Ataque P.1

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— ¿Cómo que averiguarlo pronto? — dije extrañado.
— Mira, la neta voy a serte sincero. Me encantas, Rubius, desde el día en que te conocí. Yo me di cuenta de lo que pasaba contigo y Vegetta, y aunque he tratado de sobrellevarlo la verdad no me gusta ser el plato de segunda mesa — hablaba en serio, más que nunca —. Lo que tengas que arreglar con él arreglalo, pero no me metas en medio.
— No me estás escuchando — froté una de mis sienes —, Vegetta y yo tuvimos nuestras cosas y toda la peña, pero ahora lo hemos dejado por la paz. Ya no hay nada, está muerto.
— ¿En serio puedes decirme que ya no sientes nada por él? — no parecía convencido.
— Te prometo que en verdad no siento nada más por él.
— ¿Y por mí?
— Es un poco complicado de explicar — admití —. A decir verdad llevo tiempo tratando de hacerme el que nada pasa, pero me he sentido tan atraído a ti desde la primera vez que nos conocimos que ya no sé si puedo negarlo. Pero debo decir algo antes de cualquier cosa.
— Habla, wey.
— Creo que le tengo miedo a las relaciones entre miembros de un mismo grupo. Siempre veía en las pelis y series que esas relaciones salían bastante mal, no me gustaría que fuese igual entre tu y yo. Y dadas las condiciones en qué también fueron las cosas con Vegetta entenderás que no me emociona mucho empezar algo nuevo ahora.
— Creo que te entiendo, pero no creo que pase nada grave. Aún así no te voy a obligar a algo que no quieras.
— Quiero muchas cosas contigo, eso tenlo por seguro, sólo necesito tener más confianza en que puede funcionar y que no terminará como con Vegetta.

Ambos nos miramos en silencio y sonreímos, parecía que al menos esa pequeña discusión había acabado en buenos términos, pero aún así me mantuve firme a no alimentar más tiempo los malentendidos que podrían generarse al respecto. El resto del grupo no parecía haber notado nuestra conversación, cada uno estaba metido en sus propios asuntos, eso era bueno. De igual manera, no notaron cuando Quackity y yo nos subimos a mi habitación y nos miramos fijamente mientras buscábamos los labios del otro.

— ¿Te digo algo? — susurré cerca de sus labios.
— Dime.
— Aunque siempre tengo ganas de ti, hoy tengo ganas de algo menos intenso.
— Te escucho entonces — sonaba curioso.
— ¿Te gustaría dormir abrazados esta noche? Tu y yo solamente.
— ¿En serio? — se escuchaba emocionado — No mames, me agarraste desprevenido, cabron, pero sí, me encantaría.
— Vale, entonces acuéstate conmigo.

Me separé de su agarre y moví las sábanas que cubrían el colchón de mi habitación. Hice un ademán para que el menor tomara su lugar junto a mí y así durmiera. Cuando se acostó rodeó mi cuerpo con ambos brazos y se apoyó sobre mi pecho. Yo lo rodeé con las manos por la espalda y le di un beso en la cabeza. Él se ajustó hasta poder verme el rostro y me besó los labios. Tenía el corazón latiendo a 700 millas por hora, era un caos mi cuerpo en ese momento, de repente todo fue sólo penumbras, cansancio y sueño. ¿Te imaginas mi emoción por todo lo que estaba ocurriendo? Supongo que no.

...

A la mañana siguiente me desperté teniendo un susto terrible. Había olvidado por completo que no había dejado a Lolito en su respectiva habitación. Vegetta seguro iba a matarme.
Estuve a punto de levantarme de la cama cuando sentí los brazos de Quackity alrededor mío. Nunca creí que dormir abrazados por toda una noche podría funcionar, pero eso estaba pasando, estaba sorprendido. Aún así seguía nervioso por el nuevo y necesitaba cerciorarme de que no se había escapado con nuestras provisiones. Tomé las manos del menor y las aparté de mi cuerpo lentamente, pero la respuesta que recibí fue la de Quackity soltándose de mis manos y abrazándome más fuerte que antes. Esto me provocó mucha risa. Para poder convencerle tuve que besarle los labios y que así me dejara ir.

