Almas en colisión:

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La sangre chorreaba sobre la piel de Apolo, salpicando el suelo bajo sus pies. Muy a pesar de su increíble velocidad, la presión ejercida por Raiden comenzaba a ser demasiada.

La ida y venida de puñetazos continuaba igual que siempre, no obstante, ahora una realidad era evidente para todos y cada uno de los espectadores: Apolo estaba siendo superado de poco en poco.

Los puños del rikishi sin igual rugían por el cielo. Apolo, siempre con la guardia en alto, continuaba moviéndose, agachándose y esquivando. La sonrisa que usualmente adornaba su rostro se había tornado en una mueca de absoluta concentración.

—Deja de contenerte...—decía Raiden entre dientes—. Si no reclamas tu arma de regreso, serás aplastado sin contemplación...

Esquivando los puños, navegando entre las explosiones de viento y tormentas de polvo, Apolo siguió avanzando.

—¡¿ESTÁN VIENDO ESTO?!—preguntó Heimdall—. ¡LENTAMENTE, APOLO ESTÁ LLEGANDO A SU LÍMITE!

Un nuevo trozo de piel voló por el cielo. El hombro izquierdo del dios sol comenzó a manar sangre.

—¡APOLO ESTÁ SANGRANDO! ¡NI SIQUIERA EL DIOS DEL BOXEO HA CONSEGUIDO EVITAR LOS GOLPES DEL RIKISHI INIGUALABLE!

—Reclama tu arma...—insistió Raiden—. No puedo ir con todo si tú tampoco lo ha...

El hombre abrió los ojos de par en par, congelado en su sitio.

—¿QUÉ ESTÁ PASANDO? ¡¿POR QUÉ RAIDEN DEJÓ DE MOVERSE?!

Zeus rió entre dientes.

—Lo han entendido todo mal—sonrió.

Raiden Tameemon, el rikishi sin igual, se encorvó sobre sí mismo y vomitó un chorro de sangre.

—¡Raiden!—gritó el público, horrorizado.

—¿Qu...? ¡¿Cómo?!—balbuceó Ares.

Zeus inhaló profundamente y asintió complacido con la cabeza.

—Incluso si los músculos de ese humano son más duros que el acero, hay más partes de su organismo que son tan suaves como en cualquier otro. Sus intestinos, estómago y demás órganos...

Raiden flexionó las piernas para recuperar el equilibrio y alzó su guardia, sintiendo un terrible dolor en el interior, cual si le estuviesen revolviendo las entrañas con un cuchillo al rojo vivo.

"Cada golpe..."—comprendió—. "Cada golpe desde el comienzo de esta pelea... ese bastardo lo ha dedicado a romper a travez de mis músculos..."

Apolo le sonrió.

—No necesito arma alguna—aseguró—. No importa lo fuerte que seas, ni siquiera tú podrás soportar que el daño se acumule en tu blando interior. Te lo dije, ¿no? Donde seas bueno, yo seré aún mejor...

Como si de una bala se tratase, un feroz puñetazo conectó en el costado izquierdo de Raiden, haciéndole retorcerse de pies a cabeza por el dolor.

La luminosa figura de Apolo se cernió como un ángel divino de la muerte sobre el rikishi, bañándolo con su fulgor.

El humano apretó los dientes. Sangre chorreaba de su boca y manchaba la arena del Valhalla. Aquel equilibrio entre ambos que pensaba haber roto seguía ahí, más endeble y mortal que nunca.

Raiden balanceó todo su peso en un brutal izquierdazo, sólo para ser ágilmente evadido por Apolo, quien respondió conectando un poderoso golpe en su estómago.

Ambos se encararon una vez más, listos para matar o morir. Raiden golpeaba, y Apolo esquivaba. Apolo golpeaba, y Raiden recibía.

"Aún no es suficiente..."—pensó el rikishi—. "Aún no es suficiente..."

Apolo VS Raiden Tameemon: Pasión y BellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora