♡ : CAPÍTULO I

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Era una noche hermosa, las luces de Seúl alumbraban las pobladas calles de la ciudad como fuegos artificiales, que podía ver desde las ventanas de mi departamento en el octavo piso. Las personas desde ese ángulo se veían como pequeñas hormigas haciendo su trabajo y el sonido del tráfico era aterrador como todos los días, pero años y años escuchándolo hacían que cualquiera se acostumbrara y se volviera música para los oídos.

Me miré por última vez en el espejo de cuerpo completo que se encontraba pegado en el armario de fino cedro, después de una aprobación de mi parte, satisfecho de los resultados, desvíe la mirada a mi esposo, Hwang Hyunjin.

El señor Hwang lucía guapo y varonil como todos los días, vistiendo un traje Gucci, verde oscuro, ceñido a su ejercitado cuerpo y que combinaba perfectamente con sus ojos grises, resultado de los lentes de contacto que producía la compañía con la que nos habíamos asociado apenas el año pasado; su cabello castaño pulcramente peinado hacia atrás, los labios rectos que le daban a su rostro una expresión tensa, poderosa y dominante como el hombre de negocios que era.

Él estaba detrás de mí, sentado en la cama que compartimos, arreglando sus zapatos, pasando un paño de tela aterciopelada por ellos, su lema era sobre limpiar la loza antes de cualquier cosa, o algo así, no es que le tomará mucha importancia a algo tan irrelevante como la filosofía de mi esposo, no cuando tenía a ese monumento sólo para mí.

—Hoy te ves demasiado guapo —mencioné y era verdad, no es novedad que me convirtiera en la envidia de miles y miles de mujeres del país e internacionales, pero sobre todo de hombres miembros de la comunidad LGTB, como me lo hacían saber diario en mis redes sociales.

Comentarios como "tu esposo es jodidamente guapo, un dios griego del Olimpo", 'quisiera ser tú "," estás casado con el hombre más guapo del mundo', "tu esposo es un sueño" eran dejados de forma diaria en mis publicaciones.

—Gracias —dijo sin interés, por lo que no pude evitar apretar los puños ante su respuesta tan fría a mi cumplido; pero así éramos nosotros, desde nuestro matrimonio, o más bien, el contrato que habían elaborado nuestras familias, Hwang Hyunjin y yo pasamos de ser mejores amigos para sólo entendernos cuando manteníamos relaciones sexuales; a pesar de eso, estaba claro que me molestaba que le dieran igual mis halagos, que los tomará como si no importarán.

Por supuesto mis cumplidos no iban a salvar al mundo, o a mi propio esposo, pero podría ser un poco más cariñoso conmigo. Nadie se muere por eso.

He escuchado de gente que muere por cosas ridículas como caerse mientras se están bañando o atragantándose con la comida, pero definitivamente era poco probable morir por ser cariñoso con tu esposo.

—¿Me pregunto por qué será? —cuestione tanteando el terreno, no me iba a lanzar como soldado a la guerra sin armamento, necesitaba comprobar su humor para poder conversar de algo que estaba jodiendo mi cabeza desde días, no, semanas atrás—, nunca te habías visto tan guapo como hoy, debe ser porque estás emocionado por esta noche, ¿Pero por qué lo estarías?; es sólo una fiesta más con tus compañeros de trabajo y accionistas, un evento que se repite cada tres meses, no una novedad.

Hyunjin se levantó de la cama, con una expresión seria y el ceño fruncido, un hábito que realizaba cuando estaba estresado —¿A dónde quieres llegar con todo esto, Jeongin? —su voz me hizo estremecer—. No me gusta tu tono de voz.

En mi defensa tenía que agregar que a mí tampoco me gustaba el suyo,
pero eso sería empezar una pelea innecesaria con mi apuesto esposo antes de una fiesta donde se suponía que nos divertíamos.

—Yo sólo decía — dije, no puede verlo a la cara y preferí concentrarme en escoger un collar para la ocasión, que combinará con el traje negro con delicadas rayas, que había escogido para usar, definitivamente no elegí vestir algo más llamativo porque no quería que Hwang y yo nos viéramos como payasos—. ¿Cuál te gusta más?

