7. Sentimentos a flor de piel.

709 54 5
                                    

- Eidel...- su voz es apenas un susurro como si temiera romperme con solo un soplo.

El vídeo termina de reproducirse y Emely toma mi teléfono evitando que vea las demás fotos que continúan llegando.

Lo cual no servirá de nada.

Mis lágrimas empiezan a brotar rápidamente como si de un manantial se tratara. Son gruesas y pesadas, dejándome saber que están ahí, bañando mi rostro.

El dolor en mi pecho se ensancha a medida que pasan los segundos y voy asimilando mejor la situación.

Y quiero morirme al momento de recordar el hecho de que se supone que me casaré en pocos días con el hombre que aparece en ese maldito vídeo pornográfico.

¿Cómo diablos pasó eso?.

Un sollozo al fin sale, desgarrando mi garganta, y tras este más sollozos y lamentos son liberados aún cuando intento mantener la compostura debido al lugar en el que nos encontramos.

Esto no puede ser verdad.

Richard no sería capaz de hacer eso.

Richard...

Busco la mirada de Emely a través de mis ojos llorosos, aún con la vista empañada puedo notar claramente la extraña mezcla de ira y tristeza que expresa su rostro.

-¡Maldita sea! - grita de manera desesperada, se nota que no sabe como reaccionar ante una situación como esta.

¿Y quién podría saberlo?, nadie espera que su cuñado perfecto esté engañando a su hermana con una compañera de trabajo a la que se consideraba su amiga y estuvo cerca de su prometida durante mucho tiempo, y si a esto le sumamos que se enteró solo unos días antes de su anhelada boda. ¿A quién diablos le pasa algo así?.

Las personas a nuestro alrededor empiezan a mirarnos con diferentes expresiones en sus rostros, no puedo ser más patética.

Emely toma mi mano y me lleva de manera apresurada fuera del restaurante. Subimos a su auto e inmediatamente dejo salir los gritos que había estado ahogando.

Emely me ve preocupada pero no dice nada, no hay nada que decir, nada se puede hacer para mejorar una situación como esta.

-Lo voy a matar - susurra mientras pone el auto en marcha.

Me hago un ovillo en el asiento y dejo salir todo mi dolor. Mi garganta arde, mi pecho duele y mi corazón se estruja cada que pienso en Richard, en como creía que era un hombre perfecto, y en como me traicionó de una manera tan cobarde.

¿Cómo pudo hacerme esto?

Nos casaremos en unos días, he estado  trabajando mucho en esto.

No soy conciente de que hemos llegado a la casa, hasta que Emely me acaricia la cabeza luego de abrir la puerta del copiloto y me pide que baje.

Bajo del auto e inmediatamente Emely abre la puerta de la casa, corro a mi habitación. Ella corre detrás de mi llamando mi nombre, pero hago caso omiso hasta llegar y lanzarme sobre mi cama, a la vez que mis gritos aumentan. Me meto debajo de las sábanas y lloro todo cuanto puedo.

- Eidel, no estás sola. Yo estoy aquí para tí, mamá y papá también llegarán pronto - se sienta a mi lado, mamá y papá no deben enterarse de esto - porsupuesto no les diré nada hasta que tú quieras - agrega - sé que es un momento... demasiado difícil, ni siquiera puedo imaginar el dolor, la tristeza y decepción que debes estar sintiendo en estos momentos, pero por favor, no te pierdas.

Tras decir eso se va de la habitación, y aunque agradezco sus palabras no puedo pensar en ellas en este momento.

En mi corazón solo hay dolor y tristeza. En mi mente miles de pensamientos que buscan descifrar el porque de la situación. Y en mi cuerpo dolores punzantes que buscan recordarme el hecho de que esto no es un mal sueño producto de una pesadilla, si no la pura y desagradable realidad.

La Novia de Rojo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora