Epílogo

112 11 3
                                    

En otra habitación, una dama y un zorro conversaban grácilmente

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.

En otra habitación, una dama y un zorro conversaban grácilmente. La mujer usaba un vestido de verano y bebía té de orquídeas. Tatsumi llevaba su uniforme de siempre. Lilia Zaforteza —la mamá de Roke Zaforteza—, observaba la ventana con intriga.

—Necesito un consejo, Tatsumi. —Lilia apoyó su taza en la mesa. Sus largas pestañas bajaban con elegancia.

—No soy la persona más adecuada para dar consejos —dijo el zorro.

—Lo sé, tiene que ver con Rovin.

—¿Qué pasa con Rovin?

—Es un niño. Nunca me dijiste.

Tatsumi se alteró un poco.

—Mi error. ¡Lo siento, mi señora!

—No te culpo. Te habría mandado al calabozo si me enteraba.

—Ja, ja. —El zorro tragó saliva.

—Pero eso quedó en el pasado. Te llamé aquí por otro motivo.

—Dígame.

—Veras, se mocoso me parece sumamente interesante —dijo Lilia, calmada—. Lo he pensado y tengo una idea.

—De qué va.

—Quiero que Roke y Rovin se vuelvan amigos. ¿Qué te parece?

El zorro ajustó su corbata.

—Rovin es un plebeyo, mi señora.

—Lo sé —replicó, tranquila—. No importa. Me gustaría saber tu opinión.

—Me parece una idea interesante.

—¿Crees que se vuelvan amigos?

—No será sencillo. Pero sí.

—Perfecto. Supuse lo mismo.

—Mi señora es muy inteligente.

—Basta de halagos. —La mujer bebió un poco de té—. Los contactos son importantes. Rovin será el primer contacto de mi hijo. Hagamos esto.

—Como usted ordene.


****


Una chica de tez blanca —con rasgos de oveja—, conversaba con un tipo de extensa melena verde. La doncella tenía orejas de animal, cuernos ensortijados y una cabellera esponjosa y mullida (lana). El hombre vestía una sotana azabache y usaba anteojos. Los dos conversaban sobre algo.

—¿Eso es todo? —dijo el tipo.

—Sipi.

—No puedo creer que un mocoso haya matado a un FeneGram, una de las trece razas que descienden del Rey Demonio. Inaudito.

—Así pasó. Aquí la prueba, el cacho de un FeneGram

Miguel tomó el objeto, sacó una lentilla de su hábito y examinó el tesoro a detalle. Las estrías en el cuerno mostraban un patrón octogonal y destellaban como rubíes. La oveja no mentía.

—Que pieza más fresca.

—Lo mataron ayer, meh.

—Entiendo. ¿Qué pasó con el mocoso?

—Lo rescaté a cambio del cuerno.

—Oh, pudiste tomar los dos.

—No soy una ladrona, meh.

—Ja, ja.

La chica oveja hinchó las mejillas, enfurruñada. Sus palabras eran ciertas, excepto por un detalle. No recibió el cacho de Rovin, sino de la daga que cargaba el mocoso (una espada parlante). Flamy no contó 'eso'. El tipo ajustó sus gafas.

 El tipo ajustó sus gafas

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.

—Buen trabajo, Flamy. Hiciste lo correcto.

—Gracias, meh.

—Ahora con respecto a ese mocoso.

—Diga.

—Necesito conversar con él.

Morí como un ladrón y reencarné como un... ¿ladrón?Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora