6. Mi lugar especial

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Tuve un sueño con Oliver. No el Oliver normal que parece detestarme y defender a capa y espada a su enamorada.

Este Oliver estaba enamorado de mí, enamorado al punto de estar desesperado. Teníamos una discusión porque yo estaba demasiado triste y ya no sabía qué hacer para arreglar mi vida. Le pedí que lo solucionara.

-Entonces tómalo -Dijo, arrojando su celular-, Tienes todas nuestras conversaciones ahí. Tienes sus secretos y confesiones, haz con ello lo que quieras.

¿Qué tan difícil era hacer un sueño realidad?

¿O hasta qué nivel aquel sueño había sido solo una alucinación mía y no una señal?

Una señal para alucinar.

Una señal para volverlo realidad.

Si lograba hacerme igual de cercana a Oliver como la tarada lo era, entonces lo podría conseguir. ¿De qué modo lograba eso? Ya no podía ser su amiga más cercana. Pero hay una sola cosa que puede dejar una amistad en segundo lugar; un amor. Si lograba que Oliver se fijase en mí de ese modo, entonces lo tendría a mis pies, suplicando, haciendo cualquier cosa. Dándome el poder.

No era algo tan difícil hacer que se fije en mí, no con mi cara, no con mi personalidad. Así que intenté verme especialmente linda ese día. Me puse mi ropa favorita con mis colores favoritos, e hice un pequeño delineado en mis ojos. Hice una trenza en mi cabello y puse además flores en él. Quería verme llamativa.

Y siendo las once de la mañana, llamé a su puerta. No avisé antes, no sabía si estaría en casa, pero a veces solo tengo el impulso de hacer las cosas confiando en que el destino está de mi parte y es el camino que debo seguir. De no ser así, sería fácil marcharme.

Oliver abrió la puerta. Pareció sorprendido de verme, yo lo estaba también. Era una de las pocas veces que lo veía sin el uniforme del colegio. Llevaba ropa de casa, ropa vieja y de colores desgastados.

-¿Qué haces aquí? -Preguntó, juntando la puerta tras de sí.

-Ayer te fuiste sin decirme nada y no hicimos la actividad -Aquella que tanto insistió. Sé que era extraño que yo viniera ahora con ganas de hacerla, pero tuve un sueño y soy fiel creyente de mis instintos.

-Es sábado, Camila. Tengo cosas más importantes que hacer.

-No, claro que no. Porque hay que hacer esto pronto y si no lo hacemos hoy, no lo haremos nunca. Tendrás que inventarlo.

-Pues lo invento.

-Y yo te acusaré con el profesor. La primera mancha en tu expediente -Sonreí, estaba manipulándolo para salir, él lo sabía, pero no había nada que pudiera decir o hacer para zafarse en este momento.

La última actividad que nos dieron fue conocer del otro un lugar considerado especial. No especificaron si sería adentro o afuera del colegio, pero no abrían los fines de semana así que no había más opción.

-Ya tengo mi lugar especial, vamos allí primero.

Dio un fuerte resoplido mirando hacia arriba. O al menos con la cabeza, los ojos permanecíam cerrados tratando de dar vuelta el asunto, pero asumía que no tenía nada lo suficientemente importante como para recharzarme.

-Espérame cinco minutos -Pidió mientras volvía a entrar a su casa enviando un mensaje por celular.

Cuando salió de nuevo ya estaba con ropa más limpia y menos deportiva. Un Oliver con una identidad desconocida.

-Voy a vendarte los ojos -Dije a la vez que sacaba la venda que llevaba sujeta al pantalón-, Es cerca así que iremos caminando.

Pude ver un gesto de queja en su expresión que no alcancé a tomarle mayor importancia porque me puse por su espalda sobre el escalón, quedando a la altura para poder vendar sus ojos. Pese a sus reclamos por lo bajo, se dejó vendar por mí. Y terminando con eso, lo tomé de la mano.

Gran reputaciónWhere stories live. Discover now