VIII. Intimidad

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— Veamos una película antes de dormir. — propuso mientras se tumbaba en su enorme cama con el control de la TV en sus manos. — Acuéstate aquí conmigo. — dio palmaditas a la cama mientras me esperaba.

Mientras nos acomodábamos en la cama, elegimos una película de terror que prometía escalofríos. A medida que la trama se desarrollaba, los sustos y la tensión aumentaban. Cada momento de suspenso nos acercaba más, situación que yo verdaderamente agradecía y sin darme cuenta, sus manos se encontraron, aferrándose a las mías en busca de consuelo.

Los sustos resonaban en la habitación, pero también resonaban nuestras risas nerviosas cada vez que saltábamos por un susto repentino. A mitad de la película, un momento particularmente aterrador hizo que nos abrazáramos instintivamente, buscando seguridad en la otra.

Yo me sentía agradecida de la cercanía que estábamos compartiendo. Mis sentimientos por ella nunca cambiaron, sabía que estaba casada, pero trataba de no pensar en ello. Además hasta la propia Lisa parecía olvidar de vez en cuando a su esposo.

Mientras la película llegaba a su clímax, el ambiente estaba cargado de emoción. La tensión entre nosotras era obvia, pero no solo por el miedo a la película, sino por la complicada mezcla de sentimientos que estaban presentes en la habitación. Los abrazos continuaban, mientras nos brindábamos consuelo mutuo ante los momentos más escalofriantes.

A pesar de la tensión emocional, la conexión entre ambas era innegable. Cada mirada compartida y cada gesto de apoyo reflejaban una complicidad única.

— Quién diría que eres una miedosa. — bromee con ella.

Lisa se rió suavemente, desviando la mirada brevemente hacia mí. Su mano seguía aferrada a la mía, una conexión que parecía más fuerte con cada susto de la película.

— Bueno, ¡sí! Los sustos siempre me sorprenden. — respondió con una sonrisa, apretando ligeramente mi mano. — ¿Te ha gustado? —preguntó, su tono revelando una mezcla de emociones difíciles de descifrar.

Asentí, encontrando difícil desviar la mirada de sus ojos. Un silencio incómodo se instaló, como si ambas quisiéramos decir algo más, pero ninguna de las dos se atreviera a dar el siguiente paso.

Lisa rompió el silencio con un suspiro suave, desviando la mirada por un momento antes de encontrarse con la mía nuevamente.

— Gracias por esta noche, ha sido... diferente y especial. — Su voz era suave, con un matiz de emoción apenas perceptible.

Sentí un nudo en la garganta, buscando las palabras adecuadas mientras nuestras manos seguían entrelazadas. Era un momento intenso, lleno de emociones contradictorias. No quería arruinar la hermosa complicidad que estábamos compartiendo, pero también deseaba expresar lo que estaba sintiendo.

— Ha sido una noche increíble, de verdad. Me encanta pasar tiempo contigo, Lisa. Eres alguien muy especial para mí. — Mis palabras salieron con sinceridad, dejando entrever mis sentimientos aunque tratara de ser cuidadosa.

El silencio volvió a teñir el ambiente, pero esta vez se sintió más cómodo, cargado de una comprensión mutua. Ambas compartíamos un momento único, lleno de emociones aunque confusas, nos acercaban de una manera inexplicable.

Lisa y yo nos quedamos mirándonos, sumergidas en un silencio lleno de significados no dichos. Era como si el tiempo se hubiera detenido en ese preciso instante, dejándonos espacio para procesar lo que estábamos sintiendo.

Finalmente, rompí el silencio con un susurro apenas audible.  — Lisa, ¿puedo preguntarte algo?

Ella asintió suavemente, su mirada reflejaba curiosidad y una pizca de anticipación por lo que vendría.

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⏰ Last updated: Dec 21, 2023 ⏰

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La Musa de Venus | JenlisaWhere stories live. Discover now