2. Plan poco estratégico

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No soy impulsiva, soy estratégica.

Y tengo muchos problemas, pero sospecho que estos se vuelven el doble cuando me siento abrumada. Es por eso que necesito llevarlos a un orden.

1. Se cree que el robo del celular y las publicaciones fueron mi culpa.

2. Me odian por haber expuesto la enfermedad de Marla.

3. Tengo que resolver un trabajo con un antipático.

4. Todos me odian y les di la razón.

5. Ryan.

El último va solo, sin una definición especial porque él en sí es un problema bastante significativo.

Es mi pareja ahora, pero no voy a decir que lo amo. Es molesto, siempre lo ha sido. Incluso cuando comenzamos a hablar hace un año atrás. Él escribía cosas lindas, cosas en las que le daba el gusto a mis manías. Pero solo se estaba haciendo el lindo porque luego de cuatro semanas mandándome mensajes, lo vi caminar de la mano con Ashley. Lo dejé de hablar en ese momento pese a su insistencia, pues tenía códigos. El error estuvo en que a pesar de todo, nunca tuve las agallas para decírselo a ella en el afán de querer proteger mi reputación. Sospeché que nadie me creería si lo decía, ahora veo que tuve la razón.

Y después del fatal cierre de semestre anticipado por mi parte, me hallé en la oscuridad de mi habitación completamente sola. Mi familia tenía sus ocupaciones, por mucho que les preocupara mi bienestar. Así que sus mensajes volvieron a aparecer. Y en un mundo en el que todos parecen odiarte y aparece alguien que te trata mínimamente, buscas aferrarte a ese alguien como puedes.

Yo me había aferrado a Ryan.

Había pasado poco más de un mes desde que iniciamos. Me daba cuenta de sus falencias, supongo que el saber que había engañado a Ashley me mantenía bastante al pendiente de cualquier mínimo indicio que pudiera delatarlo, y esa misma fijación me había llevado a detallar todos sus defectos. Su forma de hablar, de expresarse, las mentiras, el impulso exagerado y la necesidad de mostrarse por encima. Era un arma de doble filo, por eso necesitaba tenerlo controlado.

Y si Ryan había estado con Marla en algún punto, necesitaba averiguarlo antes de enfrentarlo, solo para mantenerlo controlado.

Sean cuales sean mis sentimientos por él, lo importante era que estaba Marla de nuevo en el centro. Era una pulga molesta que solo quiero aplastar. Y como todos mis problemas la involucran, sé que es a ella a quien debo atacar.

Comprendí entonces por qué la vida me había puesto a Oliver en el camino. Era uno de sus amigos. No sé hace cuánto, cómo, ni qué valor sentimental se tenían, pero ciertamente Oliver la defendía con garras y dientes. Entonces, él sabía muchas cosas que me servirían.

-Buenos días -Lancé mis cosas sobre el asiento al lado de su pupitre-, ¿Ya te contaron? Tendremos que sentarnos juntos lo que resta del año por ordenes de la directora.

No me dirigió la mirada.

-¿No piensas darme los buenos días? Que mal educado.

Sé que él pensaba que yo era molesta. Bueno, culparlo no podía, todos aquí pensaban lo mismo.

-Mira, Oliver, sé que nuestro primer encuentro no fue muy... -Hice un gesto con la mano esperando me ayudase a completar la oración, pero él seguía sin verme-, Bueno, eso, pero podríamos hacer que esto funcione.

-Sé que fuiste tú.

Sus ojos me observaron, pero no giró el rostro.

-No sé a qué te refieres.

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