Capítulo 8

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╰┈➤ ❝ [Mugrosa] ❞

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-¿Cómo te atreves a nombrarme?

-Relájate, Tom -Digo sin mirarlo con la esperanza de que no note mi nerviosismo, es la primera vez que lo veo desde esa noche -Hablábamos de Mattheo, tú no eres tan relevante.

-¿Qué quieres?

Darle la espalda no es una de las mejores decisiones que puedo tomar pero es lo único a lo que me aferro, puedo enfrentarlo si no lo veo.

-Eso debería preguntarte yo, ¿Se te ofrece algo?

Intento jugar con mi cómoda revolviendo el rejunte por todo el plato enfocando mi atención en el tenedor y no en él.

-¿Qué podría querer de alguien como tú?

-Tú dime, hemos estado en el mismo círculo social durante cinco años y jamás me has hablado ¿Por qué ahora?

-Mencionaste mi nombre.

A pesar de no conocerlo sé que es una persona arrogante y egocéntrica, cualquier cosa que pudiera estar relacionada con él era suficiente para que se acerque e intente poner orden.

-¿Solo por escuchar eso crees que puedes hablarme? Mejor busca un libro para aprender a coquetear, querido -No lo pienso dos veces antes de decirlo y cuando caigo en cuenta de las palabras que salen de mi boca siento como agarra mi cabello para jalarlo hacia atrás con fuerza.

La fuerza que usa al tirar de mí es inimaginable, jamás creí que tuviera la habilidad necesaria para tirar de mí cabeza hacia atrás dejándome con la mirada clavada en el techo.

-Debes aprender a cerrar la boca, niña -Susurra a la altura de mi oído aprovechando la posición en la que me mantiene inclinada.

Jamás me he dejado intimidar por los demás aunque con él es diferente , es la primera vez que tenemos una interacción real y no permitire que también sea la primera vez humillandome.

No sé de dónde sale mi valentía cuando me doy la vuelta ignorando el dolor de mi cuero cabelludo para quedar enfrentada a él, su mirada se mantiene fría y su agarre no se suaviza en ningún momento.

El ardor en mi nuca es tan intenso que suelto un pequeño quejido del dolor antes de agarrarlo por la corbata y acercarlo a mí en un pequeño intento por amenazarlo.

Aunque la forma en que se mantiene pacífico me permite comparar su comportamiento. Ahora, a centímetros de su rostro, noto la diferencia entre él y los demás.

Si pongo a Draco como ejemplo puedo decir que cada vez que alguien lo intimidada él se asustaba al instante creyendo que realmente iban a lastimarlo.

Thomas es distinto, a pesar de tenerlo agarrado de la corbata ahorcándolo, su rostro se muestra impasible. Podría estar apuntando mi varita en su cuello y la única mueca que bailaría en su rostro sería gracia, él cree que nadie es capaz de enfrentarlo por su apellido.

En Busca De Tus LatidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora