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_______ Seymour

El tiempo pasaba tan lento, que pareciera como si se hubiera detenido. Mi corazón estaba a flor, pensando en si Soo ya se encontraba con nosotros, si podría verlo al menos.

Estas últimas horas me había portado bien, sin reprochar ni causar algún problema o reclamar. Fue algo muy imposible para mí ya que me mantengan aquí encerrada no era la mejor opción.

Mis pies recorrían de aquí a allá el suelo de la habitación. Las uñas encontradas en mis dedos yacían pequeñas, a lo que no tuve otra cosa más que ponerme a hacer algo. Estaba a punto de salir y decir que me pusieran en un pelotón o algo así, hasta que una persona se encargó de abrir la puerta y adentrarse a la habitación.

— Venga conmigo — acepté, pensando en que sería.

Al caminar todo se tornó en un silencio, que aquel soldado rompió.

— El infectado especial ya se encuentra en nuestras instalaciones. Nos comentaron que pidió verlo, pero solo podrá hacerlo mediante un vidrio — asentí, era mejor que nada.

Caminamos hacia dónde se encontraba Hyun-soo. Mi corazón cada vez que me acercaba a su paradero latía como un loco. Pensaba que jamás lo iba a volver a ver y en cierto punto me sentía nerviosa y ansiosa.

Llegamos a una puerta en dónde nos esperaba un hombre con bata y lentes.

— Doctor, es ella — un hombre con una bata blanca y lentes me miró, con curiosidad y a la vez con una sonrisa.

— Es tranquilo así que no ocupará equipo — el soldado que me había traído se quedó al lado de la puerta parado.

— ¿Eras su amiga? — preguntó el doctor, atrayendo mi atención.

— Se podría decir que sí — me removí en mi lugar algo incómoda.

— ¿Quiere entrar sola o... — le interrumpí.

— Si — al darme cuenta que lo dije muy rápido volví a hablar —, por favor.

Puso su credencial en la puerta, abriéndola lentamente. Suspiré nerviosa sabiendo que hablaría con él. Me adentré al cuarto pensando en cómo se encontraría a dentro.

Él volteó a verme, supongo que pensaba que era el doctor o alguna otra persona.

Oh por el amor de Dios.

Abrí mis ojos tanto como pude, quedándome ahí, parada. Rápidamente cerré mis ojos maldiciendo por no haber preguntado antes.

¿Yo qué iba a saber que estaba desnudo?

Él notó rápidamente mi reacción y por el sonido que produció pude darme cuenta que ya estaba volteado. Mis mejillas se habrán tornado más rojas que un tomate ya maduro, ya que también por esto sentía mis orejas calentarse.

Aún así vería su espalda y trasero...

— ¿Qué haces aquí? — habló sacándome de mi trance.

— ¿A-ah? ¿Yo? — balbucee tratando de regresar a mi estado normal.

No respondió pero volví a hablar.

— Vine a verte — hablé finalmente.

— Eso lo sé. Quiero decir, ¿qué haces aquí? — su cara quedó a la altura de su hombro viéndome.

𝐋𝐎𝐕𝐄 ⸻ 𝐬𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐡𝐨𝐦𝐞 𝐈𝐈Where stories live. Discover now