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La noche asomaba y los sobrevivientes estaban en el refugio, a diferencia del otro este era un poco más grande. Se encontraban dispuestos a dormir lo que quedaba del día y seguir su recorrido por los pasadizos del amor.

–Bien, buenas noches. - dijo mayor de ahí antes de cubrirse entre sábanas esparcidas por el suelo, los anteriores sobrevivientes habían pensado un poco en los siguientes que llegarían a ellos. Rochelle estaba dentro de un saco de dormir y Ellis se había re-puesto su overoll de mecánico por completo (este poseía mangas largas algo ya desgastadas y un cierre completo de cintura a pecho). Por otra parte estaba el apostador, en una esquina pensativo, apartado de los tres más; nadie siquiera se fijó en ello, nadie más que el joven mecánico. La reportera y el entrenador quedaron profundamente dormidos rápidamente cuando no se le quitaba de la mente al de ojos verder la apatía del criminal, le generaba cuanto menos curiosidad. Estaba completamente dormido cuando escuchó el seguro de la puerta del refugio cerrarse, abrió los ojos cuando notó la ausencia del pelinegro, una preocupación crecía en su interior. Se puso de pie y aún tambaléandose abrió la puerta para ir detrás del de traje, estaba ahí, fumando un cigarro pacientemente. Su calmada respiración y el humo que botaba de su boca lo hizo toser silenciosamente.

–¿Q-qué haces? ¿y ese cigarro? - se acercó con pisadas lentas y tímidas.
–No te importa niño. - le dió media espalda y siguió calando de su puro.
–Sr. Nick.. digo, Nick, fumar no te hará bien en medio de una persecución por nuestra vida.
–No pienso seguir viviendo por mucho de todas formas..
–¿Por qué? -
–Ellis, no sabes nada de mi, solo déjame tranquilo..- aquel semblante serio se mantenía intacto, solo que sus ojos levemente azulados no reflejaban ninguna luz de vida.
–Pero quiero saber.. mira tío sé que nuestra forma de conocernos fue algo forzosa, solo me dijeron que tenía que salvarte y llevarte fuera de Savannah..-
–Ellis, ¿sigues sin entenderlo? - el silencio se hizo presente cuando el mayor volteó a verlo y el mencionado no emitía ningún sonido. Suspiró.

–Los que te mandaron a mi ubicación fueron una mafia, yo antes.. - formó una mueca de disgusto –Yo antes pertenecía a Ángeles de la Muerte.- el rostro del menor seguía mostrando confusión.

–¿Ángeles de qué?
–Ah, eso no es importante, el caso es que cuando me fui no fue bien aceptado, de hecho, sigo siendo de ellos, solo escapé. Estaba harto de esa vida fácil y vacía, pero los años habían pasado, no podía empezar de cero. Me quedé solo y bueno, me encontraste en medio del fin de todo.
–Entonces..- el mecánico comenzó a sentir náuseas al darse cuenta de la situación.
–Sí, Ellis, ellos hicieron un pequeño trato contigo a cambio de que no muera. Soy alguien muy valioso para ellos y lo saben, no podían perder a su mejor Az tan fácil. Seguramente estén buscándome ahora. - mostraba indiferencia al relatar posiblemente su pronta desaparición.
–N-Nick.. yo no.. - sus ojos veían algo borroso cuando volteó a ver al de traje, se sentó en el suelo.
–Está bien, Ellis, quieres lo mejor para tu familia. Te preocupas por los tuyos y haces lo que sea con tal de protegerlos, eso es digno. - trató de mostrarle una sonrisa consoladora.
–P-pero Nick.. esto no está bien, yo no sabía que esto implicaba que, te irías.. - lo admitía, fuera de sus groserías, hiriente sentido del humor y una expresión hastiada constante Ellis le había agarrado cierto cariño, había ido de ciudad en ciudad buscándolo, reparando carros para seguir, anotando en un papel las características que le habían dado.. lo vió como una ayuda, pero eso significaba la poca libertad que había gozado el apostador, tenía una vida de lujos, armas, alcohol, fiestas, drogas y prostitutas pero en su mente no había nada más preciado que un poco de silencio y tranquilidad. Dillon era un chico rudo, pero dentro de ese dañado corazón solo había un joven que recurrió a la mala vida para tener algo de comer, y sin darse cuenta, estaba alrededor de gente falsa, aprovechada, violenta e ignorante. Le dió una última calada a su cigarro antes de tirarlo y pisarlo. Las lágrimas de ese niño brillaban con las luces artificiales que seguían funcionando en el lugar, sus ojos algo grandes y con un rubor formado por la tristeza del menor eran lo único que veía mientras estaba de pie y bajaba su mirada, había dejado su gorro azulado en la mesa del refugio y se apreciaba su ondulado pelo castaño claro; se veía tierno, o eso pensó por un momento fugaz.

–Ellis, Ellis, no llores hombre que no es para tanto, me conoces hace uno o dos días. Si un día amanece y no me ves más piensa que tu familia estará a salvo. Te olvidarás de mi pronto, no soy nadie especial aquí, solo tuve suerte de no ser infectado. – Se sentó a su lado y su postura calmada fue contagiada lentamente para el mecánico, que aún seguía negándose a dejarlo ir.

–Creo que te voy a extrañar. - nunca había escuchado palabras tan dulces dirigidas hacia él, eso le provocó un sentimiento raro en el pecho.
–¿Eh?.. - volteó su mirada a otro lado algo sorpendido, su cuerpo tuvo una reacción que nunca había provocado nadie, entre nerviosismo y felicidad.
–Digo, busqué por todo Georgia por usted. En ningún momento pensé que aquel rudo y egoísta hombre del que me hablaban los que lo conocían terminaría cayéndome bien.
–¿Te caigo bien? - con cualquier otra persona no le hubiera importado lo más mínimo, pero era Ellis, la persona más pura que había conocido en toda su vida. Solo tenía recuerdos de haberlo tratado mal ni bien se conocieron pero ahora era diferente, no supo diferenciar cuando pasó eso de encapricharse con el menor de ojos verdes, con voz suave y sureña que hasta le lograba dar algo de ternura, pero se sentía tan lejos estando aún tan cerca. Él era una rata más de la sociedad, el mecánico era una gota de oro en toda la mierda que estaba a su al rededor, no se sentía merecedor de ese aprecio.

–Bueno.. sí, quizás suene ridículo pero apesar de todo lo que me dijeron, usted, Nick, parece una buena persona. - observó su rostro mientras decía todo ello, una pequeña sonrisa inocente se hizo presente, pero no pudo evitar notar sus mejillas tornadas en un leve carmesí que apesar de toda la oscuridad del lugar, las luces aún prendidas de la atracción a lo lejos le daban en un ángulo casi perfecto.
















cortito lo se, pero es un capítulo mas q nada para ke se vayan desarrollando sus sentimientos y cositas asi

por cierto hace tiempo tengo una playlist de este ship asiq si la quieren escuchar mientras leen esto u otras historias x aki la dejo

https://open.spotify.com/playlist/6DHinkuadoZqXpc8avugF6?si=q4gnM7oLQdeIWAECHKZ0Ng&utm_source=copy-link

𝒀𝒐𝒖 𝑮𝒆𝒕 𝑴𝒆 𝒔𝒐 𝑯𝒊𝒈𝒉 | 𝑵𝒆𝒍𝒍𝒊𝒔Where stories live. Discover now