

Se levanta hasta quedar frente a mi cara, y deja un suave beso en mi frente. Un gesto de cariño que ahora lo único que provocaba es que se me revuelva el estómago y quiera vomitar.

—¿De qué vais a hablar? —intento mantenerme callada, pero no soy capaz y suplico, aunque sé que no funcionará —. No le hagas daño.

—Eso no depende de mí.

La puerta se cierra tras él con un portazo y las lágrimas vuelven a deslizarse sin control por mis mejillas mientras oigo como silbaba su canción favorita.

Hola a todo el que esté dispuesto a leerme.

Soy demasiado nueva en todo esto, y he cambiado un poco de registro. Lo primero fue una prueba y esto es algo más personal.

Quedáis todos invitados a pasaros y comentar y opinar, con respeto, eso sí, y poco más, que se lo dedico a @mariadelosangeles09, por aquellas charlas comiendo acompañadas de un cigarro y muchas risas, y a @ansonieta2, porque resulta que puedes encontrar apoyos fuera de tu limitado perímetro de seguridad, y por supuesto, a mi chuckita preciosa que no está por aquí, pero siempre pienso en ella y las tardes dramáticas juntas.

Pronto, conoceréis a los personajes principales, (al menos en lo que es mi imaginación) y nada más que decir, que os espero los lunes deseando que os guste.