43 De compras

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Camila

En la madrugada despierto, porque escucho otra vez un móvil. Por el sonido tan familiar, se que es el de Ignacio. Me levanto, para ir a revisarlo. Si es otra vez, Carlota Laurent me iré a Estado Unidos apenas salga el sol. Amo a Ignacio pero no voy a soportar que esa chica esté en el medio de nosotros.
Tomo el móvil de él, lo dejó en el tocador junto a su reloj, la billetera y las llaves de su auto como el otro día.

Cuando lo miro sonrió, es el número de mi madre contestó emocionada.

—¡Madre! —¡Si hija! Ofelia me dijo que allá es de madrugada ¿Te desperté?

—¡Sí madre pero tranquila!, ¿cómo estás?

—Bien y a ti ¿Cómo te va en París? —pregunta en un tono de voz suave.

—¡Bien madre! —respondo alegre.

—¿Está comiendo bien?, ¿estás durmiendo bien?

—Sí madre no te preocupes estoy bien.

—¿Has ido a ver a la señora Victoria?

—Sí madre, la  he visto me sentí muy triste, porque su estado de salud es delicado pero tengo fe que se va a recuperar.

—Eso esperamos todos en la mansión, que la señora Victoria se recupere pronto. Me imagino que está durmiendo en una habitación de huésped —pregunta lentamente —. ¿Tú no estarás durmiendo con el joven Ignacio o sí?

Si le digo la verdad se pondrá furiosa otra vez conmigo. No quiero eso, es mi madre no me gusta que estemos peleadas.

—No, madre, esta mansión es grande ¡Tengo mi propia habitación y es muy linda! —miento un poco nerviosa.

—¿Pecosa dónde estás? ¿por qué me dejaste solo ven a dormir conmigo?      —Volteo es Ignacio me está llamando medio dormido, tiene el brazo puesto en el lugar donde yo estaba dormida.

—¿Entonces me estaba mintiendo Camila? —cuestiona molesta —. Y si estás durmiendo con el joven Ignacio.

Si creo, que esto me pasa nada mas a mí y al pato Lucas, de los creadores del Juego de la mentira llega:

<<Te descubrieron por no decir la verdad>>.

—Ya va déjame explicarte madre —me apresuro a decirle.

—Yo creo que esto no tiene explicación —replica molesta.

—¿Con quién hablas? Ven a la cama, está no son horas de hablar quiero abrazarte —su tono de voz es de reproche.

Le tapo la bocina al celular y me acerco a él —¿Ignacio, es mi madre, puedes por favor callarte y seguir durmiendo? —le contestó seria.

—Asiente —Pero no te tarde, quiero abrazarte —cierras sus ojos y sigue durmiendo.

—¿Mamá estás ahí? —mi voz es temblorosa.

—¿Mamá?

—Cada vez, me decepcionas más Camila, tú no pareces mi hija. Espero que te este cuidando y no vayas a salir embarazada, sólo tienes dieciocho años.

—Mamá déjame explicarte, ¡Aló!, ¡aló! —se molestó y me colgó hay un dicho que dice las mentiras tienen patas cortas. Después de esto no me queda duda que así es. Me llevo el móvil y lo dejó en la mesa de noche, me acuesto apenas me envuelvo en la sabana, él me abraza no dice nada, lo medio miro y está durmiendo.

Ya amaneció, me levanto miro la hora en él móvil de mi novio y son… las diez de la mañana anoche me acosté tarde hablando con él. Después me despertó la llamada de mi madre en la madrugada. Me alegro que me llamara y todo para que otra vez esté molesta conmigo. Su contentamiento duró sólo minutos.

Eres Mia (Completa)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant