𝐂𝐚𝐩. 𝟒

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Jake:

¿Exactamente cuánto tiempo transcurrió desde que me quedé de pie frente a la puerta color caoba en la entrada de la casa de Park Sunghoon? ¿Unos 6 minutos como mucho? No estaba seguro, pero lo que sí podía afirmar con total certeza era el hecho de que tenía mi cuerpo tiritando, desde mis pies hasta mis manos.

Empecé a mover mis pies, con la intención de huir de vuelta hasta casa; pensando en la excusa perfecta para decirle a Park Sunghoon que no pude llegar hasta su casa. Pero, no fue así. ¿Realmente le había prometido a mi madre total responsabilidad para finalmente desistir y llegar a casa temprano como un cobarde?

Entonces, lo supe. Tenía que hacerlo, no quería vivir toda mi vida culpándome por no haberlo hecho. Incluso, en mi mente todo este tema sonaba como si estuviese a punto de cometer el mayor acto de valentía en la historia de toda Corea. Cuando en realidad era realmente tonto todo este asunto; al menos desde el punto de vista de los demás.

Toqué la puerta con mis nudillos, reafirmando mi agarre en las mangas del suéter de lana que me coloqué a ultimo minuto antes de salir de casa. La prenda se veía mucho más amplia en mí; está pertenecía a mi hermano mayor cuando tenía exactamente la misma edad que yo años atrás.

Mis pies se movían de un lugar a otro ansiosamente, hasta que finalmente Park Sunghoon abrió la puerta con una mirada tímida en sus grandes ojos color miel.

─ Hola... ─ musité lo suficientemente alto para lograr ser escuchado. Le di mi mejor sonrisa.

Sunghoon sonrió mostrando sus aperlados dientes.

"Hola", respondió de igual manera.

Se hizo a un lado para dejarme pasar y así lo hice. Inmediatamente me percaté del aspecto de Sunghoon. Esta vez no traía sus redondos anteojos, llevaba una camiseta oversize con el logo de una banda la cual rapidamente pude distinguir: Nirvana.

Observé con detenimiento el lugar en el que me encontraba. Era realmente un lugar hogareño y ordenado, por lo que supuse que Sunghoon no tendría hermanos pequeños y pude reafirmar esta hipótesis cuando en mi camino a sentarme en el sofá observé un cuadro familiar. Solo era Sunghoon y dos hombres mayores los cuales evidentemente eran sus padres.

─ ¿Quieres... algo de beber o quizás deberíamos ir a mi habitación de una vez? ─ preguntó con sus manos dentro de su pantalón de mezclilla.

Era un ambiente incómodo, ¿y cómo no? por mi parte me sentía de tal manera en la que no sabía cómo actuar o qué decir y sabía perfectamente que Sunghoon se sentía igual que yo.

─ Vamos. ─ dije firmemente. Quería acabar con esto y con mis nervios de una vez por todas.

Él alfa frente a mí asintió y revolvió su cabello pelinegro dirigiéndose hacia un pasillo cerca a nosotros. Le seguí por instinto aún observando cada lugar curiosamente, pero con disimulo.

Llegamos hasta su habitación, me sorprendí un poco cuando estuve dentro de esta. La decoración dentro de esta no era para nada parecida a la personalidad o la imagen que tenía yo de Sunghoon. Antes de pisar un pie aquí supuse que su dormitorio estaría lleno de libros y revistas educativas, tal vez alguna que otra estampa coleccionable en un rincón de su escritorio y juegos de mesa en apilados en un estante. Sin embargo, fué todo lo contrario a lo que imaginé:

La habitación de paredes blancas con decoraciones en color gris, negras y café estaba llena de pósteres de bandas de Rock, mangas en una estantería y apenas con un pequeño espacio para los libros de la escuela. En un rincón de la habitación también logré divisar una guitarra con pegatinas de Nirvana y un grupo coreano el cual no conocía.

─ Lamento el desorden. ─ mumuró apenado.

─ No sabía que tenías tan buenos gustos. ─ añadí aún boquiabierto. Recibí una pequeña risa tímida en respuesta.

