3. Asumir la culpa

3 1 2
                                    

Hoy tocaba clases de educación física, por lo general no suele gustarme por la parte en que debo correr y transpirar, pero este día en particular me siento cómoda. Quizás porque es la única clase en que mis compañeros parecen mas ocupados en mantener su respiración que en odiarme.

Como Oliver, por ejemplo. Me ha ignorado toda la mañana que estuve sentada a su lado, pero en medio del trote le he dicho que lleva desabrochado el cordón de sus zapatillas y él me lo ha agradecido.

Luego vio que era yo y entornó los ojos.

-De nada -Le sonreí y seguí trotando.

Quería acercarme a él de algún modo. El día de ayer lo hice caer con mi plan poco estratégico, me preocupaba haberlo herido más de la cuenta.

Di la vuelta por la cancha lo más rápido que pude hasta volver a donde él terminaba de abrochar su zapatilla. Era una cancha pequeña por suerte, pero mi respiración agitada apenas me permitió modular bien las palabras.

-¿Qué has dicho? -Preguntó mientras se ponía de pie. Cuando vio que era yo otra vez pareció sorprendido, hizo el recorrido por la cancha con la mirada y luego volvió a mí algo confundido.

-¿Cómo está tu mano? -Volví a preguntar. Intenté sujetarla en un impulso pero él rápidamente retrocedió.

-Está bien -Y siguió corriendo.

Tomé una gran bocanada de aire antes de seguirle el paso. No entendía por qué me estaba evitando tanto aunque las razones quizás son evidentes. Marla.

-Lamento haberte chocado -Dije volviendo a su lado-, Fue un accidente, de verdad. Andaba algo distraída por todo lo de estos días. Y tu patineta no hizo mucho ruido al acercarse, deberías probar andar en bicicleta o algo que lleve timbre, así cuando veas a alguien tan distraída como yo podrías advertir tu cercanía. Sí, es una buena idea.

Sonreí esperando obtener su aprobación. Él era rápido para correr, era un deportista muy dedicado, pero yo jugaba fútbol en el equipo del colegio, era defensa y corría casi tan rápido como él.

-¿Sabes cuándo retomaremos el taller de fútbol?

Hubo silencio. Quizás lo estaba pensando. O quizás no lo sabía.

-Espero que pronto. No suelo hacer actividad física fuera del colegio así que mientras más días pasan más débil me siento. No creo que sea lo mismo para ti, ni siquiera te ves cansado ahora.

Observé su rostro de perfil. Sus rulos iban chocando en su rostro con el movimiento, pero aun se mantenía seco. Tampoco había sudor en su rostro y su boca se mantenía cerrada, por lo cual tampoco estaba tan cansado como para necesitar otro ingreso de oxígeno. Sospecho que por eso mismo se negaba a hablar demasiado.

Quizás yo también debería callarme.

-Oh, tu cordón se desabrochó otra vez -Señalé a su zapatilla derecha, la misma que antes-, ¿No sabes abrochar tus cordones?

Apenas él se detuvo, casi por instinto, me puse de cuclillas y sujeté sus cordones. Yo no solía usar zapatillas con cordones para evitar este tipo de situaciones, pero sí sabía abrochar cordones muy bien. Lo hice rápido y con mucha fuerza, esperando no volvieran a soltarse.

-Ya está -Me puse de pie y volvimos a quedar frente a frente. Tuvo una expresión rara en ese momento, diferente a la acostumbrada-, ¿Quedó muy apretado? Puedo hacerlo de nuevo si...

Iba a agacharme nuevamente pero él me detuvo. Volvió a adoptar su expresión molesta mientras miraba a el resto de nuestros compañeros que corrían a nuestro alrededor.

Gran reputaciónWhere stories live. Discover now