𝐓𝐮𝐲𝐚

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Narra Iván

No Zulema, es fiesta familiar y de socios no puedes ir — tome mi camisa, me la empecé a poner.

—Porque no? Si soy la mujer que tú amas archi —se acercó a mi besando mis labios.

—Ya Zulema te dije que no y es no, entendido? —negó.

—Ya Ivan me canso de ser la otra —

—Tu lo decidiste así —deje un beso en sus labios. —Aquí tienes el dinero para lo que me habías pedido.

—Gracias, ahora ya vete quiero estar sola. —

—Ya me iba, no me iba a quedar tengo cosas que hacer —

—Que cosas cómo estar con esa naca —mencionó molesta.

—Deja de llamarla así, te recuerdo que es la madre de mi hija — la mire.

—Porque siempre tienes que mencionar a tu hija, sabes que me duele el echo que yo no te haya podido dar hijos — sus ojos se rozaron. —Que esa maldita naca si pudo

No dije nada, tome mis cosas y salí del departamento que hace meses le había comprado cerca de la casa donde vivía con Adara.

Encendí mi carro, emprendí camino a la casa quería descansar un rato para después comenzar a ponerme guapo dijera el ovidio para la fiesta.

Llegue a la casa, lo primero que vi fue a Adara en la cocina, no olía mal, olía demasiado bien a enchiladas <Mi comida favorita> la pequeña ivanna estaba acostada en su mecedora despierta.

Me acerqué a ella, tenía los mismos ojos iguales a los míos. Era hermosa mi pequeña.

La saque del mecedor, me dio una sonrisa, sabia que era su papá.

—Que hermosha sonrisa tienes mi pequeña —le hablé con voz baja.

Con ella en brazos me acerqué a la cocina.

—Sírveme de comer Adara — asintió rápidamente.

Empezó a servirme las enchiladas, se miraban demasiado ricas.

Di el primer bocado, no estaban nada mal al contrario si me habían gusto algo raro ya que según ovidio y Alfredo yo soy Mr delicado en la comida.

Me paré, coloqué a la bebe en la mecedora ya que se había quedado dormida en mis brazos. Regrese a comer.

Adara ya estaba comiendo también, pero a comparación de mi ella solo se había servido dos, a mi me había servido cuatro.

—Sírveme algo de tomar, rápido tengo sed —rodeo los ojos, se paro y saco una jarra de agua de limón del refrigerador.

Tomo dos vasos, se acercó a mi, empezó a servir el agua. Pero la muy mensa me echo todo el agua en el pantalón.

—Estupida, no sabes hacer nada bien —la tome del cabello.

—Fue un accidente Iván, a cualquiera le puede pasar —respondió.

—Pues conmigo los accidentes no ocurren, eres una imbecil — la solté del cabello.

—Y tú un inservible que no se puede ni servir un maldito vaso de agua —grito.

La volví a tomar del cabello, esta vez más fuerte.

La acerque a mi cara, Adara no era fea a pesar de que siempre me encargaba de decirle que lo era realmente no lo era, sus ojos eran hermosos, su piel blanca como la nieve y sus labios carnosos que me daban ganas de besar.

ᴄᴜʟᴘᴀ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora