Cap. 12: El amor es como ser sepultado vivo...

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El amor es como ser sepultado vivo, es quizás la tumba mas anhelada por el corazón para la razón y la lógica, incluso para el sentido común, es una muerte lenta y casi una eutanasia, pues el dolor se anestesia mientras haya amor, pero cuando el amor se va, pone los clavos al ataúd, enterrándote vivo sin poder escapar… y sin importar que luches con  uñas y dientes puede que sea ahí tu última morada, descanse en paz un corazón maltrecho y herido de muerte…

Ahí se encontraba, bañado en llanto y lleno de desesperación en el alma, pero muy silencioso, Byakuya, no ha dormido más que un par de horas cada día desde hacía una semana, aquel hospital parecía ya su hogar, ¿cómo habían pasado así las cosas? No podía dejar de culparse que quizás su alejamiento de Naraku le había orillado a eso, ¿qué hacía en Tokio? Quizás fue a su terapia pensaba pero eso no justificaba dos semanas ausente, ¿Qué hacía borracho conduciendo en la madrugada en una de las principales avenidas de la gran capital nipona? Había tanto que quería preguntarle, tanto que quería decirle… pero no le permitían ni acercársele, nadie puede entrar a terapia intensiva le decían, y él mientras  tanto muriéndose lentamente, sintiendo como el alma se le separa del cuerpo y el corazón se le parten cada vez que piensa que Naraku morirá…

De pronto siente una mano amiga sobre su hombro, levanta la vista y Miroku lo mira con gran compasión, los ojos tan rojos de tanto llorar, se nota que no ha dormido ni comido bien, quizás incluso ya tenga anemia, ni siquiera tiene fuerzas para levantarse a saludarlo, y Miroku no espera que lo haga, se sienta a su lado simplemente…

-          ¿Cómo se encuentra? – le pregunta en voz baja…

-          No hay ningún cambio, los médicos han tenido que reconstruirlo casi por completo, llegó en pedazos, literalmente, nadie entiende como ha sobrevivido la semana, cuando me avisaron dijeron que llegara pronto pues no le daban ni la noche, y henos aquí, 7 días después, y él aun está luchando… - dijo esto último con un nudo en la garganta tal que comenzó a llorar en silencio y sin lagrimas que derramar, convirtiéndolas en angustia en su pecho, haciéndole difícil el respirar…

-          No me sorprende, no permitirá que nadie le diga cuando morir, saldrá de esto, debes tener fe en ello… - dijo Miroku convencido de aquello y en forma de darle algo de ánimos a Byakuya…

-          Yo… no sé… de sólo pensar que muera se me viene el mundo encima… cuesta respirar…como… como estar sepultado vivo… - Miroku abrazó levemente a Byakuya, permitiéndole recargarse en su hombro y llorar…quien tardó varios minutos largos llenos de suspiros en lograr hablar nuevamente aunque quedo y sin fuerzas… - gracias… por venir a verme…

-          No te apures, pueden arreglárselas sin mí, además es bueno volver a mi ciudad natal… Sesshoumaru mandó decirte que no te preocupes por nada,  ni por tu trabajo ni por nada más, él se encargará de todo hasta que vuelvan sanos y salvos…

-          Son muy buenos conmigo, después de todo lo que Naraku quiso hacerles… a ti incluso te lastimó mucho y no mostró culpa alguna… y aun así….

-          Eso no importa ahora, no soy del tipo de persona que le desea un mal a alguien, menos uno de esta dimensión, Naraku debe tener buenas razones muy poderosas para tener tanto odio acumulado, la gente feliz no hiere a otros, está demasiado ocupada siendo feliz…así que supongo hay una lógica en todo lo que ha pasado…  y Sesshoumaru… bueno él tiene mejores cosas en que ocuparse que en odiar a alguien como Naraku… además sabemos lo mucho que te afectaría, no queremos verte sufrir más… eres nuestro amigo y nos importas… y aunque Sesshoumaru no lo reconocerá públicamente, también le preocupa Naraku y a mi igual…

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