7 Nueve años después

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Camila 

Nueve años después, uff muchas cosas han pasado ya estoy en mi último año de secundaria. En una preparatoria que es solo para señoritas. Les cuento que el señor Diego parece estar pretendiendo a mi madre.

La señora Ofelia sigue siendo muy amable conmigo y con mi madre.

En cambio, la señora Adelaida continúa siendo odiosa, creo que nunca le voy agradar y no entiendo porque si no le hecho nada malo.

Mi mama ahora es auxiliar de cocina en la mansión, eso es un alivio para ella porque le gusta mucho cocinar y le aumentaron el sueldo.

¡Ceci, sigue siendo mi mejor amiga! Le gusta vestirse de negro, hacerse tatuajes, colocarse piercing y vive teniendo citas, pero siempre le rompen el corazón, sus relaciones tienden hacer muy tóxicas... Varias veces la he consolado cuando la lastiman.

La abuela de Ignacio vive en Francia, sin embargo, nos visita dos veces al año, es como otra abuela para mí. Ella me trata con mucho cariño me trae regalos hasta me ha invitado a París, aunque nunca he ido. Cuando viene en mis ratos libres toco el piano para ella. Un día fui a buscarla a su despacho la puerta estaba abierta entre y sin querer y escuché una conversación de ella por su móvil.

Estaba alterada y mencionó:

Saborea la venganza... 

Cuando me miró sonrió y colgó la llamada así que ni idea, de a quien le decía esas palabras.

Ignacio, hace dos años que entró a la Universidad. Él está estudiando administración de empresas en una de las mejores universidad del país. Eliot y Bradley estudian con él... Digamos que los tres son inseparables. Yo también entraré a estudiar a esa universidad, pero becada claro porque tengo excelente calificaciones. 

Y como ya saben nos volvimos mejores amigos, desde hace años. Aunque todavía no me ha querido contar porque se la lleva tan mal con su madre. Una vez le pregunté y se molestó conmigo por dos días. Creo que eso tiene algo que ver con su mudanza a Nueva York. 

Lo que sí me extraña es que Ofelia y Adelaida a veces anda con un misterio, las he pillado callarse cuando están conversando y entro en la cocina.

No sé, si estoy paranoica, pero juraría que esas dos ocultan algo. Me pregunto ¿Qué será? A lo mejor son ideas mías y no ocultan nada.

Por cierto, ya no duermo con mi mamá, Ignacio dió la orden de que me dieran una habitación propia. 

Me iban a dar una de las de huésped que están arriba, pero le dije que prefería una de empleados que estuviera cerca de la de mi madre.

Me acosté tarde anoche, estudiando para un examen de matemáticas. Me levante temprano, para ir a clase. Por lo cual tengo un montón de ojeras. Me lavo los dientes, me doy una ducha y lavo mi cabello con mi champú de fresa.

Ya me estoy lista para irme a la preparatoria. Al mirarme en el espejo llevo poco maquillaje; mi cabello está más largo me llega hasta la cintura. Me lo quería teñir más oscuro. Pero Ignacio me dijo hace tiempo que no lo hiciera porque a él le gusta mi cabello rubio ya qué hace juego con mis ojos color ámbar. Estoy más delgada debe ser por el estrés de que es mi último año y el proyecto para graduarme. También sigo teniendo pequitas en mi pequeña nariz y algunas alrededor de los pómulos.

Reviso mi móvil, lo había dejado en mi mesa de noche; no tengo ni un mensaje de Ignacio... Esto para mí se ha vuelto algo normal. Tomo mis cosas y me voy a la secundaria guarde en mi morral un libro de Crepúsculo. Es que en mis ratos libres me gusta leer un libro, tocar el piano o ver películas románticas. 

Cuando terminamos de ver clase de matemática y las otras materias. Mi amiga y yo no vamos a caminar un rato por el centro de la ciudad. El sol de la tarde ya casi se oculta hay muchas personas transitando por las lindas calles de Nueva York.

No compramos helados de barquilla, el mío lo pedí de fresa y ella pidió el suyo de chocolate. 

—Cami, no me vuelvo a enamorarme, todo son iguales —dice con molestia, después de probar su helado. Es que a ella la han decepcionado mucho los chicos.

—Todos no son iguales, Ceci —aclaro con suavidad.

—No todos, hay unos peores —refuta con sarcasmo.

Ceci está un poco despechada, porque el último chico con el que anduvo la engañó duraron un mes y terminaron porque él le mintió. Es que le dió un Facebook falso... Donde no tenía casi fotos, ni amigos. Y resulta que Ceci logró conseguir el verdadero Facebook de él, con un primo. Cuando revisó su perfil le consiguió fotos muy comprometedoras con otra chica. Había fotos donde salía en la playa con esa chica, otras donde se daban besos en la boca. Él muy atrevido solo jugó con los sentimientos de mi amiga, se aprovechó de lo que ella sentía por él.

Yo conocí a ese chico y la verdad no me agrado mucho, cuando ella me lo presentó, solo le dije que lo conociera bien pero el tiempo demostró que él no era sincero quizás por eso fue que no me cayó bien.

—Eso me dijiste hace un mes y mírate aquí contando tu otro desamor —le respondo en un tono suave.

—No está vez hablo en serio, no volveré a enamo... —no termina la frase, porque nos pasa un chico alto de ojos grises por el lado, su cuerpo es tan tonificado. Parece ese tipo de chico que solo puedes mirar cuando enciendes el televisor en algún comercial o novela porque es muy atractivo. 

—¡Yo con hambre y él con tanta carne! —la escucho decir y río.

—Tú, nunca vas a cambiar amiga.

—Bueno por lo menos yo si lo he intentado mi querida amiga, ¿pero qué hay de ti? Que no sales con ningún chico. Porque él riquillo ese de Ignacio Besnier te lo tienes prohibido —ironizó.

Continuará.

Continuará

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