CATORCE

1 0 0
                                    

EDUARDO

Me encuentro sentado en mi escritorio, mirando el mapa de la ciudad extendido frente a mí. He estado planeando este siguiente golpe durante semanas, estudiando cada detalle de los movimientos de mis objetivos y elaborando la estrategia perfecta.

Mi mente está llena de ideas, pensando en todas las posibles contingencias y en cómo evitar cualquier contratiempo que pueda surgir. No puedo permitirme cometer ningún error.

Miro hacia los informes de inteligencia que tengo a mi lado y me concentro en los detalles importantes. Es necesario estar un paso por delante de mis enemigos en todo momento, anticipando sus movimientos y reaccionando con rapidez.

Sé que mi próximo golpe será arriesgado, pero estoy seguro de que tendrá éxito. La adrenalina fluye por mis venas y mi mente está en un estado de concentración total mientras trazo cada movimiento en mi cabeza.

Mi determinación es inquebrantable, y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para alcanzar mi objetivo. Este plan es crucial para mi negocio, y no permitiré que nada lo estropee.

No puedo permitir que Terrance Black tenga la última palabra. Él puede tener la mansión y el dinero, pero yo tengo los contactos y los recursos. Tengo que planificar mi siguiente golpe con cuidado y asegurarme de que nadie me detenga.

Repaso mi lista de enemigos y aliados. Necesito reforzar mis conexiones con otros líderes de la mafia y aumentar mi influencia. También debo encontrar nuevos miembros para mi equipo, alguien que pueda hacer el trabajo sucio y no tenga miedo de ensuciarse las manos.

Pero sobre todo, tengo que mantenerme alerta y ser cuidadoso. No puedo permitirme ser descubierto y perder todo lo que he trabajado tan duro para conseguir. Mi venganza contra Terrance Black será dulce, pero tengo que asegurarme de que sepa quién es el verdadero rey del juego.

Sonrío con malicia mientras empiezo a trazar mi siguiente movimiento. Nadie se interpondrá en mi camino. Nadie.

Escucho a mi mano derecha informarme que todo está preparado para nuestro próximo golpe. Me levanto de mi escritorio y me acerco a la ventana, observando la ciudad desde mi penthouse.

Sé que lo que estamos haciendo no es legal, pero es lo que me ha dado poder y riqueza. He construido un imperio con mi inteligencia y mi capacidad de manipular a la gente. Y ahora, estoy seguro de que seguiré dominando este mundo oscuro.

Pero hay un obstáculo que se interpone en nuestro camino: la policía. No puedo permitir que nos atrapen. Por eso, cada golpe que damos es meticulosamente planeado y ejecutado con precisión. Pero nunca se sabe qué puede salir mal.

Respiro profundamente y me vuelvo hacia mi mano derecha.

—Está bien, vamos a hacer esto— le digo con determinación. Sabemos lo que estamos haciendo y somos los mejores en ello. Nada puede detenernos.

(***)

Estaba en mi apartamento, repasando mentalmente mi plan para la próxima operación cuando escuché un golpe en la puerta. Me levanté y abrí, y me encontré con Reachel, una prostituta que conocía bien. Aunque no era una persona en quien pudiera confiar plenamente, sabía que era leal a los hermanos Black, y eso era lo único que importaba en este momento.

—¿Qué haces aquí?— pregunté, sin ocultar mi sorpresa por verla.

—Necesito hablar contigo—, respondió ella, con una expresión seria en su rostro.

La dejé entrar y la llevé a la sala de estar. Sabía que si Reachel había venido a verme, era porque algo importante estaba sucediendo.

—¿Qué pasa?— pregunté, mientras me sentaba frente a ella.

La última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora