VII. Afrodita

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Observaba la habitación nueva a la que me había llevado. Este lugar sin duda era donde ensayaba sus shows de striptease.

El cuarto estaba apenas iluminado con una suave luz roja, era una habitación lo suficientemente espaciosa, podría decirse que aquel espacio en lugar de tener paredes tenía espejos. Lo único que veía cada que giraba mi cabeza era mi reflejo.

Me había dejado sentada en una silla negra justo en el centro de la habitación, mientras esperaba por ella.

Súbitamente, la puerta se abre con un suave crujido y esta vez quien está ahí frente a mí es Lady Venus, había extrañado verla con aquel antifaz y esa lencería que era tan clásica de su estilo.

Ella comienza a moverse con elegancia al ritmo de una música suave que comienza a sonar desde algún lugar de la habitación. Mientras se mueve, su expresión facial refleja determinación y sutileza. La atmósfera se llena de una energía magnética mientras ejecuta movimientos que combinan destreza y arte.

Lady Venus se acerca con gracia mientras continúa su actuación. Con una sonrisa juguetona, se detiene a pocos pasos de mí, mirándome directamente a los ojos y siento mi corazón latir más acelerado.

— ¡Vaya, vaya! Parece que tengo una espectadora especial esta noche. — murmura Lady Venus con un brillo travieso en sus ojos. — ¿Te gusta lo que ves? — pregunta con una voz suave y sugerente mientras continúa moviéndose al ritmo de la música, haciendo un gesto invitador hacia mí.

Sentía la garganta secarse mientras ella giraba al rededor de la silla en la que me encontraba y me tocaba de una forma tan suave que me desesperaba.

Mi corazón latía desbocado mientras Lady Venus continuaba su cautivadora danza, envolviéndome en su magnetismo. Me esforcé por mantener la compostura, pero su cercanía y suaves caricias hicieron que cada fibra de mi ser se estremeciera.

— Eres... increíble — logré articular, con la voz apenas en un susurro.

Ella sonrió, deleitándose con mi reacción. Con un gesto seductor. Un torbellino de emociones y deseo me envolvían. La música pulsaba en el aire, marcando el compás de esta escena íntima.

Se dio la vuelta dejándome ver su preciosa figura mientras se dirigía a la barra donde me daría un show de pole dance.

Cuando comienza su baile parece más una representación teatral, un ballet moderno que transmite emociones profundas a través de la danza. Mientras se mueve con gracia alrededor de la habitación, su expresión facial refleja determinación y pasión. Con cada movimiento, transmite una historia, una narrativa emocional que va más allá de lo físico.

Ella aún ahí me mira con los ojos brillantes y una sonrisa llena de energía.

Yo no podía evitar sentirme cada vez más atraída por ella, como si eso fuera meramente posible.
Había obedecido a su orden de quedarme sentada aunque ahora mismo quisiera correr hacia ella y dejarle saber todo lo que sentía.

A pasos lentos se acercó a mí, pero me terminó por sorprender cuando se sentó a horcajadas sobre mis piernas y sentí el tacto caliente de su piel tocar la mía.
Quise tocarla con mis manos pero negó.

— Sabes que las bailarinas cuentan con algunas reglas ¿no? — dijo con un tono demasiado seductor y con su dedo índice subió mi barbilla para que la mirara a los ojos.

Asentí.

— Pero esta vez cambiaremos un poco las reglas. — sonrió maliciosamente.

Me esforzaba por mantener mis impulsos hacia ella, realmente lo hacía.

— Las reglas están hechas para romperse de vez en cuando. — dije y obtuve una preciosa sonrisa por su parte.

La Musa de Venus | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora