capitulo 15

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Le dije a sheun que tenía un montón de deberes pendientes y ningún apetito. Había un partido de baloncesto que lo tenía entusiasmado, aunque, por supuesto, yo no tenía ni idea de por qué era especial, así que no se percató de nada inusual en mi rostro o en mi voz.

En mi habitación, encontré mis viejos cascos y los conecté a mi reproductor de CD. Escuché un disco que Phil me regaló por Navidad, aunque al principio no me gustaba mucho. Sin embargo, después de escucharlo varias veces, descubrí que me gustaba. Me dormí cantando todas las canciones.

Abrí los ojos en un lugar conocido. En un rincón de mi conciencia sabía que estaba soñando. Reconocí el verde fulgor del bosque y oí las olas batiendo las rocas en algún lugar cercano. Sabía que podría ver el sol si encontraba el océano. Intenté seguir el sonido del mar, pero entonces Tae-Hyung Black estaba allí, tiraba de mi mano, haciéndome retroceder hacia la parte más sombría del bosque.

— ¿Tae? ¿Qué pasa? —pregunté. Había pánico en su rostro mientras tiraba de mí con todas sus fuerzas para vencer mi resistencia, pero yo no quería entrar en la negrura.

— ¡Corre, jennie, tienes que correr! —susurró aterrado.

— ¡Por aquí, jennie! —reconocí la voz que me llamaba desde el lúgubre corazón del bosque; era la de kai, aunque no podía verlo.

— ¿Por qué? —pregunté mientras seguía resistiéndome a la sujeción de Tae, desesperada por encontrar el sol. Pero Tae, que de repente se convulsionó, soltó mi mano y profirió un grito para luego caer sobre el suelo del bosque oscuro. Se retorció bruscamente sobre la tierra mientras yo lo contemplaba aterrada.

— ¡Tae! —chillé. Pero él había desaparecido y lo había sustituido un gran lobo de ojos negros y pelaje de color marrón rojizo. El lobo me dio la espalda y se alejó, encaminándose hacia la costa con el pelo del dorso erizado, gruñendo por lo bajo y enseñando los colmillos.

— ¡Corre, jennie! —volvió a gritar kai a mis espaldas, pero no me di la vuelta. Estaba contemplando una luz que venía hacia mí desde la playa. Y en ese momento Lisa apareció caminando muy deprisa de entre los árboles, con la piel brillando tenuemente y los ojos negros, peligrosos. Alzó una mano y me hizo señas para que me acercara a ella. El lobo gruñó a mis pies. Di un paso adelante, hacia lisa. Entonces, ella sonrió. Tenía dientes afilados y puntiagudos.

—Confía en mí —ronroneó. Avancé un paso más. El lobo recorrió de un salto el espacio que mediaba entre el vampiro y yo, buscando la yugular con los colmillos.

— ¡No! —grité, levantando de un empujón la ropa de la cama.

El repentino movimiento hizo que los cascos tiraran el reproductor de CD de encima de la mesilla. Resonó sobre el suelo de madera. La luz seguía encendida. Totalmente vestida y con los zapatos puestos, me senté sobre la cama. Desorientada, eché un vistazo al reloj de la cómoda. Eran las cinco y media de la madrugada.

Me sentí incómoda e intenté dormir, pero no pude. Me deshice de mis botas y pantalones, me tapé los ojos con la almohada, pero las imágenes no desaparecieron. Decidí ducharme y esperé a que Charlie se fuera a pescar antes de regresar a mi habitación envuelta en una toalla.

Me puse un chándal cómodo, arreglé la cama y encendí el viejo ordenador. Aunque odiaba el internet en Forks, me conecté lentamente y mientras esperaba, me serví un cuenco de cereales. Después de comer, limpié y guardé todo, colocando el reproductor de CD en la mesa. Cerré los popups y finalmente escribí una sola palabra en el buscador.

Vampiro

Tenía que pasar mucho tiempo cargando las páginas del navegador y cerrando anuncios. Luego encontré una página prometedora sobre vampiros, pero en realidad era una página simple con texto negro sobre fondo blanco. El texto del sitio empezaba con dos citas.

No hay en todo el vasto y oscuro mundo de espectros y demonios ninguna criatura tan terrible ningún a tan temida y aborrecida, y aun así aureolada por una aterradora fascinación, como el vampiro, que en sí mismo no es espectro ni demonio, pero comparte con ellos su naturaleza oscura y posee las misteriosas y terribles cualidades de ambos.

Reverendo Montague Summers

Si hay en este mundo un hecho bien autenticado, ése es el de los vampiros. No le falta de nada: informes oficiales, declaraciones juradas de personajes famosos, cirujanos, sacerdotes y magistrados. Las pruebas judiciales son de lo más completas, y aun así, ¿hay alguien que crea en vampiros?

Rousseau

El resto de la página era una lista de mitos vampíricos, e hice clic en el primer mito en la lista, el de los danag. El mito decía que los danag eran responsables de la plantación del taro y trabajaban con los hombres, pero uno de ellos se enamoró de la sangre de una mujer y la mató tras cortarse un dedo.

Estaba investigando el sitio web alfabéticamente, leyendo descripciones de unos vampiros tras otro y tratando de encontrar algunos conocidos o similares. Me percate de que los mitos sobre los vampiros se usaban para explicar diferentes cosas, como la muerte de niños o la infidelidad de los hombres. No encontré nada parecido a las películas que había visto.

Sólo tres entradas atrajeron de verdad mi atención: el rumano varacolaci, un poderoso no muerto que podía aparecerse como un hermoso humano de piel pálida, el eslovaco nelapsi, una criatura de tal fuerza y rapidez que era capaz de masacrar toda una aldea en una sola hora después de la medianoche, y otro más, el stregoni benefici. Sobre este último había una única afirmación.

Stregoni benefici: vampiro italiano que afirmaba estar del lado del bien; era enemigo mortal de todos los vampiros diabólicos.

Estaba comparando los mitos sobre vampiros con la historia de Tae y mis propias observaciones, y note que hay pocos mitos que coinciden con esos criterios. Me sentía desesperada porque la mayoría de los mitos no correspondían con lo que había observado ni con las observaciones de Tae. Y había un problema adicional: todos los mitos decían que los vampiros se morían al exponerse al sol. Me sentía frustrada por toda la situación y decidí apagar el computador sin pensar en la forma correcta de cerrarlo. ¡Todo aquello era tan estúpido! Estaba sentada en mi cuarto rastreando información sobre vampiros. ¿Qué era lo que me sucedía?

Salí de mi casa y camine hacia el bosque sin un destino claro. Me adentre en el bosque siguiendo un estrecho sendero, recordando los nombres de los árboles que aprendí de mi padre. Encuentre un árbol caído y me senté allí, sintiendo que el bosque me permite creer en mitos y leyendas más que en mi dormitorio despejado.

Estaba reflexionando sobre las características extrañas y misteriosas de los Cullen y me pregunte si lo que Tae me había dicho es cierto. Me di cuenta de su fortaleza, velocidad, ojos cambiantes, belleza sobrehumana y otros detalles inusuales. También me intrigaba su comportamiento y cómo parece conocer los pensamientos de los demás, excepto los míos.

¿Podían ser vampiros los Cullen?

Y, si lo eran, ¿qué haría? Pensé que si se lo contaba a alguien se vería ridícula. Lo que había empezado a revelarse a mis ojos excedía de cualquier explicación racional y era imposible de racionalizar. Así pues, la única cosa que podía hacer era seguir tomando notas y ver lo que sucedía a continuación.

Había dejado de intentar racionalizar lo que estaba pasando, de momento, y optaba por seguir adelante y ver qué más se revelaba con el tiempo. Ya estaba harta de pensar en ello y decidí simplemente seguir. Tal vez con el tiempo podría conseguir una respuesta clara y, si era necesario, pedir ayuda.

Luego regrese a casa, me vestí y trabaje en un trabajo sobre Macbeth. Vivir en Forks ha sido fácil, aunque a veces me siento desesperada. El día fue tranquilo y productivo, y piensa en adquirir un libro de recetas de pescado en Seattle. El narrador siente escalofríos al pensar en el próximo viaje, pero no es exactamente miedo.

Dormí sin sueños aquella noche, rendida como estaba por haberme levantado el domingo tan temprano y haber descansando tan poco la noche anterior.

crepúsculo (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora