1. El recuento de los daños

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Seúl, año 2015.

Era una mañana de lunes muy brillante, augurio de un día cálido y soleado. Baekhyun estaba revisando de nuevo su portafolios, haciendo un inventario mental de las cosas que debía llevar, nada podía faltarle. Era su primer día de trabajo en Park Technology; le costó varias entrevistas, recomendaciones y sus mejores notas el conseguir ese puesto, todo debía ser perfecto.

Llevaba uno de sus mejores trajes, no era de diseñador, pero estaba impecablemente limpio y planchado, confeccionado en una bonita tela color azul imperial, se ajustaba a su medida realzando sus curvas y haciéndolo lucir un poco mayor de lo que en realidad era. Él tenía veintidós  años, pero sus facciones hermosas y delicadas de omega siempre lo hacían parecer más joven, cuando solo usaba jeans y camiseta podía pasar por adolescente.

A veces, eso le gustaba, pero ahora quería verse profesional, necesitaba dar una buena primera impresión, especialmente a su nuevo jefe quien tenía fama de ser implacable. El hijo mayor y heredero de la familia Park, un alfa arrogante y engreído que veía a todos los demás como inferiores y ya había despedido a tres asistentes en medio año. Nadie lograba cumplir con sus altos estándares.

Baekhyun se había prometido a sí mismo que él sería la excepción, trabajaría muy duro porque esa era la mejor oportunidad de su vida, él ni siquiera se había graduado todavía, estaba buscando desesperadamente dónde hacer su pasantía, cuando su primo Minseok le contó que había una vacante en la empresa donde trabajaba de recepcionista; nadie dentro de la compañía quería ser reasignado a ese cargo, así que estaban buscando a alguien externo, y resultó que él encajaba casi por completo en el perfil.

La única pieza faltante era, precisamente, el título profesional, para ser asistente del Gerente de Operaciones de la empresa de tecnología más importante del país, se requería alguien con experiencia y él no la tenía, aunque se consideraba a sí mismo una persona muy disciplinada, eficiente y organizada, no le tenía miedo a ese reto. El salario era una maravilla, el triple de lo que ganaría en cualquier otro lugar y, si le iba bien, él podría aspirar a ser director de algún departamento dentro de unos años.

Ese trabajo era un boleto dorado hacia un buen desarrollo profesional y él se aferró a la ínfima posibilidad de ser seleccionado. Afortunadamente, el jefe de su madre era amigo cercano de la familia Park y accedió a recomendarlo, esa fue su ventaja sobre los otros aspirantes, por eso, estaba a minutos de comenzar con ese trabajo soñado.

Ningún alfa gritón y arrogante lo alejaría de su camino, un niñito mimado que no sabía lo que era el trabajo duro no le iba a decir que él era un inepto, no señor, si de algo le había servido la educación tan estricta que le dio su madre, era precisamente para ser el mejor en todo.

─¡Baek! ¿Estás listo? ¡Ya me voy! ─exclamó Minseok desde la puerta de su casa. Era momento de salir.

─¡Sí, voy corriendo!

─¡Pero ¡qué bonito estás! ¿Vas a trabajar o a conseguir novio?

─Cállate, Min, una pareja es lo último en mi lista de prioridades, hay demasiado que quiero conseguir primero.

─Qué bueno, porque dudo mucho que el señor Park te deje siquiera respirar, ese alfa es un adicto al trabajo.

─Está bien por mí, las horas extra las pagan bien.

Minseok se rio de su primo y lo abrazó, el pobre no tenía ni la menor idea de lo que le esperaba, el señor Park no era el niño mimado que él pensaba, era un hombre muy exigente porque él era excelente en todo y era difícil que le siguieran el ritmo. Estaba cruzando los dedos para que el sabelotodo y obsesivo que era Baek le diera la talla al trabajo.

💔ILUSIONES PERDIDAS💔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora