25 Lo famosos IBE

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Los famosos IBE

Camila

John y German se miran parecen estar divirtiéndose, Bradley se levanta molesto.
—¡Sí, claro que somos unos malditos IBE! Por eso Ignacio no va a responder nada; vamos Ignacio.

Estoy segura que lo dice para ayudar a su amigo, qué al igual que Eliot ahora está mudo. Como si hubiera hecho algo muy malo.

—Cami, si necesitas a alguien que golpee a tu riquillo yo estoy disponible —susurra mi amiga después que nos levantamos y se que ella es capaz de hacerlo. No le respondo solo me quedo en silencio estoy tan molesta con Ignacio. Unos minutos después llegamos al estacionamiento del club es grande, hay muchos vehículos. Bradley nos dice adiós con la mano. Se monta en su camioneta roja Land Rover, juraría que antes de irse se le quedó mirando a Ceci.

El francés va conduciendo, está callado, mi amiga también se mantuvo sin hablar la llevamos a su casa.

No sé qué es peor, si este silencio o ese jueguito de... Verdad o reto en donde todos se lanzaron preguntas como si fuera cuchillo.

Antes de abandonar la mansión le pregunté a Ignacio por este auto y me dijo que Eliot se lo vendió y supuse que estaba mintiendo, porque lo conozco bien. Llegamos a la residencia, pero todavía estamos en el auto.

—¿Me vas a decir quién es Barbie y que fue eso de la apuesta? —cuestiono molesta.

—Primero que todo pecosa —habla lentamente y noto el miedo en su voz —, quiero que sepas que eso fue mucho antes de pedirte que fuéramos en serio. Ya no tengo nada con ella. Desde que comenzamos a salir en serio, no he vuelto a mirar a ninguna chica por ahí y menos a Barbie.

—¿Mentiste verdad? Me dijiste que este auto te lo vendió Eliot. Cuando en realidad se lo ganaste en una apuesta. —Él calla.

—¡Te estoy hablando no me ignores Ignacio! —alzo mi voz.

—Sí mentí, perdón pecosa —responde en un tono de voz suave.

—¿De qué trataba lo de la apuesta? —Él calla —. ¿De qué trataba? —repito otra vez, molesta.

—Eliot y yo hicimos una apuesta, por una chica que le dicen Barbie y bueno yoooo, la gane —responde apenado.

—Eso ya lo sé. ¿Qué apostaron? —Esta mudo y eso me desespera y me enoja mas.

—¿¡Qué apostaron Ignacio!? —grito.

—Que me acostaría con ella —admite en un tono muy bajó, pero lo escuché.

—¿A cuántas le hiciste eso? —él calla.

—Te estoy hablando Ignacio.

—No sé pecosa; nunca las conté, eso es pasado, olvídalo —mi corazón duele y mis ojos se cristalizan, porque eso quiere decir que perdió la cuenta de con cuantas se acostó.

—Entonces yo puedo ir y acostarme con un montón de tipos y decirte... ¡Eso es pasado olvídalo! —exclamo con rabia.

Presiona el volante de su auto con sus dos manos y me mira serio.

—No vuelvas a decirme eso porque me vas a hacer cabrear —advierte.

—¡La que tiene que estar molesta soy yo! —lo grito otra vez —. Me acabo de enterar que mi novio se acostó con tantas chicas que perdió la cuenta.
¿Acaso yo también fui una de tus apuestas?

—Nunca te haría algo así —asegura serio.

—Tú no tienes corazón Ignacio, ¿cómo pudiste hacerle eso a esas chicas? —Me bajo del auto, él me sigue.

Eres Mia (Completa)Where stories live. Discover now