Capítulo 38: Entre Huellas de Nieve

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Violeta, con una mezcla de satisfacción y nerviosismo, había preparado con esmero el postre, consciente de la preferencia de Villalobos por esa delicia en particular, a pesar de que ella misma no era aficionada a los dulces. Mientras esperaba la llegada de Villalobos y Katherine, se impacientaba en medio de la tranquilidad reinante en el apartamento.

Finalmente, tras completar la última pincelada de la decoración, Violeta permitió a Villalobos ingresar al departamento bajo la condición de que mantuviera los ojos cerrados, una medida inusual para sorprenderlo. Katherine, complacida por el aura de misterio, se convirtió en cómplice y guió a Villalobos hasta la cocina, cubriéndole incluso la máscara para evitar que pudiera percibir cualquier olor.

Violeta, ansiosa y respirando profundamente para disimularlo, tomó con cuidado el cheesecake y lo colocó sobre la mesa. Observó el postre con una mezcla de nerviosismo y satisfacción, preguntándose si Villalobos apreciaría su esfuerzo. Al darse cuenta de que Katherine ya estaba fuera del departamento, se acercó a Villalobos.

Violeta: Katherine se ha ido. Ahora estamos solos.

Villalobos, intrigado, sonrió bajo la máscara.

Villalobos: ¿Qué tienes planeado, Violeta?

Violeta rodeó la mesa para quedar frente a él, preparada para sincerarse.

Violeta: No soy aficionada a lo dulce ni a preparar cosas con las manos, pero quería hacer algo... para ti. Espero que te guste.

Sus palabras fueron un susurro lleno de nerviosismo que capturó la atención de Villalobos. Sonriendo bajo la máscara, él bromeó con sarcasmo.

Villalobos: ¿Preparaste algo para mí? ¿Te volviste toda una repostera?

Violeta lo interrumpió antes de que pudiera continuar, pidiéndole que abriera los ojos.

Violeta: Abre los ojos, Villalobos.

La petición fue firme, y Villalobos asintió antes de abrir lentamente sus ojos. Se encontró con los de Violeta, que brillaban con nerviosismo, dejándolo momentáneamente enmudecido. Cuando Violeta miró la mesa, Villalobos hizo lo mismo y se encontró con el cheesecake adornado con frutos rojos y crema batida, exactamente como le gustaba.

Violeta, suspirando, se giró para tomar una cuchara.

Violeta: Pruébalo, a ver qué te parece.

Villalobos, asintiendo en silencio, tomó la cuchara con suavidad y, con una expresión expectante, tomó una porción del cheesecake. Violeta lo observaba en silencio, ansiosa por conocer su reacción. Sin embargo, cuando vio que los ojos de Villalobos se dirigían hacia ella, se giró rápidamente para darle la espalda, balbuceando en cuestionamiento.

Violeta: ¿Qué... qué te parece?

Pero sus palabras se disolvieron en el aire cuando sintió los brazos de Villalobos rodear su cintura, abrazándola por la espalda, y susurrarle al oído.

Villalobos: ¿Realmente quieres saber la verdad, Violeta?

Las palabras intrigaron a Violeta, quien lo miró de reojo hasta que Villalobos, girando suavemente, quedó frente a ella. Comenzó a quitarse lentamente la máscara, revelando su piel palidecida y el leve brillo de sus colmillos sobresaliendo por sus labios. Violeta, inquietándose ante su cercanía, se giró por un momento y tomó la cuchara de su mano para acercarla a la boca. 

Villalobos, divertido, tomó la porción con delicadeza, permitiendo que las expresiones en sus ojos rojizos reflejaran cómo cada sabor inundaba su paladar, convirtiendo el simple acto de probar en un deleite sensorial.

-"El Resurgimiento de Villalelphia"- @YumenonakadeWhere stories live. Discover now