— Pinche tramposo — dijo adormilado.
— Así te gusto — aseguré.
— ¿A dónde vas?
— Se suponía que Lolito deb-
— ¡No mames! — se levantó de golpe — Tenía que quedarse en una habitación encerrado, ¿no?
— Así es, y lo olvidé por completo, me cago en la puta.
— Venga, que aún es temprano, podemos encontrarlo con las manos en la masa.

Nos levantamos de golpe y corrimos abajo de la casa no sin antes fijarnos en todas las habitaciones antes de llegar a la planta baja. Nuestra sorpresa llegó cuando vimos a Lolito observando el techo, mirando la ventana que estaba allá arriba.

— Joder, ¿no deberías estar dormido? — le dije con la respiración agitada.
— No pude dormir la verda'. Pero si te reconforta e'tuve con Vegetta y con Willy haciendo guardia.
— ¿Ellos te vigilaron? — ladee la cabeza.
— Así e'. Dijeron que no cumpliste tu promesa de mantenerme encerrao' y que necesitaban observarme. Pero al final se dieron por vencidos y me quedé solo.
— ¿Y te portaste bien, chamaco malcriado? — Quackity se acercó un poco.
— ¿Cómo que chamaco malcriado? ¿Por quién me tomas? Me quedé observando la ventana de allá arriba.
— Poco usual ver una ventana en un lugar así, ¿cierto?
— Yo la había vi'to un par de vece'. Nunca deja de sorprenderme que esté ahí.
— Espera, ¿la habías visto? — escalofríos invadieron mi cuerpo — ¿Tu eras la sombra?
— ¿Qué sombra?
— Hace dos días, una sombra pasó por ahí arriba y yo la he visto y me he cagao encima.
— ¡Qué a'co, tío! Pero sí, me he pasado' por encima un par de veces e'to' días
— Bueno, al menos fuiste tú y no alguien más.
— Como el tío cuervo y la tipa diablo — Lolito abrazó sus piernas.
— ¿Y no los haz visto últimamente? Porque al chile voy a llorar si me dices que andan por aquí en el bosque — Quackity sacudió su cabeza.
— La última vez que los vi e'taban en la' casa' abandonadas.
— Entonces deberíamos hacer perímetro, por si acaso. ¿Eso cuando fue? — me dirigí a Lolo.
— Yo que sé, tío, do' dia', tal vez tre'.
— Mejor le decimos al viejo mamado, no vaya a ser la de malas — el menor se dirigió a mí.

Tuvimos que despertar al resto para advertirles que, probablemente, no estábamos solos en el bosque, y que debíamos de hacer un perímetro e investigar si no estábamos siendo vigilados por los que parecían el verdadero enemigo de todo esto. Si hubiésemos tenido tiempo tal vez le habríamos avisado a Luzu para que fueran nuestra escolta o nuestra ayuda, pero no lo hubo.

Salimos de casa, todos armados y con la cara tapada. Incluso Lolito vino con nosotros, obviamente tapado. Él haría el reconocimiento, ya que nosotros no nos sentíamos capaces de hacerlo solos. Casi como una invocación se escucharon pasos en el bosque, hojas secas crujiendo al compás de un par o dos de pies que se movían entre los árboles y los arbustos. Todos nos agachamos lo suficiente y Lolito se quedó buscando con la mirada de dónde provenían el ruido. Después empezó a temblar y se agachó.

— ¡Son ellos! ¡Que lo' he vi'to! — casi lloraba.
— Calma, Lola, que vamos a mantenerlos lejos de casa.

Eso no era verdad, todo era una mentira. Ojalá Vegetta no hubiese sido tan optimista. Se levantó junto con Willy y ambos caminaron hacia aquellos tipos. Se pasaron las armas por la espalda y así perdieron la guardia. Luzu me había enseñado a no temer en el bosque, pero tampoco era tan estúpido como para bajar la guardia frente a desconocidos. Por fin sentía de nuevo ese miedo a morir que había experimentado desde hacía meses.

De repente, un disparo.

Intervención (Parte 1: Completada) + FINAL ALTERNATIVO | Rubckity Where stories live. Discover now