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ㅤHubo rumores, cada uno más inédito que el anterior, sobre lo sucedido con La Bruja del Mar. Nadie volvió a verla nunca, y los que habían vivido la peor de las escenas, aquellos que estuvieron presentes ese fatídico día, eran los que la consideraban muerta, fuesen cuales fuesen los rumores que rodeasen su nombre.
ㅤY, a pesar de todo y lo que había escuchado decir de labios de la mujer, allí estaba, sin apartarse de su hijo ni un solo segundos. Zoro no había sido ajeno a todos los rumores. No solo los que prometían que ella seguía viva, si no los que hablaban de las cosas que decían que ella había hecho. Algunas eran, cuánto menos, fantasiosas.

ㅤAntes de poder abrir la boca para volver a preguntar alguna otra cosa de su misteriosa persona, Luffy profirió un quejido desde su lugar tumbado, llamando la atención de los dos. La mujer se acercó despacio, acariciando los rizos del chico mientras éste se retorcía un poco haciendo un pequeño mohín, como si acabase de despertar de una siesta en lugar de haber estado prácticamente inconsciente debido a sus heridas y el cansancio de la batalla.
ㅤLuffy abrió los ojos, entrecerrando los párpados ante el molesto sol que entraba por las ventanas circulares, antes de que su visión se aclarase y encontrase junto a él a la mujer que recordaba de anoche.

“No fue un sueño.”   Dijo un sonriente Luffy con emoción agarrando la mano de su madre.

ㅤElla se sentía horrible ante la felicidad que tenía él. Había sido su culpa que aquél chico dulce de ojos de cachorro no supiera su nombre. Fue la misma Elizeth quién le pidió a la persona a quién se lo dejó que no la mencionase, pues así lo creía mejor. Pero viéndole allí, mirándola como si fuese su mayor tesoro, que supo que había cometido un gran error, uno que nunca podría pagar.

“No, Luffy. Te prometí que me quedaría.”

A pesar de su estado, el capitán de ese estrambótico barco se irguió en un rápido movimiento, sentándose en la superficie de madera. Instantes después la abrazó como si no tuviese intención de soltarla jamás, como si, de hacerlo, ella fuese a desaparecer en una nube de humo.

“Luffy, no la molestes. Ha estado a tu lado todo el tiempo, debe estar cansada.”

La voz de Sanji sonó mientras entraba de nuevo en la estancia de espaldas por la bandeja que sostenía entre sus manos. En aquella ocasión era para su capitán, que supo que se había despertado por noticia de Usopp. Él ya había comenzado a preparar comida para Luffy, sabía que se despertaría con hambre y no iba mal desencaminado.
ㅤEn cuánto Luffy vió la bandeja llena de comida sus ojos se iluminaron, aunque no soltó a su madre del todo cuando se lanzó a alcanzar la carne que tanto le gustaba.

“Nadie va a quitarte la comida, puedes comer despacio.”

ㅤ“Es inútil, señorita Elizeth. Todos se lo hemos dicho ya y ha hecho oídos sordos.”  Se quejó Sanji cruzándose de brazos, aunque lucía feliz al ver que su capitán volvía a estar como siempre.   “Encontrará su enorme apetito sorprendente.”

ㅤ“Puedo hacerme una idea. He visto a piratas comer y beber lo que cometían cinco hombres hambrientos sin vacilar.”

La de cabellos castallos observó a su hijo, al que, a pesar de tanto tiempo, reconocía por esos grandes ojos negros que siempre fueron tan expresivos. La miraba con más amor del que creía merecerse. A pesar de que haría cualquier cosa para obtener su perdón, ella no se creía merecedora de ese amor tan inocente y dulce que le estaba brindando el chico con sus ojos.

“Sabía que algún día te encontraría.”   Habló Luffy mientras sus piernas colgaban. Parecía un cachorro feliz y eso le apretaba el pecho.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐄𝐀 𝐖𝐈𝐓𝐂𝐇 |  𝗗𝗿𝗮𝗰𝘂𝗹𝗲 𝗠𝗶𝗵𝗮𝘄𝗸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora