Negación en un encuentro lamentable

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Había besado por primera vez a alguien.

Había besado a un hombre.

Había besado a Chuuya.

Al llegar a su casa fue imposible para él escuchar a sus padres; simplemente se limitó a responder con monosílabos y asentir cuando sentía la mirada de ellos sobre él. Con dicha agilidad ninguno se daría cuenta que estaba en shock. Al llegar a su cama e impregnarse de su propio aroma recordó el beso compartido. Sus fosas nasales y su mente le jugaron una mala tratada al recordar el aroma floral que desprendía Chuuya. Recordó nuevamente su aroma, su calidez, sus labios suaves tocando los suyo, ese pequeño gemido de satisfacción que salió de su garganta.

¿Cómo podía definir su primer beso?

Perfecto, pero era única y exclusivamente por la atmosfera que ambos crearon. De otra manera y con otra persona hubiera sido lo mismo, eso estaba seguro.

A él no le gustaban los hombres.

Estaba cautivado por la hermosa voz de Chuuya, no lo negaría. Se había vuelto adicto a su presencia, aunque creía que era más dado a la admiración que alguien sentía hacia su ídolo. Nunca lo admitiría, aunque ese enano pelirrojo se había vuelto en su cantante favorito. Lo único que sentía hacía él era una increíble admiración por su voz, por su personalidad y por todo él. ¡A él no le gustaba Chuuya en absoluto como objetivo romántico! Era mil veces más probable que Odasaku se acercara a eso si él tuviera algún gusto de ese tipo con los hombres. Oda era más su estilo: calmado, siempre aconsejándolo, lleno de paz y amabilidad. Chuuya por otro lado era demasiado enérgico, retador, lleno de orgullo y superioridad.

Sonrió al recordarlo.

Uno de sus dedos tocó sus labios y su corazón en automático reaccionó ante su clara emoción. Cerró sus ojos, solo entonces recordaría la increíble sensación que era besar, abrazar y anhelar. Dicho estado de sueño se vio ligeramente interrumpido cuando el sonido de su celular llamó su atención. Esperando ver mensaje de su mejor amigo desechó rápidamente las ideas que se formaban en su mente, viendo que quién le había mandado mensaje era el dueño de todas esas sensaciones.

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Chuuya(23:40): Tengo una idea leve para la letra. No me siento convencido por completo. Mañana tendré una cita con una vieja amiga, consigue una cita y al final del día compararemos todo esto.

¿Cita? ¿Acaso aquel enano ya había tomado seguridad con aquel beso?

Dazai(23:41): ¿Dónde voy a conseguir una cita a estas horas, idiota?

Chuuya(23:49): ¿No se supone que tú has vivido aquí toda tu vida? ¡Qué perdedor eres! :P

El castaño se reprimió a soltar un gruñido lleno de diversión. Si que Chuuya era retador, jodidamente retador.

Dazai(23:55): Mándame la ubicación donde tendrás tu cita y la hora. En ese mismo lugar yo también tendré mi cita, solo entonces verás que soy mil veces mejor en el arte de cortejar que tú.

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¿Acaso se estaba convirtiendo eso en una competencia?

Apagó su celular, reflexionando sobre lo que ese enano estaba haciendo. Parecía ser que el beso para él tampoco había sido importante, solo una salida para salir de lo patéticos que eran ambos. Tal vez el pensar en una cita era una buena idea dado a que en esos momentos Chuuya era lo más cercano que podía considerar como un confidente en el romance. Prendió su celular, buscando en su cuenta de Instagram alguna de sus amigas del colegio. Había varias opciones para su respectiva cita. Ninguna le parecía tan interesante como para no verse obligado. Bajó la lista de sus seguidores y había alguien quién llamó su atención. Era una vieja compañera de la secundaria, linda, interesante y sumamente atenta a él. Cualquier ojo observador sabría que ella estuvo flechado a él durante esa época, por lo que tal vez sería una excelente opción para así ganarle al bastardo pelirrojo.

Entre cartas y canciones  • SoukokuOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz