Grupos.

409 47 1
                                    

Vale, que no sé cómo empezar este diario. Siento que era necesario anotar mis recuerdos y vivencias en algún lugar, para así saber cuánto he cambiado. Supongo es un método para no caer en la locura. Como sea.

El caso: me he levantado con hambre, así que fui a por algo al campamento principal. Hemos llegado está mañana recién. Es una especie de campo lleno de muchos cuerpos, y arriba hay lo que antes parecía ser una casa que ahora estaba partida por la mitad. Solo quedaban las escaleras y los pisos. A estas alturas ya nada puede traumatizarme, pero tampoco es que me alegre ver a tanta gente arrinconada por ahí a las puerta de mi "hogar". Aún así, Willy piensa que es un lugar bueno para tomarnos un descanso de tantos viajes que hemos realizado.

Poco a poco nuestros padres han ido muriendo, ya sea de viejos, ya sea de hambre, ya sea de enfermedad. Las desventajas de viajar en grupos es que si la muerte se lo carga a uno puede cargarse a unos cuantos más. Eso ha pasado. Desde que mis padres murieron fue como si una maldición o desgracia cayera en nuestro grupo, ya que muchos han ido muriendo, poco a poco.

Habemos al menos 4 chavales en el grupo: Willy, Vegetta, Alexby y yo. Apenas hace unos días que Mangel se nos ha unido, aunque aún no le tenemos demasiada confianza, normal, es el nuevo. Y casi muriéndose se encuentra Fargan, quien parece ser el siguiente en la lista de cuerpos arrinconados. Creemos que siempre debemos desconfiar entre nosotros, pero no es mi caso (no del todo), soy un poco gilipollas y me la suda que me traicionen, no me gusta desconfiar de nadie, por eso le quiero tanto a Mangel.

Bueno, supongo que esto podría quedar aquí de momento, sólo decir que es el día número 70 y pico mil después de que todo comenzó.

...

Esa mañana me levanté con un dolor de cabeza que me estaba partiendo en muchos pedazos. Me sentía perdido, y a la vez muerto, era extraño. Me levanté de la cama buscando algo de comida, eso solía ayudarme cuando me sentía hecho mierda. En la cocina estaban Vegetta y Willy. Sentí un ligero escozor en el pecho, como una sensación de lo que alguna vez pensé que eran celos. Hace tiempo que las expresiones humanas se me habían ido de la cabeza, ya que nadie aquí piensa en el amor, en los celos, en la posesión, en nada, solo pensamos en qué comeremos, dónde encontraremos refugio, si viviremos al siguiente día...

Vegetta me miró y se mordió el labio nervioso, supongo que notó cómo mi ceño se frunció al verlo con Willy.

— Eh, Doblas — dijo al fin — ¿Estás bien? Luces terrible...
— Estoy bien — mentía —, sólo necesito comida.
— Te hemos dejado un poco de atún que encontramos en la mañana.
— ¿Han salido esta mañana? — el escozor incrementó.
— Bueno, ya que no despertabas hemos ido por ahí a buscar alimento.
— Perdona que esté tan jodido como para acompañarlos en sus aventuras de noviecitas — Vegetta no me miró tan lindo después de eso —, olvidenlo, es el hambre.

Ambos me miraron en silencio mientras me sentaba enfrente de ellos y me comía la lata completa de atún. A veces me maldecía internamente ya que comer de esa forma haría que un día me quedara sin nada de víveres, pero no podía evitarlo cuando me fastidiaba un poco de la vida.

— Bueno, será mejor que vaya a hacer guardia — Willy se puso de pie — Provecho, Rubí.
— Ya te dije que no me llames así — apenas y alcé la mirada.
— Venga hombre, un poco de humor.

No quería más problemas, así que no seguí su juego y lo dejé ir. Por otro lado, miré de reojo a Vegetta, quien me estaba fulminando con la mirada, con esos ojos de pistolita pero a la vez de deseo, una mezcla un tanto extraña pero que me gustaba.

— ¿Y esos lloros? — dijo burlón.
— ¿Con que esta mañana?
— Venga Doblas, que sólo hemos ido a buscar comida.
— ¿Seguro? — no sería la primera vez que Vegetta mentía.
— A ver, que tal vez nos hemos coqueteado un poco, pero ¿No haz sido tu quien me dijo que no quería nada serio?
— No quiero novias, tengo otras prioridades.
— Entonces ¿por qué tan tenso? — se acercó peligrosamente a mí, colocando una de sus manos sobre mi pierna.
— Tu me conoces, así soy yo.
— Claro, por eso me gustas tanto.

Cada que Vegetta usaba esa palabra sentía cómo mi piel se erizaba y tenía una extraña sensación en el pecho. No sabía si eso era estar enamorado o no, pero era frecuente sentir algo como eso en su compañía. Lo que también era frecuente es que Vegetta usara sus encantos para persuadirme y fingir que nada pasaba.

A decir verdad él era libre, pero tal vez esa libertad era lo que me mataba. Yo era el tío que se la pasaba montando guardia y cuidando mi imagen mientras mis compañeros aprovechaban cualquier momento y ocasión para tener intimidad. Supongo que cada persona tenía necesidades distintas.

Comenzó a besar mi cuello lentamente mientras una de sus manos, la misma que había empezado ese contacto, empezó a subir poco a poco hasta mi entrepierna. Suspiré levemente y dejé de comer de aquella lata de atún. Cerré los ojos con cierta frustración. Me enojaba que siempre usara eso en mi contra cuando estaba enojado. En sus palabras, le "excitaba" cuando me ponía así, pero a mí sólo me alimentaba el enojo.

— Para ya, podrían vernos, joder — dije entre ligeros jadeos.
— Tu sabes que esto es lo que quieres, sólo dejate llevar...

El sonido de alguien caminando en el segundo piso nos hizo salir de ese momento y a mí me sonrojó al instante. No soportaba la idea de que alguien supiera que teníamos algo entre los dos, y más aún cuando la mayoría de los que estaban en el grupo eran (según ellos) muy heteros. Yo también lo era, o al menos eso creí, hasta que Vegetta apareció en mi vida.

— ¡Chavales!
— ¿Ah?
— Se nos están acabando los medicamentos, necesitamos hacer una excursión.

Alexby apareció frente a nosotros con una cara de preocupación. No sabia exactamente qué lo tenía así, ya que habíamos visto a muchos compañeros y familiares enfermar en el camino. Ya era para que se hubiera acostumbrado, pero al parecer Fargan era muy especial para él, no quería dejarlo morir.

— ¿Cuándo quieres hacerla? — pregunté terminando mi lata de comida.
— Hoy mismo.
— ¿Estás bobo? — Vegetta a veces podía ser un poco cruel — No nos hemos preparado, no tenemos un plan, y debemos montar guardia, no conocemos este lugar, salir podría ser un anuncio de muerte.
— ¡Que te jodan! Que si fuese tu "Doblas" estarías en mi lugar.
— Ahí te ha dado — admiti con indiferencia.
— ¿Vienen o que les den por culo?

Ambos meditamos un momento la situación. Los dos tenían un punto, éramos equipo y debíamos cuidarnos, pero a la vez estábamos en un lugar nuevo que no conocíamos. Todo podía salir bien o mal, todo era posibilidad.

— Venga vale, que vamos — dije poniéndome de pie al fin.

Intervención (Parte 1: Completada) + FINAL ALTERNATIVO | Rubckity Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang