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El amanecer llegaba, los zombies se aproximaban, era hora de seguir su camino.

–Ahh ¡Me muero de hambre! - Ese quejido levantó a todos los demás presentes.
–Tengo comida pre-calentada, señor. - le extendió una lata de sopa mediodormido.

–Oh no.. llámame Coach, y gracias. - tomó la sopa y la devoró casi al instante, no era la mejor comida pero en el fin del mundo no podías exigir mucho, no habían animales en zonas infectadas y todo lo comestible estaba en las áreas controladas por los militares.

–¿Hora de presentaciones eh? soy Rochelle pero pueden decirme Ro. Encontré a Coach mientras me dirigía a Whispering Oaks y decidimos ir juntos para poder escapar más rápido. -

–Ellis McKinney, encantado. - dijo antes de seguir la conversación.

–Ro.. ¿tú como sabes del virus? - preguntó el mecánico.
–Soy reportera, la información la tuve de primera mano y luego de alertar a la población escapé de la ciudad, mis ayudantes no tuvieron tanta suerte.. - dijo lo último con una cara algo decaída. - Si quieres saber más de este virus solo sé que hay gente que es inmune y otra que no, es un tipo de suerte que nadie conoce cómo se consigue. -

Mientras el menor paseaba por el pequeño refugio notó varios graffitis y escrituras en las paredes, seguramente dejados por anteriores sobrevivientes.

–Veo que muchos odian a la CEDA.. ¿Por qué? -
–Según escuché ellos son los que iban salvando a las personas y dejaron muchos por atrás, la gente se siente decepcionada y estresada.. los pocos sobrevivientes que quedan se valieron de sus destrezas para sobrevivir. - Respondió el entrenador con cierta sospecha, él no sabía mucho de lo que estaba pasando ya que solo era un simple profesor de una escuela pública de Savannah, pero con sus últimos colegas con los que habló parecían saber algo del desastre que estaba ocurriendo mundialmente. A todo esto se encontraba el apostador en una esquina, sintiéndose excluído del grupo, no podía pedir más; era un criminal buscado por la ley y con razón; había matado gente, estafado cientos de casas de apuesta, venta ilegal de armas, drogas.. etc.

–Deberíamos avanzar, si no empezamos ahora llegaremos en la noche y será más dificil diferenciar a los zombies. - abrió la puerta la morena mientras alistaba su arma, todos tomaron lo que más les convenía –o lo que sabían usar– el más veterano parecía ser Nick, aunque no emitía una sola palabra desde hace rato, pese a la pequeña conversación que tuvo en la madrugada con Ellis, se sentía ajeno a todo.

–Nick.. gracias. - espabiló cuando escuchó esas palabras proveniendo de los labios del  sureño. Había estado caminando como zombie siguiendo al grupo desde hace un rato, atrás, distraído en sus pensamientos.

–¿Ah? - volteó a verlo, estaban ambos al lado del otro mientras que Coach y Rochelle iban por delante asegurando el camino.

–Que gracias, ahora me siento mucho mejor gracias a que me curaste.
–No pasa nada Ellis, sería inhumano dejarte en esas condiciones, soy un hijo de puta sí, pero no un monstruo. - por más positivo que haya parecido lo que dijo el de traje tenía un semblante serio, quizas melancólico. No podía entender el estado de su ánimo..
–¿No te pone feliz encontrar mas sobrevivientes? ¡Podremos llegar a New Orleans más fácil! - dijo el mecánico con intenciones de animar al de traje, era propio de él querer ver felices a todos.

–Esto no es un paseo del insti Ellis, no se trata de hacer amigos se trata de sovrevivir como dé lugar. -
–¿Pero de qué servirá llegar hasta el final si planeas seguir solo el resto de tu vida? - Veía a Nick como un chico solitario, no creía que eso debería detenerlo de intentar hacerle ver que el mundo no es tan malo como parece. En su corazón floreció una nueva idea.

"Nick tiene que ser feliz de nuevo"

–¡Porque no planeé en un principio seguir vivo! niño.. llegaste en el peor (o mejor) momento, estaba apunto de tener una sobredosis y acabar con esta mierda, pero tenías que llegar y arruinar mis planes. - Comenzaba a molestarle al azabache toda la situación, lo admitía.

–¡Shhh! ... oigo un Boomer. - De pronto, la morena los interrumpió a lo lejos, con la conversación se habían alejado un poco del grupo y decidieron dejarlo para otro momento.
–Déjalo Ellis, solo sigo aquí porque no me queda de otra. - apresuró su paso y se reintegró al grupo; de fondo dejaba a un chico triste y pensante, fuera de la orden que tenía comenzaba a empatizar con Nick, si hubiera sabido eso lo hubiera salvado de nuevo mil y un veces.

“Nadie debería morir triste y solo..”

“Nick necesita algo.. algo que le haga apreciar su vida más”











𝒀𝒐𝒖 𝑮𝒆𝒕 𝑴𝒆 𝒔𝒐 𝑯𝒊𝒈𝒉 | 𝑵𝒆𝒍𝒍𝒊𝒔Where stories live. Discover now