Él se sentó en su escritorio, con libros sobre este mientras que yo me senté en su cama a esperar alguna indicación mientras que me quitaba el suéter bajo su mirada nerviosa. Supe que Sunghoon tenía su mirada puesta en mi clavícula y en mi abdomen descubierto gracias a la camiseta que se levantó un poco.

Sunghoon aclaró su garganta mirando hacia otro lado.

─ ¿Y bien...? ─ dije, esperando a que empezáramos a quitarnos la ropa o algo por el estilo.

─ Empezaremos con el libro de anatomía, es importante para entender el cuerpo de un omega.

Mi cara palideció y fruncí mi semblante sin entender lo que dijo. ¿Había escuchado bien?

─ ¿Qué? ─ fué lo único que conseguí preguntar.

─ Sí, pero primero necesito que me digas que otras dudas tienes. Por lo general el celo en cada omega es distinto, algunos suelen comportarse de cierta manera aunque esto también influye debido al alfa el cual le haga compañía.

Sunghoon continuó explicando mientras mi rostro enrojecía de vergüenza cuando noté que Sunghoon no había entendido la petición que le hice. Tal vez por el hecho de que no me había explicado tan bien.

¿Qué es lo que Sunghoon había entendido con "quiero dejar de ser un omega virgen"? Me sentía como un completo tonto en ese preciso momento mientras que Sunghoon continuaba su palabrería, buscando una página entre los libros que tenía frente suyo.

Quizás este era el momento indicado de correr fuera de su casa, golpear una buena almohada en la soledad de mi habitación por la tremenda vergüenza que probablemente llevaría el resto de mi vida.

─ Sunghoon. ─ le llamé, intentando sonar lo más normal que pude. ─ Yo... creo que no nos estamos entendiendo.

Él se volteó hacia mí, extrañado y exigiendo una explicación ante lo indicado.

─ No sé cómo decírtelo pero creo que hubo un malentendido.

─ ¿Un malentendido? ─ repitió.

─ Sí, yo... no vine aquí a estudiar.

Dios, ahora mismo ansiaba que la tierra me tragara de la vergüenza que sentía por lo que estaba a punto de decir.

─ C-creí que haríamos, ya sabes. ─ sugerí enarcando una ceja.

Sunghoon entreabrió su boca y cerró el libro inmediatamente después. Rascó su nuca mirando fijamente hacia algún punto de la habitación mientras que yo me preparaba para correr hasta la entrada.

─ Ya lo sabía. ─ aclaró con una pequeña risa entonces yo lo miré aliviado. ─ Solo estaba bromeando.

Lanzó el libro hacia la esquina de la habitación y yo lo observé sorprendido cuando se detuvo de pie frente a mí.

─ ¿Viniste aquí por la práctica no es así?

Asentí observando cómo nuestras bocas se aproximaban de a poco. Su aliento fresco chocaba contra mi nariz, y entonces pude percibir como nuestros cuerpos se encendía paulatinamente.

─ Es lo que tendrás. ─ estableció con su voz ronca la cual puso alerta a cada parte de mi cuerpo, erizándome cuando sus labios atraparon los míos.

Era un beso jodidamente ardiente, ambas bocas buscando más de la otra. Prácticamente nos estábamos comiendo ahí mismo, y aunque no era mi primer beso, sentía que era el primero que realmente estaba disfrutando.

Sus belfos sabían dulces y adictivos, lo cual me llevaba a continuar besándole mientras que mis manos se hicieron puño en su camiseta, agarrándola bruscamente y cambiamos de lugar. Esta vez, el debajo de mí y mis piernas envolviendo las suyas; aún sin dejar de besarnos. Poco a poco mis manos se metieron por debajo de su camiseta tocando cada parte de su pecho y abdomen.

Supe que él no sabía como reaccionar ante mis atrevidos toques cuando noté sus manos quietas y sin saber dónde colocarlas. Me separé del beso para inclinarme hasta tener mis labios cerca de su oreja, mordisqueé el lóbulo y susurré:

─ Relájate. Toma mi cuerpo como más quieras, tócame y besa donde se te antoje. Por hoy soy todo tuyo.

𝗡𝗘𝗥𝗗𝗬 𝗖𝗟𝗔𝗦𝗦 » 𝘀𝘂𝗻𝗴𝗷𝗮𝗸𝗲Where stories live. Discover now