CAPITULO DIECINUEVE

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•LA OUIJA•

21/11/1999—


Angeline





—¡Miren lo que traje!—hablo mí hermana, apareciendo por la puerta de la sala, que tenía en sus manos una tabla con letras del abecedario.

—¿Que es eso hermana?—pregunte con curiosidad viendo esa tabla de madera con asombro.

—Eva, ¿Por qué trajiste eso? Angeline es una niña y no debe jugar eso.—dijo mi hermano regañandola.

—Me lo dió un amigo de la escuela, dijo que no lo quería.—dijo, encongiendose de hombros, caminando hasta nosotros y dejando la tabla en la mesita de café que estaba frente del sofa.—Juguemos una ronda, nadie va a morir.

Dijo mí hermana sentándose al lado de nosotras en el sofá, quedando yo en medio de ellos.

—¡Si! Porfavor Gabriel...—le pedí a mí hermano, haciendo un puchero con los labios, en forma de tristeza.

El miro a Eva, que imito mí acción. Lo cual hizo una mueca de desaprobación, suspiro y vio al juego que estaba sobre la mesita.

—Bien...pero no quiero que en la noche estés diciendo que tienes miedo, ya tengo suficiente con que te acosaron y te persiguieron hasta una iglesia.

Eva y yo abrazamos a mí hermano, el cual solo se rio.

Eva se levantó del sofa y se puso del otro lado de la mesita, tomando la pieza de madera que estaba sobre la tabla, que en el centro de la pieza tenía un cristal.

—Sientense en el suelo, alrededor de la mesita.—hablo Eva, a lo cuál hice caso a lo que me dijo. Eva me extendió su mano, a lo que movió su cabeza dándome a entender que tomé su mano.

—Porque mierda acepte...—se quejo Gabriel, sentándose en el suelo, al lado mío de la mesita.

Eva le extendió su mano, a lo que el la tomo. Los tres estábamos alrededor de la mesita, viendo la tabla con letras.

—No se suelten...—dijo ella, soltando las manos de los dos, poniendo sus manos en la pieza que estaba sobre la tabla. Ella puso la pieza en el borde del tablero sin que sobresalga la pieza, ella seguía sosteniendo la pieza, y hablo—¿Hay alguien aquí?

Dijo y tomo de nuevo nuestras manos, mientras ella esperaba ansiosa algo.

—¿Que hay que hacer?—pregunte  en voz baja.

—Hay que esperar a ver si la pieza se mueve, si se mueve indica que hay un fantasma o espíritu que nos quiere hablar.—dijo Eva, a lo que el miedo recorrió mí cuerpo y mente.—¿Hay alguien aquí?

Volvió a preguntar, pero la pieza no se movió ni nada.

Mí cuerpo temblaba, y Gabriel se dio cuenta de eso.

—Ya, Eva. Angeline está temblando, déjate de estupideces.—Gabriel le soltó la mano y me atrajo hacia el, levantandose y cargándome en sus brazos.

—Bien, hermano. Que aburrido que eres.—dijo Eva y se levantó del suelo.

—No soy aburrido, sinó que Angeline es una niña y la puede dar miedo esto.—Gabriel camino comigo hasta la cocina, y tomo el teléfono.—Voy a pedir comida, ¿Que quieren?

—¡¡Pizza!!

—¡¡Pizza!!

Dijimos yo y Eva al unísono, lo cual Gabriel carcajeo.

—Bien, voy a pedir pizza.

_________________________________________

La comida había llegado, y los tres estábamos sentados en la mesa, comiendo la pizza.

—Hermano...¿Quien es Satanás?—pregunte, tomando de sorpresa a mí hermano, que se quedó inmóvil en su silla.

—Oh...no lo sé, Angeline.—dijo y miro a su comida, Eva estaba mirando a Gabriel y luego a mí, mirando a cada uno con rapidez.

Yo solo la mire y tomé otro pedazo de pizza, comiendo este y pataleando mis pies de lo rica que estaba.

Todos habíamos terminado de comer, así que Gabriel se levantó de la mesa y tomo la caja de pizza vacía, tirándola al sesto de basura.

Eva tomo los vasos en los cuales habíamos tomado, dejándolos en el lava platos.

—Angeline, ve a darte una ducha.—dijo mi hermano acercándose a mí y tomando mí mejilla derecha, dándole un leve apretón.

—Si.—acenti, moviendo mí cabeza de arriba abajo.

—Bien, ve.

Me levanté de la silla y fui hasta el baño para bañarme.

Termine de bañarme y cepille mis dientes, luego mí pelo. Me puse mí pijama y fui hasta mí habitación, pero lo iba a dormir hasta que todos estén durmiendo.

La duda de saber quien era Satanás me dejó curiosa, ya que en esa iglesia vi un cuadro que abajo decía "Satanás", y no sabía quién era el la pintura.

Me acosté en mí cama y me tape con las mantas, esperando a que Gabriel y Eva vengan y me den un beso de buenas noches como siempre lo hacen.

Espere unos minutos, y entro Eva y Gabriel a la habitación.

—Buenas noches pequeña...—dijo mí hermano dándome un beso en la frente.

—Buenas noches, Angeline.—mi hermana se acercó y me dio un beso en el pelo.

—Buenas noches—dije con una sonrisa.

Ellos sonrieron y salieron de la habitación, cerrando mí puerta.

Espere unos minutos y le levanté de la cama, camine hasta mí puerta y la abrí. Mirando la habitación de los hermanos, los cuales estaban profundamente dormidos en sus respectivas habitaciones.

Camine de puntillas hasta la sala, mire la masita y ahí seguía el juego.

Me acerque a la mesita y me senté en el suelo, mirando el tablero. Y tome la pieza pequeña de madera y la puse al borde del tablero.

Mantuve está para luego hablar en voz baja.

—¿Ahí alguien aquí?—solte la pieza para que se mueva por si sóla.

Y sin mas. La pieza se movió, a la parte que decía que SI.

—¿Puedo hacerte una pregunta?—la pieza se movió hacia un lado y volvió al lugar de SI.

—¿Eres el ángel que me salvó de esos niños?—dije, y la pieza se movió a la parte que decía que NO.

—Mm...está bien...—dije en voz baja, para después hacer la pregunta que rondaba mí cabeza.

—Esta es mí último pregunta...¿Quien es Satanás?—espere, pero no hubo respuesta. Sin más me levanté del suelo, pero la pieza se movió.

T

U

TU.




FALLEN ANGELМесто, где живут истории. Откройте их для себя