capitulo 2

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Una semana después las esclavas llegaron al palacio de Topkapi. Sümbül inmediatamente aviso a la señorita Afife antes de que la Sultana Hatice se enterará.

—Señorita Afife

—¿que sucede Sümbül?

—Anoche las esclavas llegaron al palacio

—¿Hiciste lo que la Sultana ordenó?

—Porsupuesto que si, Cennet la está bañando ahora mismo -dijo seguro-

—Bien, la Sultana fue clara al querer que esa muchacha entre al harén del príncipe Mehmet así que debemos llevarla ante su presencia

—Estoy seguro que Cennet se encargo muy bien de la muchacha ayer

—Más vale

La señorita Afife se retiro del harén para poder ir a informarle a la Sultana Mihrimah que pronto presentarían a la muchacha misteriosa y que la Sultana Hatice pidió desde muy lejos.


La noche anterior

Alejandra habia llegado al palacio, a diferencia de las otras esclavas, después del viaje en barco ella fue llevada en un carruaje y no camino. Cuando llegaron al palacio ella rogó por ayuda a la mujer que estaba a su par, pero está la ignoro y cuando Cennet la llevo ella se retiró.

Cennet la llevo a una habitación junto con un eunuco llamado bülbül.

—Con que ella es la muchacha que la Sultana Mihrimah pidio. No es muy linda

—¿Cuestionas los gustos de la Sultana?

—No, ¿pero ella..? No es la gran cosa, ve, no tiene nada

—¡Oye suéltame!

—Ay si puedes hablar animalito -lo dijo con un tono infantil-

—Mejor llévatela y mañana la llevaremos en la presencia de la Sultana

—Bien

—Y ponle un nombre, el que quieras

—Mmh -la mujer la vio de abajo a arriba- Ayşe

—Yo no me llamo Ayşe, soy Alejandra

—¿Acaso crees que me importa? Anda camina

Bruscamente la encerro en un cuarto oscuro y algo alejado del harén. La joven estaba asustada, temía por su vida y extrañaba a sus padres. Recordó esa misma noche como fue la tarde de su rapto.

Alejandra era una joven rubia y de ojos verdes, era de estatura mediana y muy alegre.

Era una linda tarde y su padre estaba vendiendo en el mercado. Su madre estaba lavando ropa y ella cocinaba lo que sería el almuerzo.

De repente la campana sonó y todos los habitantes sabían que eso era por un posible ataque. Todos corrieron y se escondieron en donde pudieran.

Unos hombres llegaron a la casa de la rubia, sus padres la habían escondido, pero aún así la encontraron y se la llevaron. Ella sin saberlo había sido pedida especialmente por una Sultana.

Seguía llorando y suplicándole a la virgen María que la ayudará, extrañaba a sus padres y su hogar, su única opción era rezar y esperar por un milagro.

Una Sultana Especial Where stories live. Discover now