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—¡Max! ¡Ven Max!— llamó Andrew al cachorro. —Vamos, salta a la piscina.— le dijo haciéndole señas.
—Anda Max, salta.— dijo Robert.
Andrew correteaba alrededor de la piscina, emocionado, mientras Max, el cachorro, observaba con curiosidad. Robert se encontraba sentado al borde de la piscina, animando a ambos.
—¡Vamos, Max, al agua!— exclamó Andrew con entusiasmo.
Max inclinó la cabeza, indeciso. Casey, desde una silla cercana, sonrió observando la escena.
—¡Vamos, chico, salta!— instó Robert.
Finalmente, Max se decidió y, con un salto torpe, aterrizó en la piscina, provocando risas de Andrew.
—¡Bien hecho, Max!— gritó Andrew mientras Max nadaba hacia él.
Robert rió también y se levantó, acercándose a Casey. —¿Esos dos se llevan muy bien, no?
—Sí, se nota que se divierten juntos. Ese cachorro se ha convertido en su mejor amigo.— respondió Casey con cariño.
Andrew chapoteaba con Max, disfrutando del juego en el agua. De repente, Max salió de la piscina y sacudió el agua, salpicando a Andrew y desatando risas aún más fuertes.
—¡Max! Maldito cochinote.— exclamó Andrew entre risas.
—¡Andrew! ¿Que te he dicho sobre decir esas palabras?— le regañó Casey.
Andrew se rió, intentando contener su entusiasmo. —Lo siento, mamá, pero es que Max me salpicó mucho.
Casey negó con la cabeza, pero su mirada mostraba diversión. —Bueno, trata de no repetir esas palabras, ¿de acuerdo?
Andrew asintió con una sonrisa traviesa. Max, ajeno a la reprimenda, seguía disfrutando de la piscina.
—Deja de reírte, estúpido.— le dijo a Robert. —Que por tu culpa es que dice esas palabras.
—¿Por mi culpa? ¿Y yo que hice?— preguntó inocente.
—Hazte el tonto.— dijo ella incorporándose. —¡Andrew! A lavarse las manos, rápido, hay que comer.— dijo colocando los pies en el piso para levantarse.
Rápidamente Robert se acercó a ella. —Te ayudo.— dijo rodeando su cintura y tomando su mano.
—Robert, estoy embarazada, no invalida, puedo levantarme sola.— dijo ella rodando los ojos.
—¿Y si te resbalas por el agua? No, yo te ayudo.
Casey se rió suavemente ante la insistencia de Robert. —Bueno, ayúdame entonces intenso.— Aceptó su ayuda y se levantó.