En mis manos tenía dos collares, en la derecha una pieza dorada que era anteriormente de mi madre, ella como una mujer de gustos muy delicados había comprado esa pieza de Joyería en París, no era nada llamativa, pero tenía un pequeño rubí, mientras que en la otra mano le mostraba algo totalmente diferente, un choker de encaje irlandés de color negro, con diminutas perlas en los bordes.

—No cambies el tema Jeongin, me quema la cabeza que me hables con indirectas, si tienes algo que cuestionarme puedes decírmelo en voz alta, a la cara y con palabras claras.

Su diálogo parecía un regaño a mi persona, dejé ambos collares en el tocador y me crucé de brazos.

—Sabes a lo que me refiero sin la necesidad de que te lo explique con manzanas Hwang, estás demasiado distante conmigo desde hace tiempo. Nunca hemos sido especialmente cariñosos el uno con el otro, pero ya ni siquiera tenemos sexo; no es que crea que el sexo sea primordial en una relación, pero teniendo en cuenta nuestra situación, la falta de sexo me resulta preocupante, en realidad creía que, después de tres años de matrimonio íbamos a funcionar bien; pero ya veo que no y por favor no te excuses diciendo que fue forzado. Nadie te puso una pistola en la cabeza.

Hyunjin me miró con indignación y algo de molestia.

—¿De verdad estás diciéndome eso después de todo lo que hemos pasado?, estoy ocupado, no es que no quiera tener sexo porque ya no te deseo o algo por el estilo, mierda Jeongin me estás haciendo enojar —dijo, pasó sus manos por su cabello el cual no se movía de su lugar a pesar de la manipulación—. Yo trato y trato de entenderte, de quererte, pero siempre estás buscando algo para que peleemos. Cualquier cosa.

De nuevo ahí estaba echándome la culpa de nuestra mala relación, si él no me hiciera dudar yo no estaría tan inseguro.

—Eso no es verdad —dije ya molesto y alterado por la situación, pero sin llegar a gritar—. Tú eres él que está alejándose de mí.

—Yo no me alejo —dijo fuerte y claro—, es tu actitud de mierda quien lo hace.

Él nunca tomaba ni un poco de la responsabilidad, yo era el único trabajando en la relación, sólo quería que me amará un poco o que me hiciera creer que lo hacía, ¿Era eso mucho pedir?, quería que sin importar nada yo fuera lo primero en su vida, pero siempre se preocupaba más por el trabajo, por las comidas con sus amigos, por si los proveedores estaban a tiempo y yo sabía que no había dejado de pensar en esa mujer.

—No trates de culparme sólo a mi Hwang Hyunjin —me defendí, iba a dejarle algunas cosas claras a mi amado esposo—. Tú eres demasiado serio conmigo y odio eso, no hablamos y los últimos días han sido peores desde que sabes que ella va a regresar.

—Eso no es verdad —dijo, esta vez fue él quien esquivó mi mirada y caminó hasta quedar frente al espejo donde me había reflejado minutos antes, acomodo su saco como si no estuviéramos teniendo una conversación importante—; eres tú él que está comportándose insoportable desde que sabes que ella va a regresar.

Miré al techo pensando en que probablemente eso también era verdad, pero ¿Cómo no hacerlo?, ¿Cómo podría actuar normal cuando le tenía tanto miedo a esa mujer?, la persona a la que Hyunjin tuvo que abandonar para casarse conmigo y salvar la empresa de su padre. Ella y él estaban a unos meses de casarse, él quería hacer su vida con ella, tener hijos y llamarlos con nombres ridículos chinos, yo le había arrebatado eso, le había arrebatado sus sueños, sus aspiraciones.

Hwang Hyunjin tenía muchas razones para odiarme.

Tenía miedo de ella, porque mientras mi esposo le había dicho que la amaba una y otra vez, jamás me había dicho algo como eso a mí.

La chica que amaste ❁ HyunInWhere stories live. Discover now