𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 7

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𝐴𝑢𝑟𝑜𝑟𝑎

Me alegre muchísimo cuando llegó el fin de semana, porque Ron, Harry, Hermione y yo  habiamos planeado hacer una visita a Hagrid el sábado por la mañana. Pero el capitán del equipo de quidditch de Gryffindor, Oliver Wood, le había dicho a Harry que tenía entrenamiento.

Después de un rato Hermione y yo estábamos en la sala, esperando a Harry y Ron. Iríamos a ver entrenar a Harry.

Harry y Ron bajaron y cuando apenas íbamos a  salir, escúchala como nos llamaban a Harry y Ami. Era Colin Creevey.

—¡He oído que alguien pronunciaba sus nombres en las escaleras, Harry y Aurora! ¡Mira lo que tengo aquí! La he revelado y quería enseñárselas.

Desconcertada,  Harry y yo miramos la fotografía que Colin sostenía delante de su nariz.

Un Lockhart móvil en blanco y negro tiraba de un brazo que reconocí como el mío. Me complació ver que en la fotografía él aparecía ofreciendo resistencia y rehusando entrar en la foto.

—¿Me la firmas? —nos pidió Colin con fervor.

—No —dijo Harry rotundamente, mirando en torno para comprobar que realmente no había nadie en la sala—. Lo siento, Colin, pero tenemos prisa. Tengo entrenamiento de quidditch.

Yo no tuve tiempo de contestar ya que Harry jalo mi brazo para salir. Y salimos por el retrato.

—¡Eh, espérame! ¡Nunca he visto jugar al quidditch!

Colin se metió apresuradamente por el agujero, detrás de nosotros.

—Será muy aburrido —dijo Harry enseguida, pero Colin no le hizo caso.

Los ojos le brillaban de emoción.

—Tú has sido el jugador más joven de la casa en los últimos cien años, ¿verdad, Harry? ¿Verdad que sí? —le preguntó Colin, corriendo a su lado —. Tiene que ser estupendo. Yo no he volado nunca. ¿Es fácil? ¿Ésa es tu escoba? ¿Es la mejor que hay?

Vi como harry no sabía cómo librarse de él. Era como tener una sombra habladora, extremadamente habladora. Pero lo entendía, se que está emocionado y lo hace ver poco intenso, he decir muy intenso.

—No sé cómo es el quidditch, en realidad —reconoció Colin, sin aliento —. ¿Es verdad que hay cuatro bolas? ¿Y que dos van por ahí volando,
tratando de derribar a los jugadores de sus escobas?

—Sí —contestó Harry de mala gana, resignado a explicarle las complicadas reglas del juego del quidditch—. Se llaman bludgers. Hay dos
golpeadores en cada equipo, con bates para golpear las bludgers y alejarlas de sus compañeros. Los golpeadores de Gryffindor son Fred y George Weasley.

—¿Y para qué sirven las otras pelotas? —preguntó Colin, dando un tropiezo porque iba mirando a Harry con la boca abierta.

—Bueno, la quaffle, que es una pelota grande y roja, es con la que se marcan los goles. Tres cazadores en cada equipo se pasan la quaffle de uno a otro e intentan introducirla en las metas que están en el extremo del campo, tres postes largos con aros al final.

—¿Y la cuarta bola?

—Es la snitch —dijo Harry—, es dorada, muy pequeña, rápida y difícil de atrapar. Ésa es la misión de los buscadores, porque el juego del quidditch no finaliza hasta que se atrapa la snitch. Y el equipo cuyo buscador la haya atrapado gana ciento cincuenta puntos.

—Y tú eres el buscador de Gryffindor, ¿verdad? —preguntó Colin, emocionado.

—Sí —dijo Harry mientras dejabamos el castillo y pisabamos el césped empapado de rocío—. También está el guardián, el que guarda los postes. Prácticamente, en eso consiste el quidditch.

𝑵𝒐𝒄𝒉𝒆 𝑬𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒅𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora