Cliché cuatro: triángulo amoroso

167 42 7
                                    


Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.


Camino por el campo de deportes para regresar al colegio.

A mi espalda, el equipo de animadoras realiza la rutina del día mientras el equipo de football americano juega un partido de práctica. No participo de la clase de gimnasia porque no se me dan bien los deportes y la profesora de E.F. ya perdió la esperanza conmigo, así que me retiro antes de tiempo. No tiene sentido que me quede calentando la banca.

Cruzó los vestuarios, ya a medio camino hacia el colegio, cuando choco contra alguien.

—Debemos dejar de encontrarnos así —dice una voz suave pero profunda.

De inmediato, me ruborizo y un escalofrío me recorrer de la nuca a los pies. Levanto la mirada para ver los ojos verdes de Alex, que sonríe divertido. Me quedo inmóvil, procesando la situación.

Ayer pasamos cerca de cuarenta minutos intercambiando mensajes de texto, y fue maravilloso. ¡De verdad! Todo parecía ir excelente, pero de un momento a otro él dejó de escribirme y... bueno, esa parte no se sintió bien. De modo que, herida por su actitud, me abrazo a mí misma y sigo avanzando.

—Permiso —digo cuando lo rodeo.

—Elena, espera —pide.

Me aferra el brazo para obligarme a voltear. Nuestros ojos se encuentran y, al igual que esa mañana en la clase de Matemática, siento que una fuerza indescriptible me aferra y soy incapaz de apartar la mirada de él. Su mano se cierra sobre mi antebrazo, despertando una corriente que me invade por completo.

Alex abre y cierra la boca. Parece juntar fuerzas y finalmente dice:

—Elena... lo siento.

—No hay nada por lo que disculparse —respondo de inmediato.

Él niega con la cabeza

—No, es que... —Su entrecejo se frunce; es como si quisiera decirme algo, pero no pudiera—. Yo... No puedo ser tu amigo.

Abro los ojos desmesuradamente. Sus palabras me duelen, mucho, pero no pienso dejar que lo note. En lugar de eso, me aferro al enojo que sus palabras me provocan.

—¿Y por qué no?

—Elena...

—Es una pregunta sencilla —encojo los hombros, desafiante—. ¿Es porque soy una nerd? ¿Es porque no quieres que te relacionen conmigo?

Mis propias palabras me hieren, pero las acepto por la realidad que son. Sin embargo, Alex niega con prisa.

—¡No! ¡Claro que no! —exclama. La fuerza de su voz me sorprende, dejándome muda—. No se trata de eso... Es... —Suelta aire por la nariz, incapaz de mirarme a los ojos—. No soy una buena persona y temo que si nos acercamos demasiado... pueda acabar lastimándote.

¿Qué no es una buena persona? ¿Cómo puede decir eso luego de haberme defendido en clase? ¿Luego de haberme explicado de dónde obtuvo mi número de teléfono? No sé por qué piensa una cosa así, pero está claro que se equivoca.

Muerdo mi labio inferior y observo su mano sobre mi piel; ya no me agarra, pero tampoco me ha soltado.

—¡Elena!

La voz de Jake me aparta del ensimismamiento que la cercanía de Alex me provocó. Ambos volteamos hacia el sonido de su voz. Mi amigo está sudado y aún viste su uniforme de football cuando se aproxima a nosotros con paso certero. Algo en su expresión me dice que está fastidiado, y no entiendo por qué hasta que se para junto a mí mirando a Alex con severidad.

—¿Te está molestando?

Tiene una expresión seria que nunca antes le había visto. Alex me suelta de inmediato y la cara me arde ante la implicación. Disimuladamente, acaricio la zona donde Alex me tocó y puedo notar que sus ojos siguen el movimiento de mi mano con intensidad. Paso saliva con fuerza.

—No pasa nada, amigo. Tranquilo —dice Alex, levantando las manos en son de paz.

Jake da un paso hacia él, amenazante.

—No soy tu amigo —gruñe en un tono igual de amenazador.

—¡Jake! —Jalo de su brazo, pero ni siquiera parece notarlo—. ¡Basta! ¿Qué te sucede?

En lugar de responderme, ambos se observan con intensidad. De algún modo, algo se comunican con esas miradas, porque al cabo de unos segundos Alex resopla, sonríe de medio lado y se aleja. Jake y yo lo vemos marchar hasta que se encuentra lo suficientemente lejos, entonces volteo hacia mi mejor amigo.

—¿Qué rayos sucede contigo?

—Elena, no quiero que te acerques a él.

—¿Qué? —Indignada, cruzo los brazos—. No puedes decirme con quien...

—Elena —interrumpe.

Vuelve sus ojos azules hacia mí y pierdo la voz ante la intensidad de su mirada. Nunca me había mirado así.

Toma mi rostro entre sus manos, acariciando mi mejilla con el pulgar.

—Conozco a los chicos como Alex. Créeme, es mejor no tenerlos cerca. Yo... —Agacha la mirada, luego vuelve a mirarme con determinación—. Solo me preocupo por ti.

El corazón me da un salto al oír eso.

Siento la garganta apretada. Es Jake, el chico con el que crecí, no obstante, siento que estoy viendo a una persona completamente distinta. Por primera vez, lo veo como el hombre en que se ha convertido...

 Por primera vez, lo veo como el hombre en que se ha convertido

Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.
La historia más tonta de WattpadOù les histoires vivent. Découvrez maintenant